donostia – En Donostia, explica Arizaga, "la única especie que cría entre nosotros de manera significativa es la gaviota patiamarilla".
Existen también "dos especies, escasísimas, con una pareja en cada caso para todo Gipuzkoa, que son la gaviota sombría y el gavión atlántico". "En paso y en invierno tenemos otras especies de gaviotas diferentes, que no crían aquí, como son la gaviota reidora, la gaviota argéntea, la gaviota cáspica y otras", añade el representante de Aranzadi.
Arizaga sabe muy bien de lo que habla, ya que Aranzadi lleva trabajando con la gaviota patiamarilla desde 2005, publicando numerosos artículos en revistas científicas e, incluso, habiendo elaborado dos tesis doctorales.
Las gaviotas pueden llegar a vivir hasta 36 años en libertad, aunque su vida media en este entorno oscila entre los 11 y 20 años.
Son animales carroñeros y depredadores y su alimentación incluye la pesca, la carroña, la depredación de huevos, insectos, lombrices de tierra y residuos. En Donostia, este último ingrediente no está ya a su disposición en los vertederos.
Según informa Sergio Fernández, de Salud Pública del Ayuntamiento, hay estudios desarrollados en Gipuzkoa que muestran que en el periodo de cría las gaviotas basaban su dieta en descartes pesqueros y basura orgánica, en un porcentaje de 25% y 60%, respectivamente.
Con el cierre de vertederos y la prohibición de descartes de pescado, en Euskadi las gaviotas han tenido que buscarse la vida y cambiar de rumbo hacia otros vertederos u otras fuentes de alimentos, de ahí que acudan en ocasiones a las playas en busca de restos de comida y "se atrevan a indagar en los interiores de las bolsas o intenten arrebatar pan de las manos".
"Acuden a donde saben que van a encontrar sustento y es fundamental no dejar residuos en las playas ni fuera de los recipientes de basuras", recuerda Fernández, abundando en lo señalado por el representante de Aranzadi. "Las gaviotas deben buscar su comida en los recursos naturales, no en los recursos que les ofrecemos voluntaria o involuntariamente", subraya.
Según los avistamientos de Aranzadi, la presencia de la gaviota patiamarilla en más frecuente hasta julio, con una dispersión máxima de 117,6 kilómetros, cuando otras especies efectúan migraciones muy largas.
Por lo tanto, tampoco resulta descabellado, señala Fernández, pensar que algunas de las gaviotas "que buscan comida a partir de julio pueden estar de paso en su periplo migratorio".