Tesoro inconfundible de la costa guipuzcoana, Getaria es un pintoresco pueblo conocido tanto por su rica herencia marítima como por su vibrante cultura. Famoso por ser la cuna del explorador Juan Sebastián Elkano y del renombrado diseñador Cristóbal Balenciaga, combina su glorioso pasado con una moderna vitalidad.
Este enclave marinero, con su puerto tradicional, sus viñedos de txakoli y su gastronomía exquisita, continúa siendo un punto de referencia cultural y turístico, atrayendo a miles de visitantes que buscan sumergirse en su historia y disfrutar de su espectacular belleza natural. Con el aire salado del mar Cantábrico en nuestros pulmones y la brisa fresca acariciando nuestras caras, nos preparamos para adentrarnos en la indomable Getaria.
Un retrato único de la vida marinera
Aunque parezca sacado de una postal, el puerto de Getaria no solo destaca por su encanto, sino por ser el culmen de la tradición en el que los barcos pesqueros se balancean suavemente con las olas, mientras los pescadores se encargan de sus redes. Se trata de un escenario de vida marina en su máxima expresión, donde se puede sentir la conexión entre la ciudad y el mar.
Además, desde el mismo, es posible contemplar el reconocido Monte San Antón, apodado cariñosamente por sus habitantes como El Ratón de Getaria, por su distintiva forma.
Subiendo al Monte San Antón
Emprender la subida al mismo es una espectacular idea, pues se trata de una colina que ofrece una vista panorámica espectacular de Getaria y sus alrededores. El camino, rodeado de vegetación y ambientado con el sonido constante del mar de fondo, es un deleite para los sentidos. A medida que se avanza en su ascenso, la vista se vuelve cada vez más impresionante.
Desde la cima, es posible observar la infinita extensión del Cantábrico, la ciudad descansando a nuestros pies, y en la distancia, otras localidades costeras.
En lo alto nos acercamos al faro, recortado en una vista inigualable de la costa y el océano. Como no podía ser de otra manera, caminamos por un sendero que serpentea entre acantilados y vegetación hasta llegar a su icónica estructura. El horizonte se despliega en toda su majestuosidad, mezclando el azul del cielo con el del mar.
Siendo este un enclave en el que todo parece detenerse en una calma absoluta y bajo la atenta mirada del faro, testigo eterno del paso del tiempo. Encargado de guiar con su luz inquebrantable, ha sido un símbolo de esperanza y orientación para los marineros a lo largo de los siglos.
La Iglesia de San Salvador
Descendemos del Ratón de Getaria para dirigirnos hacia su corazón histórico, la Iglesia de San Salvador. Este majestuoso edificio gótico del siglo XIV es uno de los tesoros arquitectónicos de la localidad. En su interior, los techos altos y las vidrieras coloridas crean un ambiente de reverencia y contemplación. Famosa por su peculiar inclinación, resultado de haber sido construida sobre un terreno irregular, emana una imponente atmósfera de serenidad y belleza.
El Museo Cristóbal Balenciaga
A unos pasos de la iglesia, nos topamos con el Museo Cristóbal Balenciaga, un tributo al ilustre modisto original de Getaria. Considerado uno de los grandes maestros de la alta costura, Balenciaga revolucionó la moda con sus diseños innovadores. El museo alberga una impresionante colección de sus creaciones, que nos permiten apreciar la evolución de su estilo y su impacto en la moda global a través de sus exposiciones.
La Playa de Gaztetape
Continuamos nuestro camino hasta la Playa de Gaztetape. Este tramo es perfecto para un paseo relajante acompañado del sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla y el aroma salino llenando el aire. Con su arena dorada y aguas cristalinas, la playa se convierte en el lugar ideal para descansar y disfrutar del enigmático entorno.
Una visita a San Juan Sebastián Elkano
Nuestra siguiente parada no podía ser otra que el imponente monumento a Juan Sebastián Elkano, el reconocido navegante nacido en Getaria que completó la primera vuelta al mundo. Orientada hacia el mar, esta estatua es un claro recordatorio de los logros marítimos de nuestros antepasados exploradores.
La Calle Mayor y el casco antiguo
Adentrándonos en su casco antiguo, nos encontramos con la Calle Mayor, una vía estrecha y adoquinada que nos transporta a épocas pasadas. Las casas de piedra, con sus balcones llenos de flores y puertas de madera tallada, nos hablan de la historia y cultura de esta ciudad. Repleta de tiendas de artesanía y pequeños comercios locales que nos invita a descubrir productos locales y tradicionales, destacamos sus tabernas como los lugares ideales para probar las delicias gastronómicas de nuestra querida Euskadi.
La playa de Malkorbe
Nuestros pasos nos llevan hasta la Playa de Malkorbe, donde las olas invitan a un baño refrescante y la arena fina nos motiva a embaucarnos en un paseo descalzos. Recomendamos sentarse en la playa para disfrutar del sol y la brisa marina, mientras el sonido del agua nos envuelve en una sensación de paz y bienestar.
Nos despedimos de Getaria con el corazón en la mano y cargados con la riqueza de experiencias ofrecidas por este encantador pueblo. Desde sus vistas panorámicas y monumentos históricos hasta sus delicias culinarias y la hospitalidad de su gente, esta localidad guipuzcoana nos ve marchar tras habernos permitido conectar con la historia y cultura de Euskadi de manera muy profunda y significativa, pero con la promesa de volver algún día.
LA RUTA DEL VINO TXAKOLI
Si algo caracteriza, aparte de su arquitectura, a este peculiar enclave guipuzcoano denominado Getaria, es su gastronomía y sus rutas de pintxos, los cuales no pueden dejar de ir acompañados de otra bebida que no sea un vaso de txakoli, su vino blanco por excelencia. Famosas por su producción de txakoli, recomendamos realizar una visita a sus bodegas locales, donde nos recibirán con una cálida hospitalidad. Durante la visita, aprenderemos sobre su proceso de elaboración, desde la cosecha de las uvas hasta el embotellado. El recorrido culminará con una degustación de txakoli, donde apreciaremos sus notas frescas y afrutadas que, con su ligera efervescencia, es el acompañamiento perfecto para los mariscos y pescados de la región. Como platos representativos destacan el pulpo a la parrilla, las gambas a la plancha, y por supuesto, el famoso rodaballo de Getaria, con el que cada bocado es una completa celebración de los espectaculares sabores de nuestro mar.