La fundación Naturklima indica que Gipuzkoa cuenta con veranos diez días más largos que hace medio siglo, concretamente, dos días más por década desde el año 1971. Además, señala que, a final de este siglo, la temperatura subirá 4 grados con respecto a las registradas en el último cuarto del siglo pasado.
En un informe sobre la evolución de la temperatura en el territorio dado a conocer este jueves, Naturklima desgrana que, en los últimos 50 años, se ha registrado un ascenso del orden de 0,24 ºC por década. En lo que al periodo estival se refiere, la subida es de 0,3 ºC cada diez años. Esto ha provocado que, año tras año, las olas de calor y un aumento progresivo de las llamadas noches tropicales (con mínimas que superan los 20 grados) sean más numerosas.
La fundación para el cambio climático señala como referencia para establecer el principio del verano en su informe el periodo no anterior al día 1 de mayo en el que la temperatura máxima durante una semana completa es igual o superior a la media de las temperaturas máximas diarias registradas entre los días 18 y el 24 de junio del periodo comprendido entre 1981 y 2010. En cuanto al final del verano, se delimita estableciendo la misma fórmula, siempre antes de día 31 de octubre. Por esta razón, el aumento en la duración del verano no implica que el mismo comience en junio o finalice en octubre.
El informe recoge ejemplos concretos: mientras la temperatura media en la década de los 80 del siglo pasado era de 18,0 °C en la estación meteorológica de Igeldo y de 20,1 °C en la de Malkarroa, en Hondarribia, en la última década (2011-2020) ha sido de 18,9 °C y 20,9 °C, respectivamente, lo que supone un incremento de 0,9 °C y 0,8 °C, respectivamente, en las últimas 4 décadas.
"Tenemos veranos más largos y más calurosos que hace 50 años, y en el presente periodo estival estamos comprobando las consecuencias en forma de olas de calor y de incendios, principalmente”, ha destacado el diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, que ha recordado que el cambio climático tiene su efecto en la salud de las personas. A este respecto, Naturklima hace referencia a las islas de calor,un fenómeno que se dan en las áreas urbanas como consecuencia de "la dificultad de disipar el calor acumulado durante las horas nocturnas"." Su causa principal es la mayor acumulación de calor en las zonas densamente construidas, lo que provoca picos extremos de calor en verano que pueden suponer un problema para la salud de la población, especialmente la más vulnerable", explica. Esto contribuye también al incremento de las noches tropicales. En Hondarribia, por ejemplo, pasaron de cuatro entre 1971 y el año 2000 a siete entre 1981 y 2010.
Ante esta tesitura y a fin de luchar contra el calentamiento global, el departamento de Medio Ambiente intensificará “el impulso de la transición ecológica a través de políticas sostenibles, inclusivas, igualitarias y justas que no permitan que nadie se quede atrás ni resulte más afectado por los efectos del cambio climático", ha subrayado Asensio.