La Real Sociedad venció este domingo al Girona (3-5) en Montilivi, en un partido muy abierto y correspondiente a la séptima jornada de Liga. Las propuestas valientes de ambos equipos chocaron entre sí y propiciaron un encuentro de ida y vuelta en el que la mayor pegada blanquiazul desequilibró la balanza. Este es el análisis táctico de la contienda.
Minuto 73. Los txuri-urdin ya ganan 3-4. Y van a apretar arriba así, con emparejamientos al hombre en todo el campo aún a costa de desestructurarse. AZUL: defensa. ROJO: centro del campo. NEGRO: delantera. Partido de locos en Montilivi.
Apretar así no es malo. Simplemente es arriesgado. Y además queda la sensación de que Imanol no hizo ascos a un duelo tan abierto. Sí le molestó otra cosa distinta: la falta de contundencia al defender este tipo de acciones (ejemplo: Aritz no hace falta en la contra del 3-2).
1. BUENOS PRIMEROS 15 MINUTOS. La Real arrancó bien, ejecutando un plan inicial que ilustra esta captura: atraer la presión alta del Girona, salir con los laterales muy bajos para provocar el salto de los carrileros locales, y buscar la espalda de estos escorando a Brais-Merino.
Y el equipo también también buscó recepciones interiores en otro espacio interesante, el sector izquierdo a la espalda del doble pivote Romeu-Aleix. Con Riquelme bajando a la medular para que el Girona defendiera en 5-3-2, los catalanes se habían situado así en el Villamarín (jornada anterior).
Así que Gorosabel fue principal vía de salida para intentar que Merino (o Kubo cayendo a la mediapunta) recibieran luego en esos espacios naranjas.
Sin avasallar, la Real dio continuidad a sus posesiones y controló bien el primer cuarto de hora, escogiendo además una presión coherente con las características de sus futbolistas. Visto el esquema del Girona, Imanol podía haber ido a apretar con Zubimendi de tercer central...
Pero el míster entendió que Castellanos y Vallejo iban a dibujar una especie de doble punta (así venía sucediendo con Reinier) para que Riquelme bajara a recibir, y prefirió que a este le persiguiera (hasta donde se ve en la imagen) un centrocampista como Zubimendi.
Así optó por presionar la Real, con Zubimendi emparejado con Riquelme, aún abriendo la puerta a los envíos largos del portero local al espacio naranja para las diagonales de Castellanos.
Pero estuvo bien Aritz gestionando esos envíos directos y el equipo completó unos notables quince primeros minutos.
2. PUNTO DE INFLEXIÓN. El panorama cambió, poco antes del 1-1. Fue interesante esta maniobra del Girona dando más movilidad a Vallejo, estático de inicio en el sector de Pacheco (su par). Castellanos fija centrales y Zubimendi ya tiene a dos jugadores (Riquelme-Vallejo) en su zona.
Festival de recepciones de espaldas de Riquelme. ¿Bien o mal defendido por Zubimendi? Desde nuestra óptica, a Martín le faltó contundencia. Pero también hay que dar valor al rival: jugadorazo. (Obsérvese la posición de Vallejo y la persecución a la que obliga a Pacheco)
La acción de la captura previa termina con robo del propio Zubimendi y pase claro de Merino a Kubo (solo) que no acaba de ser preciso. Lo dicho en el arranque del análisis: correr riesgos también genera ocasiones. Pero empata el Girona con Riquelme-Vallejo doblando amenaza a Martín.
Obviamente, luego hay que meterla por la escuadra. Pero esa situación de uno contra dos parece hacer dudar al pivote realista, que llega unas centésimas tarde a la presión a Riquelme y se come el caño previo al golazo.
3. BUENA REACCIÓN. Tras el empate y el rápido 2-1, el Girona tendió a retrasar unos metros su bloque y la Real sacó a relucir personalidad y herramientas para ir a por la remontada. Volvió a recurrir, por ejemplo, al 3-4-3 que le vimos ante el Espanyol, con Aihen en salida de tres.
Continuó intentando poner el anzuelo a la presión alta rival (de fases más contadas con el Girona en ventaja) para buscar en largo a un Kubo escorado a la izquierda de forma casi permanente.
Y cuando tuvo que hacer frente ya a un adversario completamente hundido en su campo, abrió el terreno de juego con laterales e interiores para que Silva y los movimientos interiores del propio Kubo hicieran daño por dentro. El equipo encontró así el 2-2.
4. OTRA VEZ A REMOLQUE. Un nuevo 'regalo' tras el descanso propició el 3-2, y la Real tuvo que volver a remar en desventaja. Exploró opciones ya analizadas y esta otra que también había puesto en práctica en el último partido, abriendo al máximo a los dos puntas Sorloth y Kubo.
Repetimos imagen (esta muy poco después de la anterior) para ilustrar cómo los carrileros locales quedaban 'anclados' por noruego o japonés, lo que dejaba libres a Sola-Aihen. Ambos laterales txuri-urdin ganaron protagonismo y estuvieron en el origen de los goles tercero y cuarto.
5. IDA Y VUELTA. Con 3-4, el partido, ya descontrolado en varias fases previas, terminó de romperse La Real siguió valiente en la presión en primera instancia, ajustada a una nueva realidad. Zubimendi había pasado a emparejarse con Yangel (relevo de Vallejo) y Aritz con Riquelme.
6. FASE FINAL. El retoque que implicó ya ceder más campo al Girona fue la réplica de Imanol al cambio a 4-3-3 de los catalanes. El míster recurrió también a un 4-3-3 que en defensa mutaba a 4-4-2 y permitía tapar bandas con lateral, extremo y la ayuda fuera de pivote.
Conclusiones
Partido difícil de analizar. Su contexto abierto complica opinar sobre las razones por las que pasaron las cosas. Pero aquí van unas cuantas sensaciones.
- Parece, con la valentía mostrada por la Real, que a Imanol no le incomodó ese panorama de ida y vuelta, con sus pros y sus contras incluidos. Lo visto luego le da la razón, porque en las áreas se impuso la calidad txuri-urdin en la definición. Victoria.
- El Girona también generó, obviamente, porque tiene buenos mecanismos para salir de las presiones rivales y mucho nivel en varias parcelas. Equipo y jugadores interesantes. Aunque la Real contaba con ello.
- El problema para el equipo txuri-urdin estuvo en que, además de las situaciones provocadas por las características del partido y el nivel del contrincante, mediaron también errores que pudieron costar caros en forma de otro resultado final y que facilitaron las cosas al adversario.
- ¿Pero hasta qué punto algunos de esos fallos no se vieron motivados también por la situación? Zubimendi en el 1-1, Aritz en el 3-2... Les faltó un punto de agresividad en el duelo. Sin embargo, llegaron a este algo tarde tras dudas generadas por el contexto del partido. Fue un duelo especial en el que la productividad ofensiva tampoco puede disociarse del sufrimiento en defensa.