Muy a su pesar, Gisèle Pelicot se ha convertido en símbolo de la lucha contra la impunidad en la que siguen actuando muchos agresores sexuales. Aunque quizá podría haber habido penas mayores, la condena sin paliativos a su exmarido y a quienes, con la connivencia de este, la violaron durante años mientras estaba drogada ha sido celebrada casi de forma unánime. El “casi” es doloroso y significativo. Si buscan en perfiles individuales o colectivos de la derecha, encontrarán un oprobioso silencio.
#MerçiMadame
Entre quienes sí corrieron a mostrar su alivio (¿o era alegría?) porque, por una vez, parece haberse hecho justicia, las expresiones de gratitud a esta mujer de Avignon han sido una emocionada constante.
Así, la veterana publicación del Partido Comunista de Francia L’Humanité le dedicaba una poderosa portada con imagen de su trabajado rostro en blanco y negro y una apostilla de dos palabras que no hace falta traducir: “Merçi, Madame”.
#PersonOfTheYear
Enmienda a la revista ‘Time’
También ha hecho fortuna en las redes una versión con mucha intención de la portada de la revista Time en la que se anunciaba que el designado como “persona del año” era el reelegido como presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En la adaptación, la imagen que aparece es la de Pelicot. La abogada feminista Charlotte Proudman la difundía junto a esta frase: “su lucha es un grito de guerra contra la epidemia de violaciones”.
#ElRostroDeLaDignidad
Contra el silencio
Junto a la gratitud por su valentía, las miles de muestras de apoyo subrayaban que, gracias a ella, se establece un antes y un después de las denuncias de agresiones machistas, especialmente en lo tocante al silencio impuesto a las víctimas.
El exlider de los laboristas británicos Jeremy Corbyn lo expresaba así en un mensaje con miles de visualizaciones: “Hoy apoyamos a todas las supervivientes de la violencia sexual y nos oponemos a los sistemas que las intimidan para que guarden silencio”.
#ElMonstruoEsÉl
El violador e instigador de las violaciones es Dominique
Un dato para la reflexión es que la inmensa mayoría de las fotografías que han acompañado las informaciones del proceso judicial han sido las de ella. Tiene su sentido desde el punto de vista de la comunicación, pero resulta llamativo el contraste respecto al número de instantáneas del violador e instigador de las violaciones, Dominique Pelicot. Duele incluso que la víctima lleve, casi a modo de estigma su apellido. Un puñado de cuentas de X han querido mostrar, con muy buen criterio, el rostro del monstruo. Ahí lo tienen.