¿Qué diferencia hay entre el Instituto Gogora que dirige usted y el que dirigió Aintzane Ezenarro?
Desde luego, no voy a hablar de personas porque no es mi estilo. Creo que cada director le da su impronta. En mi caso, la diferencia puede venir porque estoy en un ciclo de arranque. El anterior ciclo se cerró para Gogora en 2023 con la aprobación de la nueva ley de Memoria histórica y democrática. Y no es cuestión de personas sino de la propia evolución de los acontecimientos.
Replanteo la pregunta. ¿Qué va a ser distinto respecto a la anterior etapa?
Hasta ahora, de alguna forma, Gogora se había centrado en la identificación y enumeración de la violación de los Derechos Humanos de diferentes tipologías, tal como recogen la ONU o la Corte Penal Internacional, y en la identificación y enumeración de todas las víctimas vinculadas a cada una de esas violaciones de los Derechos Humanos. Eso ha sido un trabajo grande, importante, que ha ocupado los últimos diez años. Sin embargo, a mí me gustaría centrar el esfuerzo -y esto es algo complementario, no excluyente en absoluto- en una visión más cualitativa, que consiste en explicar el contexto que generó estas violaciones de Derechos Humanos.
Coincidiendo con su llegada, hubo una polémica con la elección de los miembros del consejo de expertos. EH Bildu llegó a decir que Gogora dejaba fuera a las víctimas de la violencia del Estado.
No voy a entrar en polémicas, pero o EH Bildu no entiende cómo funciona el Parlamento o no entiende cómo funciona la ley de Memoria que ellos mismos aprobaron. En esa ley se establece que el consejo está formado por cinco personas. Si se presentan seis, una queda fuera. Es cuestión matemática. No es Gogora quien decide los nombres. Los proponen los grupos parlamentarios y salen los candidatos que han tenido más respaldo. No hay más.
¿Que la elección se haga en el Parlamento, aunque resulte más democrática, no puede implicar estar al albur de las mayorías de cada momento o que haya un sesgo político en las personas que componen el consejo?
No creo que haya sesgo. Tenemos tres profesores universitarios y dos víctimas. Está representado el conocimiento y están representadas las víctimas. Todas las víctimas. No excluimos a ninguna. En el plan de actuación que aprobamos a principios de este mes quedó claro con un planteamiento incluso más ambicioso que el que teníamos hasta ahora.
Relaciones con el Memorial de Gasteiz
En sus primeros pasos como director se ha apreciado la determinación de mejorar las relaciones con el Memorial de Víctimas del Terrorismo de Gasteiz.
Creo que eso es cosa vuestra. Parece que mediáticamente daba más juego. Yo esto siempre lo he enclavado en la más absoluta normalidad. Durante este tiempo he tenido infinidad de reuniones con representantes de organismos de memoria de otros lugares y eso no ha tenido tanto relieve. Sí es verdad que me une una muy buena relación a personas del Memorial a las que conozco desde hace muchos años, pero eso no hace que deje de ser otra de las instituciones con las que mantengo contactos.
En todo caso, ¿tiene sentido que en un país como el nuestro, que tampoco es muy grande, haya dos instituciones que tengan el mismo objetivo teórico?
Esto nos llevaría mucho más del espacio que tenemos en esta entrevista. Pero, resumiendo, son dos entidades distintas. Una es un memorial, como su propio nombre indica, y nosotros somos un instituto. La función del memorial es recordar a las víctimas del terrorismo. La nuestra es contribuir a la investigación y a la difusión de las cuestiones que tienen que ver con la memoria en su totalidad. La ley por la que se creó Gogora nos mandata para investigar la violencia política desde la guerra civil hasta 2011, con el final de ETA. Y aunque nuestro propio nombre nos lleva a subrayar el recuerdo, hay que dejar claro que, además de la memoria, hay otros dos pilares básicos de nuestra actuación, que también están en la denominación oficial: la convivencia y los derechos humanos.
¿Cree que el trabajo que hacen llega a la sociedad? Ese debería ser uno de sus retos.
“ Tenemos un problema de ‘naming’. Gogora no solo es memoria. También convivencia y Derechos Humanos ”
Por supuesto. Lo dije el otro día en el Consejo de administración: el primer objetivo de Gogora tiene que ser ocupar el espacio que le corresponde en la sociedad. No porque la sociedad nos haya echado, sino porque quizá no hemos sido proactivos a la hora de explicar nuestra misión. Nos hemos centrado mucho en enumerar las violaciones de Derechos Humanos, que es algo que debemos hacer y seguiremos haciendo, pero nos hemos olvidado del otro pilar, que es el de la convivencia. Ahí deberemos incidir.
De cara a llegar a la sociedad, quizá una de las reflexiones que haya que hacer es sobre el interés de estas cuestiones para la ciudadanía. A veces, se diría que da por amortizado todo lo que tiene que ver con el pasado reciente y con la convivencia.
Tanto como amortizado... No, yo no usaría esa palabra. Una de las cosas que sí nos ocurre es que hay una enorme polarización. Una parte del espectro político insiste en reconocer a las víctimas del franquismo mientras otra parte dice que eso hay que dejarlo ya y pasar página. Al mismo tiempo, los papeles se cambian, y hay una parte del espectro político reclama el recuerdo de las víctimas de ETA mientras que es la otra la que dice que hay que pasar página. Eso hace que muchas personas estén aburridas del enfrentamiento y no quieran tomar parte ni por unos ni por otros. Simplemente, no se sienten concernidas.
Las generaciones más jóvenes
Si eso pasa con la sociedad en general, con las generaciones más jóvenes es algo todavía más acusado. Muchos jóvenes ni conocen lo que pasó... ni les importa.
“ Cuando a los jóvenes les contamos cómo fue el pasado, su reacción es totalmente positiva ”
Pero cuando conseguimos llegar a ellos, el retorno es espectacular. Lo vemos en la respuesta al programa Herenegun en los institutos. Ahí se nota la sed de saber, la sed de entender. Es como si tuvieran desordenadas las piezas de un puzle. Cuando les explicas lo que pasó desde una perspectiva pedagógica -también desde una perspectiva ética-, completan el puzle. Por eso debemos incidir en el trabajo con la juventud.
¿Ha dejado de haber recelos sobre los contenidos de Herenegun? Siempre había alguien a quien le sobraba algo y le faltaba algo.
Bueno, eso es algo que va con nosotros, lo de quitar y poner... Lo importante es que tenemos que llegar a más colegios porque, como digo, el resultado es muy satisfactorio.
En su intervención en la primera reunión del Consejo de Gogora que presidió, el lehendakari Imanol Pradales volvió a abogar por una memoria sin exclusiones. ¿Seremos capaces de conseguirla?
“ El monopolio de la memoria solo existe en los regímenes autoritarios. No podemos imponer una sola visión ”
En una sociedad democrática, es fundamental que la diversidad se refleje también en la forma de ver el pasado. Pero hay una condición imprescindible: todas las visiones deben basarse en el respeto absoluto a los Derechos Humanos. Y ninguna de ellas puede justificar o relativizar el uso de la violencia o la conculcación de los derechos más básicos. Hay otra condición, que es que todas las visiones sobre el pasado deben conllevar una apuesta por la convivencia. Nadie puede pensar que su visión del pasado es mejor que las demás. El monopolio de la memoria solo existe en los regímenes autoritarios.
Memoria selectiva
Desgraciadamente, algunas de esas visiones son inmutables y no aceptan la de enfrente. Sigue habiendo gente que denuncia los asesinatos del 3 de marzo en Gasteiz pero que justifica los de Hipercor y otros tantos.
–Eso es lo que más me duele. En la víspera del último 3 de marzo, leí en prensa un artículo que hablaba solo de la violencia policial y olvidaba expresamente la de ETA. Tenemos que romper con la polarización. Nuestra memoria debe ser reflexiva y rigurosa para acabar con los dos bloques contrapuestos.
¿Qué se le pasó por la cabeza cuando, en el homenaje a Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, la madre de este pidió a los representantes de EH que se fueran?
“ EH Bildu se comporta como el mal estudiante que se salta capítulos del libro y acaba suspendiendo el examen ”
Lo primero, que el dolor no tiene límites. ¿Cómo no entender a una persona que ha perdido un hijo? Tuve la oportunidad de charlar con los representantes de Bildu que fueron invitados a marcharse, y creo que ellos mismos comprendían los motivos. Posteriormente, reflexioné y llegué a la conclusión de que no vale saltarse capítulos en la lectura de cualquier libro. Los malos estudiantes van siempre a los capítulos finales del libro porque creen que los primeros ya se los saben y, al final, suspenden. Todos los capítulos son importantes.
Si les dice esto a los dirigentes de Bildu, le responderán que ellos ya han hecho todo lo que tenían que hacer y que son otros los que deben dar pasos.
Quizá yo tenga una visión más optimista y sí espere nuevos pasos. De todas formas, si consideran que ya han hecho todo lo que tenían que hacer, creo que hay una parte muy importante de nuestra sociedad que cree que todavía tienen mucho por hacer. Y es cierto que parece que sus resultados electorales hacen pensar otra cosa, pero yo estoy convencido de que muchas personas piensan que no han dado todos los pasos. Insisto en que muchos de nosotros creemos que se están saltando capítulos del libro de nuestro pasado.
Esta realidad convive con otra: el PP (y no digamos Vox) sigue utilizando el comodín de ETA en la refriega partidista. ¿También aquí es optimista y piensa que dejará de pasar pronto?
“ Una parte de la derecha sigue tratando de manipular y de aprovecharse de la memoria sobre ETA ”
No. Aquí no soy nada iluso. Tenemos una derecha que, contrafactualmente, sigue insistiendo en que Bildu es ETA y el nacionalismo democrático es ETA. Todo, por un interés ruin que pretende manipular la memoria y, lo que más me preocupa, provocar un enfrentamiento entre las víctimas, como si unas tuvieran más derechos y más legitimidad que otras. Por eso, una de las labores fundamentales de Gogora es poner a las víctimas en el centro. A todas las víctimas, independientemente de quién haya sido el victimario.