Iñaki Osa Goikoetxea y Unai Lekerika, finalistas del Winter Series

Iñaki Osa Goikoetxea y Unai Lekerika pusieron este lunes rumbo a la final del Eusko Label Winter Series de cesta punta a punto del infarto. Porque la semifinal ante Johan Sorozabal e Imanol López fue emocionante, bien jugada y con ingredientes de sobra para acabar en la retina de los 1.850 espectadores que llenaron hasta la bandera el Jai Alai de Gernika. Y se decidió tras el 4 iguales en desempate. ¡Qué más se puede pedir! No cabía ni un alfiler en las gradas y se gozó de un espectáculo de primera categoría. Pocas veces se han visto momentos de tanta calidad en los últimos años como los disfrutados este lunes en La Catedral de la cesta, especialmente en el inicio del choque, que no tuvo mucho peloteo pero sí intensidad, ritmo y caviar a raudales. El respetable despidió en pie a los cuatro gladiadores. Delirio. Ambientazo.

Deleitó el zumaiarra en su penúltimo partido como profesional, pues otro de los aderezos del duelo –y quizás el más importante por su trascendencia como pelotari en el siglo XXI– era disfrutar de su epílogo. El guipuzcoano estuvo soberbio, sobre todo, en el primer joko. Se despedirá en la final. No podía haber un cierre mejor. Emocionó Lekerika, el hijo del pueblo, buscando dos paredes imposibles desde el cuadro once y encontrando oro con su derecha. Metió pelotas imposibles cuando pintaban bastos, desatascó con riesgo y animó a su compañero en instantes de duda. Lo suyo, salga o no, es pura personalidad. Honesto hasta el tuétano. Apóstol del espectáculo. Son finalistas después de montarse en la montaña rusa de un gran descorche, un segundo set de bache y sobrevivir al tercer episodio.

Y Johan y López, lo contrario. Polos opuestos. El de Biarritz entró entonado, pero no fue capaz de quitar a sus rivales, mas sus problemas con el saque le pasaron factura. Un detalle: iban ganando 2-4, pero el mejor tramo de los colorados transformó el luminoso en un tortuoso 11-4; un palo de Lekerika les dio la alternativa y el lapurtarra cometió una doble pasa que les condenó. El primer set finalizó 15-8 con sensación de un poderío colorado prácticamente inabarcable.

Dos caras

Sin embargo, el paso por el vestuario, con el agua al cuello, desencadenó al menor de la saga de los Sorozabal. Johan, elegante, sacó a relucir una versión sin complejos. López aprovechó el bote y buscó el centro de la cancha para descerrajar a sus rivales. Goikoetxea y Lekerika se desdibujaron de repente. Zozobra. Naufragio. Navegaron con un 1-8 para empezar a hablar. En un par de parpadeos se les fue el pie. Del cielo al infierno. Cometieron siete errores entre los dos y remaron a contrapelo sin opción de darle la vuelta. 9-15 inapelable.