Polideportivo

Gran Premio Miguel Indurain: un ataque demoledor de Nys

Crónica / El joven belga del Lidl Trek sentencia la carrera en el alto de Ibarra
Thibau Nys cruza en solitario la meta del Paseo de la Inmaculada.
Thibau Nys cruza en solitario la meta del Paseo de la Inmaculada.

El mito Induráin, el ciudadano Miguel, bendijo en Estella-Lizarra la salida de la clásica que lleva su nombre y apellido, la marca de uno de los más grandes de la historia. Esperó después con paciencia y la sabiduría intacta en el podio para saludar a Thibau Nys, que honró su memoria con una victoria estupenda. El belga estrenó el curso en carretera después de contar cinco victorias en ciclocross, donde le moldeó su padre, Sven, un gran especialista en el barro. Nys hijo es un prodigio en esfuerzos cortos y explosivos, en rampas que exigen determinación y potencia. Pura dinamita, Nys enmarcó su decimosegunda victoria del palmarés con un ataque demoledor. De mecha corta, Nys estalló con todo en el repecho de Ibarra para personarse en solitario en la meta de Lizarra.

En el retrovisor dejó una estela de humo y los escombros de los favoritos, dislocados por el estruendo del belga, superlativo. Nadie pudo domarle, caballo desbocado. Nys fundió a todos en la subida y completó un descenso sin mácula, apoyado en el báculo de la técnica que concede el ciclocross. Un kamikaze que aterrizó con finura, señalando al cielo, subrayando su victoria. Además, a su espalda, cuidaba de él Bagioli, colega de equipo. Molenaar, segundo, estaba pinzado por el ímpetu de Nys y el marcaje de Bagioli, testigo de la conquista de Nys. Un chupinazo. Alex Aranburu, quinto, solo pudo escuchar su eco.

La fuga de siempre

El campeón de los cinco Tours posó con la humildad y la elegancia de siempre para arropar los dorsales navarros que recorrerían las arterias de la carrera de casa. Por esas carreteras, las nubes grises estucando el cielo, debatiendo con el sol, maniobró con entusiasmo Jambaljamts Sainbayar, el ciclista mongol del Burgos-BH, el primero de su país en llegar a estas latitudes del ciclismo. Sainbayar se subió a la fuga de siempre, donde se acomodó con Xabier Isasa, el único vasco presente de los ocho aventureros, entre ellos Jesús Herrada, que madrugaron para colorear una clásica dura.

La escapada alcanzó una renta considerable mientras el joystick del pelotón lo intercambiaban el UAE, el Jayco o el Kern Pharma, rabioso el equipo navarro tras quedarse fuera de la Vuelta. La rozadura del enojo también laceró a Del Toro, desconectado, y a Adrià, que se rasparon en una curva.

El vibrante final

A medida que la clásica adquirió volumen y decibelios, el balance contable para la fuga era menguante. El final estaba escrito, aunque Charmig ondeó la bandera del orgullo. Igor Arrieta se erizó en la rampa de Ibarra en el penúltimo paso. Mostró la cresta. El navarro convocó la respuesta de Schmid, que comprendió que Arrieta no bromeaba. El frenesí tomó por la pechera la clásica, que se lanzó, bramando. Florecieron algunos de los favoritos.

La carrera tomó otra dimensión en Eraul y su aduana. Izagirre, dos veces campeón, revoloteó alrededor de McNulty, el último vencedor. Se cruzaron las miradas aviesas de la desconfianza. Daniel Martínez abría la comitiva. El punto de fusión lanzó a McNulty en el mismo lugar en el que despegó el pasado curso. Izagirre le contestó de inmediato. En el descenso trazó mal y se descolocó. Aranburu, Van Gils, Iribar, McNulty, Schmid y otros iniciaron un baile diabólico, que no se detuvo hasta las fauces de Ibarra, donde estalló Nys, un chupinazo en el GP Induráin. Otros estallidos se esperan hoy en el Tour de Flandes, que mide en un duelo Monumental a Pogacar y Van der Poel y donde Van Aert busca la redención.

2025-04-07T06:09:03+02:00
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