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“Ha sido un verano muy anormal; no solo por el calor extremo; jamás antes había visto escarcha en julio”

El responsable de la Agencia vasca de Meteorología afirma que el calentamiento de la Tierra es un hecho incontestable y cree que en el futuro, incluso en el “oasis vasco”, “habrá menos agua disponible”
Aranda
Aranda

Todos tenemos en mente que este verano ha hecho mucho calor, pero ahora me dirá que otros años también lo ha hecho, que 2003 fue más caluroso y que no ha habido nada nuevo. 

–Sí que hay cosas nuevas, sí. Este verano ya empezamos en mayo con una ola de calor muy temprana, cosa que antiguamente era muy extraña. Antes de lo que es el verano meteorológico, que es junio, julio y agosto, ya tuvimos una ola de calor. Y en el verano, tenemos tanto en junio como en julio, dos olas de calor muy llamativas, en las que hay efemérides en muchas estaciones, tanto en temperaturas altas extremas, como en mínimas nocturnas, también muy altas.

¿Y eso ya les llamó la atención?

–Y en medio, algo muy significativo: el 1 de julio tenemos una situación de frío, con cielos despejados, en las que varias estaciones están por debajo del grado centígrado: un 1 de julio, que es de los días más largos del año. Eso yo no lo había conocido nunca y voy a hacer 62 años y llevo en Euskalmet desde 1988. Ese día, salí de casa con dos grados centígrados y vi en una de las parcelas con escarcha encima de la hierba. Yo nunca había visto escarcha en julio. La había visto a finales de agosto, en septiembre, pero en julio jamás.

¿Y esto no son hechos aislados?

–Pero no se acaba ahí el tema. De tener un junio cálido, julio también, sino que en agosto tenemos también un periodo de temperaturas muy altas. Claro, esas temperaturas de junio y julio, muy cálidas, hacen que se dé una circunstancia muy llamativa: se adelanta mucho la cosecha, se seca muchísimo, incluso pierde calidad, valor y producción, la de cereal especialmente. Se seca muchísimo toda la vegetación, y se da el caso de que coincide una época de gran calor, con una vegetación muy, muy, muy seca y eso provoca que haya varios conatos de incendio.

No se puede decir que lo que hemos tenido este verano va a ocurrir siempre a partir de ahora, pero sí vamos a tenerlo cada más veces

Los incendios...

–Pero hay otro factor que llama la atención. Hemos tenido un montón de situaciones este año en las que se nos ponía una baja en la zona de Portugal, que es la que nos traía el calor del sur. Y lo que ha hecho mucho daño es que no solo nos ha mandado calor, sino que nos ha mandado viento. Y ha coincidido, días de cosecha, con una vegetación sequísima, especialmente en el sur de Araba y de Navarra, por supuesto, y además coincidiendo con las cosechadoras trabajando.

¿Cómo surge ese fuego?

–Claro, las cosechadoras no quieren hacer fuego, está clarísimo, pero es muy fácil mientras cosechas, golpear a una piedra y que salte una chispa o que toque con los hierros, que están algunos casi al rojo vivo, cualquier hierba y se encienda el fuego. O los bajos de un coche, que toque una hierba de estas.

¿Dice que los bajos de un coche pueden provocar un incendio?

–Claro, claro. Un motor muy caliente, que esté en un ambiente anormalmente cálido, puede suponer que una paja que está totalmente seca, cuando estás a 40 grados, te coja fuego en ese momento. Incluso en un sitio como es el oasis vasco para incendios forestales, veíamos que la peligrosidad era bestial, con lo cual obligó a las administraciones a tomar medidas que normalmente no quieres tomar, porque normalmente limitan a la ciudadanía o a los trabajadores. ¡Pero era una situación de tantísimo riesgo! Ya no es solo peligro de que se produzcan incendios forestales, sino que no los puedas apagar. Y ese es el motivo de que se adoptasen medidas tan drásticas.

¿Cuándo se tuerce todo?

–Habíamos llegado a mayo con un estado de los embalses óptimos, con el suelo bastante mojado y muy buena situación, pero tantos días con viento y tanto calor seca muchísimo. Y sin precipitaciones, ha hecho que hayamos llegado a una situación del verano muy seco en todo Euskadi, especialmente al suroeste. Cuanto más al suroeste más seco y cuanto más al noreste, más normal.

Es más probable que el próximo invierno se comporte de una forma cálida; lo dice la estadística

¿Podemos decir entonces que en el norte de Gipuzkoa el verano ha sido más normal?

–Sí, pero la normalidad es muy relativa. No ha habido una normalidad como la que suele ser en la distribución de las precipitaciones. No, no. La gran parte de la precipitación fue casi en 24 horas. Fueron esos días de mediados de julio en los que llovió muchísimo en zonas Navarra y de la linde de Navarra con Gipuzkoa. Y a eso si le sumas que hemos tenido de media un 20% más de horas de sol, pues tienes una verano totalmente anormal, ayudado además por una temperatura del agua del mar que ha estado casi siempre entre 23 y 25 grados, con lo cual, claro, a las noches había una altísima temperatura, especialmente en la costa.

¿Estamos viendo los efectos del cambio climático?

–Una cosa es la teoría del cambio climático y lo que nos está diciendo es que la Tierra se va a ir calentando. Es una teoría que se saca a través de modelos meteorológicos, que son simplificaciones de la realidad de la Tierra. Y esos modelos están diciendo prácticamente todos que la Tierra se está calentando por efecto de la influencia humana.

¿Y la realidad lo confirma?

–Hombre, estamos observando un calentamiento en la Tierra y no hay absolutamente ninguna duda de eso: pero no sabemos qué porcentaje es humano, y cuál es natural. Es que puede ser un 80% natural y solo 20% humano. Pero no pienses solo en ese 100%, porque podría ser que sea un 180% humano, y un -80% natural. Es decir, que la naturaleza, en vez de calor, hubiera tenido frío por sí sola.

Se ha llegado a oír este año que con todo lo caluroso que ha sido este verano, va a ser el menos caluroso de de los que viene. ¿Qué opina?

–Ya te digo que no. Tendremos todavía veranos fríos. No se puede decir que lo que hemos tenido este verano va a ser lo que siempre va a ocurrir, ni mucho menos, pero lo que sí va a pasar es que esto lo vamos a tener cada vez más veces. Seguiremos teniendo veranos normales y algunos incluso fríos, pero cada vez será más común tener veranos muy cálidos y extremos, que es lo que estamos teniendo. Y los otros serán cada vez más infrecuentes. Eso es probablemente lo que ocurra.

Predecir que dentro de seis días va a llover en tal sitio, es un error; esa precisión jamás se alcanzará, ni en las próximas generaciones

¿Es un ensayo lo que hemos hecho este año?

–Probablemente sí, y dentro de algunas décadas, los que vivan, experimentarán situaciones todavía más duras de las que hemos vivido este año. Eso dice la teoría científica.

¿Qué le preocupa más el calor o la sequedad?

–El calor, de eso no hay ninguna duda de que se está calentando la Tierra y se va a seguir calentando con una probabilidad altísima. Pero donde no se ve una serie muy clara es en la precipitación. Pero no hace falta que cambie la precipitación, para que, aumentando la temperatura como está aumentando, tengamos menos agua.

José Antonio Aranda

José Antonio Aranda

¿Por qué?

–Porque al subir la temperatura, tenemos más evapotranspiración. Los ríos van a llevar menos agua en el futuro y va a estar menos disponible. Independientemente de que baje o suba la precipitación, vamos a tener menos agua.

Así que a usted también le ha chocado la crudeza de este verano.

–Ha sido muy exagerado el verano. Pero no solamente porque un momento determinado alcanzara esa temperatura, sino por la cantidad de olas de calor, por la duración de las mismas, por la cantidad de insolación, por la poca precipitación, por todo. Hemos tenido un verano muy, muy, muy anormal.

¿Que sea un verano anormal puede llevarnos a un invierno con más probabilidad de que sea anormal?

–No, cada estación y cada periodo se comporta de una forma aleatoria, en función de muchos parámetros. El que hayamos tenido mucho calor en verano, no significa que vayamos a tener mucho frío en invierno, para nada; es más, si yo tuviera que apostar, es más probable que se comporte de una forma cálida.

¿Por qué?

–Porque todos los últimos inviernos se están comportando de una forma cálida y al final la estadística trabaja. Y eso es el cambio climático.

Y la estadística pesa.

–Pues claro que pesa. Pero eso no significa que un día no pueda nevar. Claro que puede nevar, pero cada vez van a menos las nevadas. Cada vez hace menos frío, cada vez hace menos heladas, y poco a poco se va notando que los días de temperatura fría extrema son cada vez menos;_en cambio, los días de alta temperatura extrema cada vez son más. Y eso es el cambio climático. Cuando haces una estadística, se ve un pequeño incremento de situaciones de calor, y un pequeño decrecimiento de situaciones de frío.

Siempre ha sido usted muy cuidadoso con las predicciones meteorológicas a más de 7 días vista, ¿por qué? ¿No funcionan?

–Hay situaciones en las que se ve con bastante claridad que a siete días o diez días, vienen cambios. Pero ese cambio hay que dejarlo de una forma muy genérica. Si alguien quiere decir que dentro de seis días va a llover en tal sitio, está metiendo la pata hasta el zancarrón. Eso jamás se alcanzará. No digo nosotros, ni las próximas generaciones. La atmósfera es caótica. En Euskadi, acertar lo que va a pasar a un mes vista y cómo se va a comportar el tiempo, o dices unas generalidades bestiales, o sino, la probabilidad de fallar es más grande que la de acertar.

Intentar controlar el clima lo considero ciencia ficción, al menos durante décadas; no hay conocimiento suficiente y la peligrosidad de ese tipo de actuaciones está ahí

Hemos visto a los chinos fabricar nubes para que llueva. ¿Podremos cambiar el clima en un futuro mediante la tecnología?

–Intentar controlar no el clima, sino la situación meteorológica, se lleva intentando hacer desde siempre. Si vamos a varios milenios, a base de rezar a quien fuera. O en la edad media, tocando las campanas de los pueblos. Pero desde un punto de vista un pelín más científico, se ha lanzado yoduro de plata en muchísimos sitios del planeta, para intentar que las granizadas no sean tan severas. Y que haya muchos núcleos de condensación en las nubes para que el tamaño de los granizos sea más pequeño, etcétera. ¿Con los núcleos de condensación se cambia el funcionamiento de una tormenta? Sí.

¿La teoría dice que sí?

–Claro, sí es posible que lo cambien, pero no sabes cómo lo ha cambiado. El clima se cambia plantando árboles, haciendo un tratamiento diferente del suelo, de las aguas, plantando diferentes cosas y con diferentes albedos. Albedo es el porcentaje de radiación que refleja un suelo. Tú tienes una ciudad toda pintada de negro, de asfalto, y esa ciudad se va a calentar un montón. Por contra, una ciudad con un montón de parques, de árboles que están evaporando agua, con superficies blancas, se va a comportar mucho mejor desde el punto de vista de isla de calor.

¿El que Euskadi sea un territorio verde con una superficie arbolada del 55% entonces nos beneficia?

–Y con el mar cerca, pues mucho mejor. Y que vivimos en un clima muy templado. También tenemos ventaja en esa tema. Si fuésemos un clima mucho más extremo, pues probablemente estaríamos ya en una zona más árida, como le pasa a otras zonas de la península.

Si el lehendakari le pidiese opinión sobre estas técnicas para intentar alterar el clima, ¿qué le diría? 

–Yo diría que no. Lo tenemos que hacer de otra forma. Sí lo considero ciencia ficción en muchas décadas. ¿Que se puede hacer? Por supuesto, pero la peligrosidad que tienen esa tipo de cosas está ahí. Por ejemplo, si tu inyectas sulfatos en la troposfera, arriba, se quedan durante un montón de años y refleja la luz del sol. Es lo que hacen los volcanes cuando pegan un petardazo bueno.

¿Está diciendo que podría tener consecuencias inesperadas?

–Todavía no hay conocimiento suficiente para decir los pros y las contras de estas cosas, con lo cual cuidado con este tipo de actuaciones.

¿Un mensaje final?

–Cada uno de nosotros somos responsables de lo que está pasando y es necesario que cambiemos la perspectiva de lo que es la Tierra y el estilo de vida que estamos teniendo, especialmente en el primer mundo. Ese día que nos demos cuenta de que somos responsables de lo que sucede, podrá empezar a cambiar.

El verano, en cifras

El 2º más caluroso tras 2003

De toda la serie histórica de Euskalmet, el de 2022 ha sido el segundo verano más caluroso después del de 2003. La temperatura media en el litoral se ha situado entre 21 y 22 grados. El desfase es cercano a dos grados respecto a la media.

Junio no ardía así desde 1975

La ola de calor entre los días 16 y 18 de junio, fue la más temprana e intensa al menos desde el año 1975. Excepto en puntos del litoral y de montaña, prácticamente toda la vertiente cantábrica se situó por enciam de los 40 grados centígrados.

El quinto año más seco.

Se trata de uno de los veranos más secos de los últimos años, aunque por detrás de otros aún más secos, como los de 1986, 1991, 2005 y 2012. Las precipitaciones en Gipuzkoa se mantuvieron en la media habitual de cada verano, pero se concentró casi todo en 24 horas de grandes precipitaciones, especialmente en el noroeste del territorio. En Araba llovió un 30% menos que la media.

89 avisos y alertas.

Se han emitido 64 avisos amarillos, 20 alertas naranjas y 5 alarmas rojas, relacionadas básicamente con episodios de calor y su derivada, un alto riesgo de incendios forestales.

Granizo de 5 centímetros.

El 3 de junio, descargaron en Gipuzkoa intensas tormentas que vinieron acompañadas de granizado de hasta 5 centímetros de diámetro en algunos puntos de Araba y municipios de ciertos los valles guiupzcoanos de Deba y Oria. 

Rozando los 0 grados en julio.

La madrugada del 1 de julio, se registraron temperaturas anormalmente bajas, debido a una vaguada de aire frío en el Golfo de Bizkaia, unida a los cielos despejados, Los termótmetros cayeron a 0,4º en los montes de Iturrieta.

máxima histórica cav

44,8 es la máxima en Euskadi.

En agosto de 2012 se registró una temperatura máxima de 44,8 grados en la Elorrio (Bizkaia). Este verano, la máxima se dio en la estación de Gardea (lLaudio): 43,6 grados. 

Gipuzkoa superó los 42 grados en junio y julio.

El 18 de julio, ,en un episodio de calor que duró desde el día 11 al 18, en Arrasate se registró una máxima de 42,9 grados. Un mes antes, el 18 de junio, se alcanzaron los 42,3 en Ibai Eder (Azpeitia), 42,2 en Behobia (Irun) y 42,1% en Alegia. 

Tórrida noche de agosto.

El 11 de agosto, en Hondarribia (Higer) se registró una mínima superior a los 25 grados. Esa madrugada las temperaturas se mantuvieron por encima de los 20º en todas las zonas, salvo las de transición.

2022-09-26T14:05:03+02:00
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