El 13 de noviembre de 2002, el buque petrolero 'Prestige' sufrió un accidente cuando navegaba frente a las costas gallegas con 77.000 toneladas de crudo en su interior. Lo que ocurrió en los siguientes días marcó la historia medioambiental de todo el litoral del Cantábrico. La primera decisión fue alejar de la costa el buque accidentado, que sufría una vía de agua. Sin embargo, el 19 de noviembre el barco se partió en dos, se hundió y provocó una gran marea negra que tiñó la costa de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, además de varias zonas del litoral portugués y francés. En total, más de 1.130 playas se contaminaron y murieron más de 200.000 aves marinas.
La imagen de esas aves envueltas en chapapote es una de las imágenes que no puede olvidar Lino Astobieta, voluntario de 'Ekologistak Martxan' y que durante unas tres semanas estuvo limpiando galipote de las costas gallegas. Entrevistado en Onda Vasca, Astobieta confiesa que estos días atrás ha estado "dándole vueltas a la cabeza, a ver qué me acordaba. Han pasado 20 años y estoy entre la memoria y el olvido".
Lino Astobieta tenía 40 años cuando decidió unirse a los autobuses que desde Euskadi salieron hacia Galicia para "ayudar en lo que hiciera falta". Recuerda que "al principio, nos costó un poco reaccionar, pero luego montamos unos turnos especiales en la oficina de Ekologistak Martxan para atender las llamadas de la gente que quería aportar algo como voluntario. Creo recordar que hubo bastante solidaridad y fraternidad en ese momento: 200, 300 o igual más personas que se apuntaron en un listado". Después, a través de la plataforma 'Nunca Mais', desde Galicia, se organizaron los autobuses para ir un fin de semana a limpiar.
“ El mar traía manchas de chapapote y tenías ganas de ponerte a trabajar y quitarlo ”
De lo vivido en la costa gallega, Astobieta se queda con "la marea blanca que hizo frente a la marea negra". Rememora que hubo mucha gente trabajando desde las marisqueras hasta los voluntarios o los miembros del ejército. Destaca "esa sensación de intensidad: veías cómo el mar traía esas manchas de chapapote y las ganas que tenías de ponerte a trabajar y quitarlo; esas ansias de ayudar, de limpiarlo todo."
Visto desde hoy, Lino Astobieta cree que sí fueron conscientes de que estaban viviendo un momento histórico. "Teníamos que estar allí en ese momento. No sé si es una frase muy obvia pero yo sí tengo ese recuerdo de tener que estar allí, por lo menos, personalmente, mi razonamiento era "me da igual si tengo trabajo aquí o no, lo dejo todo y me voy". Pero tenía ganas de ir organizado. Después, me quedé allí con la gente de Protección Civil pero, en principio, fui con Ekologistak Martxan". Concluye: "lo tenía claro, había que estar allí y había que limpiar aquello como fuese".
Astobieta no ha notado ninguna consecuencia en su salud tras participar en aquella limpieza masiva: "se habló mucho en su tiempo.... estar ahí con el chapapote, respirarlo... pero la verdad es que no he notado nada. Era tal la ansiedad que teníamos nosotros de quitar las manchas... -por supuesto, íbamos con los monos, las botas, precintos, con los guantes, etc- pero la verdad es que ni en el momento ni a lo largo del tiempo he notado afección de ningún tipo."
20 años después
Astobieta es muy crítico con la gestión que en 2002 realizó la administración de este desastre medioambiental. Critica las palabras del entonces portavoz del Gobierno Español, Mariano Rajoy, quien llegó a asegurar "salen unos pequeños hilitos" de las grietas del barco. Lino Astobieta asegura que le sigue indignando "esa respuesta por parte de la administración y esa respuesta por parte de quien estaba gobernándonos".
“ Todavía me sigue indignando la respuesta de la administración y las declaraciones de quienes estaban gobernando ”
En este sentido, el voluntario de Ekologistak Martxan pone en valor el trabajo que realizaron los ciudadanos, los marisqueros y los arrantzales. "Era impresionante cómo se trabajaba, a qué ritmo y a qué niveles... y con el chapapote que es una cosa bastante pegajosa, por decirlo de alguna manera". "Mis recuerdos es de la gente, cuando salíamos, ver los trajes blancos que estaban ennegrecidos, quitarte las botas, los guantes... la gente con la cara manchada, el pelo... esa marea blanca en las playas limpiando... Todos esos monos blancos luchando contra lo negro que veníamos del mar. Para mí esa es la imagen icónica".
Lino Astobieta cree, sin embargo, que no hemos aprendido nada de lo sucedido. "Han pasado 20 años y las multinacionales y las administraciones han cambiado sus mensajes, con algunos proyectos 'green', pero es maquillaje. Yo no veo ahí gran cosa. Habrá quien se lo crea, pero yo no lo veo".