Con las subidas de las temperaturas la tentación de darse un baño en la playa sube, algo que en los últimos años se ha complicado en la costa vasca debido a las medusas por un lado y a las algas tóxicas por el otro.
La primera vez que el alga tóxica se hizo notar en Euskal Herria fue el verano de 2021, con más de 120 bañistas afectados, solamente, en la costa guipuzcoana. La especie se llama Ostreopsis y tiene dos variantes en el Cantábrico, Ostreopsis Siamensis y Ostreopsis CF. ovata, ambas tienen origen en las aguas tropicales y necesitan de 20 a 21 ºC para crecer.
En Gipuzkoako Kale Nagusia de Onda Vasca hemos hablado con Sergio Seoane, profesor de ecología del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV, sobre este microalga ni nos ha explicado cuáles son los posibles motivos por los que estén en la costa vasca. "Las corrientes tienen mucho que ver en la llegada de las algas, también la subida de temperatura del agua del mar y, un posible foco, puede ser también el vaciado de las aguas de lastre de los barcos que vienen del trópico".
Seoane está participando junto con otros investigadores de Bizkaia e Iparralde en un estudio, que comenzó en enero, para entender la especie y poder anticipar su comportamiento en el futuro. "Por el momento no podemos anticipar si este verano habrá problemas con las microalgas o no" explicaba el investigador que, nos contaba que el pico máximo suele darse a mediados de agosto, cuando las temperaturas son más cálidas.
Por otra parte, lo que han podido averiguar es que el alga no siempre suelta la toxina que provoca la urticaria o los problemas respiratorios en las personas que entran en contacto en ella; "En 2022 y 2023 tuvimos en las playas guipuzcoanas una alta concentración del alga pero no tuvo efecto en sanidad, porque no siempre sueltan toxinas, al final se trata de un proceso metabólico que necesita unas condiciones, así, que haya especie no tiene por qué ser malo del todo", explicaba Seoane que, confesaba, todavía se desconoce qué provoca que suelten o no esas toxinas. "Eso es lo que queremos estudiar, no solamente cuándo tenemos más concentración de la microalga sino también qué condiciones ambientales son las que producen más toxinas para meter todo en un modelo y poder prevenir cuándo va a darse un episodio". El estudio transfronterizo comenzó en enero de 2024 y finalizará en 2026.
No se puede poner puertas al mar
Preguntado por posibles medidas de prevención, Seoane nos decía que no se le pueden poner puertas al campo y, mucho menos al mar por lo que es imposible bloquear su llegada. "Son microalgas de 30 micras de tamaño" para verlas hace falta un microscopio, aunque, pueden intuirse en algas más grandes como un "moquillo rojo". El investigados nos contaba que en lagos de Estado Unidos, ante plagas de este tipo "suelen cubrir parte del lago para evitar la luz que las algas necesitas para proliferar, pero eso aquí es imposible".
Aún y todo, Seoane hacía un llamamiento a la tranquilidad "no es una toxina mortal, provoca urticaria y algún problema respiratorio, pero el efecto varía en base al tiempo de exposición" por lo que en caso de sentir algún síntoma se recomienda salir del mar y aclararse el cuerpo.