Triunfa en redes sociales con su casi medio millón de seguidores solo en Instagram a través de su cuenta @javiercordura, y cada vez que saca nuevo libro sus seguidores y lectores corren a las librerías para hacerse con un ejemplar. Pero una cosa que pocos saben es que además tiene familia en Euskadi. De su nueva aventura literaria y de muchas cosas más ha querido hablar con nosotros Javier Castillo.
Le vemos mucho en redes sociales, como padre de familia muy feliz. ¿Cómo se mete en la literatura en esos rincones tan oscuros?
-(Risas). Yo creo que precisamente por ser padre de familia hace que me plantee un montón cuáles son mis mayores pesadillas, y las escriba también como un modo de ahuyentarlas. ¿No se dice que si cuentas un deseo no se te cumple? Esto es igual. Si lo cuentas en alto, ojalá no suceda. E intento escribir sobre lo que me aterra. En este caso, la desaparición de Daniel Miller, un niño de siete años, en los 80, superdura y que además se queda durante treinta años sin saber nada de lo que pasó.
Anímicamente a los lectores nos afecta leer este tipo de cosas. A usted, darles forma, aún más si cabe, ¿no?
-Sí. El proceso de escritura dura como un año, y en ese año hay como momentos de acabar derrotado, llorando a mares, preguntándome por qué me meto en esto, por qué me estoy abriendo tanto... Y al final es muy poderoso. Pero yo creo que es lo que hace que funcione, que cuando vuelcas todas tus emociones en una historia se nota entre líneas. Vas leyendo y aunque lo que ocurra sean hechos, esas emociones se notan en la manera en que lo cuentas.
Conocemos mucho su literatura, pero si tuviera que explicarle a alguien que jamás ha leído un libro suyo cómo es su forma de escribir, ¿qué palabra escogería?
-Yo lo llamaría escritor de un laberinto dramático. Es como escribir un laberinto en el que no sabes hacia dónde vas, pero con mucho drama dentro.
Lo que está claro es que tiene enganchados a los lectores, que esperan cada publicación con ganas. ¿Cuál cree que es el secreto para engancharles tanto?
-Sinceramente, no lo sé (risas). Yo intento escribir libros que a mí me gusten, que me llenen, y obviamente tienen componentes concretos. Tienen un arranque poderoso y emocional, una gran pregunta sin respuesta, y personajes casi que te arrollan por cómo hablan o se expresan. Te cogen de la camisa y te arrastran dentro del libro.
Hemos tenido tiempo de conocer a Miren y a Jim, de empatizar con ellos... ¿Cómo es para usted ahora despedirse de ellos?
-Ha sido más duro de lo que yo pensaba. Cuando planteé los libros en 2019 yo dije que iban a ser tres libros, pero en el momento en que lo estás escribiendo dices: “Ostras, que nunca más voy a pensar como piensa Miren. Nunca voy a sumergirme en sus emociones...”. Es como intentar arrancarte un órgano del cuerpo y saber que vas a funcionar sin él. Da vértigo, y al mismo tiempo yo creo que era necesario sentir que su historia se cerraba y se sanaba de algún modo. Quien lo lea ojalá descubra esa sensación.
Es como despedirse de un amigo, o en su caso incluso de un hijo, ¿no?
-Y de una pareja que sabes que funciona. Tienes una relación que funciona, que estáis superbién juntos, pero tenéis que poner distancia. Y esto es un poco así.
¿Más allá de poner el punto y final ha hecho algo para decirles adiós como se merecen?
-Bueno, cuando escribí el epílogo sentí que quería estar solo, que no quería estar con nadie. Ese día escribí como hasta las tres de la mañana, y estaba solo en el despacho y ese momento final fue quedarme un rato en silencio mirando la pantalla, como incrédulo de lo que acababa de pasar.
Además, un elemento que vemos mucho en sus novelas es el componente periodístico. ¿En otra vida se imaginó siendo periodista?
-Me hubiera encantado ser periodista en otra época. Además, yo creo que habría sido de esos periodistas que duran un mes en cada redacción porque no me callaría (risas). Al menos en este Periodismo actual, en el que hay líneas editoriales claras y no se le da tanto valor a la verdad. Yo creo que el Periodismo sincero es el que se aprende en la Universidad. Y yo creo que en realidad la figura del personaje de Miren es una bandera roja diciendo: “Oye, que este Periodismo debería existir, y es muy importante para un país”.
Además de en la literatura también ha triunfado en Netflix. Ya tenemos primera temporada de La chica de nieve, confirmada la segunda. Como autor, ¿cómo vio la adaptación?
-A mí me encantó. Tuve la suerte de estar muy encima, de participar en todo el proceso, y no es como estos típicos cambios que te llegan por sorpresa, sino que eran cambios todos muy consensuados. Yo creo que es cine de cinco horas.
Tampoco es la primera vez que se acerca a Euskadi, y además tiene familia.
-Sí, tengo familia por Bilbao. Y además es esa familia que uno sabe que es lejana porque se mudaron aquí hace unos años, y es muy bonito, porque tengo la sensación de estar aquí y de estar visitando a mi familia lejana.
Es como un segundo hogar.
-Sí. Además, Bilbao siempre me trata con un cariño increíble. Se come como en ningún sitio. Y la verdad es que Bilbao me apasiona. Justo lo decía, si me mudase creo que me mudaría a Bilbao.
Cuando anunció que venía a Bilbao sus seguidores se volcaron mucho con su llegada. Las redes son todo un impulso, ¿no?
-Te permiten hacer algo que antes era imposible, que es directamente hablar con la gente a la que le importa lo que haces. Y es precioso el poder tener esa comunicación cercana. A mí me encanta cuando recibo un mensaje a las tres de la mañana diciendo: “Acabo de terminar tu libro y estoy llorando”. Es lo más bonito que te puedan escribir, y eso antes era imposible.
¿Qué planes le depara ahora el futuro, tras tantos sueños que ya ha cumplido?
-Pues tengo ganas de escribir una novela ambientada en España, un guion y de terminar un libro infantil que estoy escribiendo. También quiero viajar con mi familia y pasar mucho tiempo con mis hijos.
¿Serán sus hijos los lectores beta de su libro infantil?
-Sí, y Gala (su hija) ha sido casi cocreadora conmigo (risas).
Personal
Nacido en Málaga en el año 1987, el thriller le atrapa. En todo este tiempo ha publicado varias novelas, entre las que destacan la bilogía Cordura, La chica de nieve (adaptada con gran éxito en Netflix) o El juego del alma. De estos es continuación y además cierre su nueva obra, La grieta del silencio, que ha llegado arrasando a las librerías.
Donde también triunfa es en redes sociales, donde podemos encontrarle bajo el nombre de @javiercordura. Aunque, todas sus aventuras de familia las podemos seguir también en @familiacoquetesoficial, donde @modajustcoco (Vero, su mujer) y él postean su día a día como familia numerosa con tres peques.