Tranquilo, optimista y con plena confianza en sí mismo. Así luce Haritz Mujika durante su entrevista con DEIA en las entrañas de Urritxe, donde colgó las botas como jugador en 2019 para convertirse en segundo de a bordo de Iñigo Vélez de Mendizabal. Dos años y medio después, sin verlo venir y sin tener claro si continuará como timonel azul más allá del presente ejercicio, comanda la nave zornotzarra tras aceptar un mayúsculo desafío que le dirige mañana hasta La Romareda. Allí, en territorio maño, tratará de adjudicarse una victoria que se antoja de vital importancia para mantener viva la llama de la esperanza en la búsqueda de la permanencia en LaLiga SmartBank, la cual asoma a nueve puntos de distancia.
Es su tercera semana como técnico del Amorebieta. ¿Cómo lo lleva?
-Bien, poco a poco mejor. La situación es complicada y los dos primeros resultados no han sido los que queríamos, pero contento con el trabajo que estamos haciendo tanto yo como el cuerpo técnico y los jugadores. Estamos intentando que los chavales se motiven y den el resto en los diez partidos que quedan para sacar esto adelante.
¿Le está gustando todo lo que conlleva ejercer como técnico principal?
-Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, porque tienes que tomar decisiones que antes como segundo no tenías que tomar, pero es lo que hay. Cuando cogí el equipo sabía lo que significaba y las consecuencias que tenía.
¿Ha cambiado mucho su día a día con los jugadores?
-No, el día a día sigue siendo bueno y la relación con ellos es buena también. Entrenan muy bien, tienen muy buen comportamiento y en ese sentido no ha cambiado gran cosa.
Su nombramiento y, sobre todo, la destitución de Iñigo Vélez de Mendizabal cogieron a todos por sorpresa. ¿A usted también?
-Sí. Yo tampoco me lo esperaba. Cuando me llamó Asier (Goiria) para decirme que iban a destituir a Iñigo y que habían decidido que cogiera yo el equipo me cogió un poco por sorpresa también, pero al final es ley de fútbol. Como dijeron durante mi presentación, son decisiones que hay que tomar y decidieron hacerlo así. No puedes echar a veintisiete jugadores, así que lo más normal en estas situaciones es cambiar al entrenador.
Dice que le cogió todo por sorpresa. ¿No barruntaba nada?
-No, la verdad es que no. No estábamos sacando los partidos de casa y eso complicaba un poco más la situación, pero yo estaba bien y contento como segundo. Intentaba ayudar lo máximo posible a Iñigo y mi intención no fue en ningún momento llegar a esta situación y coger el equipo.
Como miembro del cuerpo técnico de Vélez de Mendizabal, ¿le pareció justo y acertado su cese?
-Al final es lo que hay. La situación era la que era, la dirección deportiva y el club tomaron esa decisión y, justo o no justo, es fútbol. Son cosas que pasan. Al igual que la gente del club pasó un mal momento a la hora de decirle a Iñigo que tenía que ser cesado, la primera sensación para mí también fue mala al ver que habían destituido a mi primer entrenador. Habíamos vivido muchas cosas juntos y no es algo agradable.
¿Cuál fue su primera reacción cuando Asier Goiria le propuso el cargo de entrenador?
-Al principio tuve mis dudas al carecer de experiencia como primer entrenador, pero me dijeron que querían a alguien que conociera ya al equipo y viendo la confianza que tenían en mí, finalmente di el paso y no dudé. Como dije en mi presentación fui jugador del Amorebieta, acabé mi carrera como futbolista aquí, empecé como segundo técnico y si puedo echar un cable, lo voy a echar siempre.
¿Barajó la opción de irse con Vélez de Mendizabal?
-Si no me llega a decir Asier que quería que fuera el entrenador, sí me hubiera ido con Iñigo. Sin ninguna duda. Y si no estuviera en el Amorebieta, puede ser que también.
No es habitual, desde luego, que un segundo releve en el cargo al primer entrenador.
-En otras circunstancias, si echan al primer entrenador, lo más seguro es que se vaya también el segundo, pero es lo que decía antes. Llegué al Amorebieta como jugador, he vivido muchas cosas aquí, tengo mucha relación con gente del club y si creían que estaba capacitado para ayudar, no les iba a dejar de lado.
¿Contactó con Vélez de Mendizabal antes de tomar su decisión?
-No, porque por mucho que me dijera Iñigo, el que tenía que tomar la decisión era yo.
¿Han hablado después?
-Algo, pero tampoco mucho. Él estaba dolido porque le sorprendió y no hemos vuelto a hablar. Seguro que más adelante hablamos de nuevo, pero ahora mismo yo estoy metido en esto casi sin tiempo y él seguro que querrá despejarse, ver y analizar otras cosas.
Una vez pasado todo, ¿la relación entre ambos ha quedado bien?
-Sí, bien. Sin ningún problema.
En su presentación dijo que no iba a hacer ninguna revolución y no la ha hecho.
-Llevamos dos años y medio jugando con este sistema de juego, la plantilla está plantificada para este dibujo táctico y cambiarlo ahora me parecía un poco brusco por mi parte. Eso no quiere decir que no podamos cambiarlo en un momento dado si así lo decidimos mi cuerpo técnico y yo, pero es un sistema que a mí me gusta, con el que nos sentimos cómodos y con el que venimos haciendo cosas buenas.
¿Ha sentido desde el principio que los jugadores creen en usted para sacar la situación adelante?
-Eso es lo que me han transmitido, que van a intentar dar un plus, ser más agresivos, contundentes e intentar pelearlo mientras se pueda para que el Amorebieta continúe en Segunda División.
Recordando su trayectoria como futbolista, jugó en el filial de la Real Sociedad, pero no llegó a debutar con el primer equipo. ¿Qué le faltó para alcanzar la Primera División?
-Eran otros tiempos. Hablamos de 2001 y 2002, cuando en la Real había muchos extranjeros en la parte de arriba. Estaban jugadores como Nihat, Kovacevic o Karpin. En otros años igual ha habido más opciones para los jugadores de cantera, pero en mi época no llegué a debutar en partido oficial, algo me faltaría que no vieron en mí y no pasa nada. He disfrutado muchísimo con el fútbol jugando en otros equipos.
¿Su intención es seguir al frente del Amorebieta mantengan la categoría o no?
-Todavía no lo sé. Por ahora solo pienso en estos diez partidos de liga que quedan. El resto me queda muy lejos y no sé si voy a seguir como entrenador aquí, si voy a ir a otro lado, si lo voy a dejar o voy a volver a ser segundo de otro entrenador.
Su inicio no pudo ser peor. Debutó en Eibar y a los diez segundos ya iban perdiendo. ¿Qué pensó en ese momento?
-Después de hacer un cambio de entrenador que parece que tiene que ser para bien, empezar con aquel mazazo fue un golpe muy duro, pero la respuesta de los chavales fue muy buena. A pesar de la derrota, el equipo demostró que tiene un fútbol que lamentablemente no pudimos demostrar de nuevo contra el Alcorcón el pasado domingo.
El resultado no, pero la imagen que ofreció el equipo, efectivamente, fue peor ante el colista en Lezama.
-Así fue. No empezamos bien y la presión de jugar en casa y tener que ganar quizás nos atenazó un poco. En la segunda parte sí estuvimos mejor y tuvimos algunas ocasiones para marcar.
¿Cómo se consigue que los jugadores se evadan de esa presión?
-En eso trabajamos durante la semana. Llevamos casi todo el año abajo en la clasificación y jugando atenazados y con miedo está claro que no vamos a salir de donde estamos. Tenemos que soltarnos y disfrutar para, al menos, poder luchar. Si no lo conseguimos, será difícil que sumemos de tres en tres.
En su primera rueda de prensa destacó que los jugadores tenían que hacer borrón y cuenta nueva. ¿Lo han hecho?
-Sí, el borrón está hecho y los chavales entienden que tienen que dar un plus y estar convencidos de que nos podemos salvar.
Quedan treinta puntos en juego y están a nueve de la permanencia. ¿Se necesita un milagro o realmente ve indicios para ser optimista?
-Todos los años hay equipos que van de abajo hacia arriba y otros que van de arriba hacia abajo. Ojalá esté en el grupo de los primeros el Amorebieta y demos la sorpresa. Nadie cree en nosotros, pero el equipo sí confía en sí mismo y tenemos aún diez jornadas por delante para creer.
La batalla con el VAR sí parece perdida.
-Es una barbaridad ya. Se dice en todos los medios de comunicación. Contra el Málaga en Lezama, por ejemplo, nos tocó el árbitro más valiente, porque nadie discute al VAR y en aquella ocasión el VAR le dijo que no era penalti y él decidió que sí. Eso es lo que le pasa al Amorebieta y estamos hasta las narices ya. Todo esto no es excusa, pero sí son cosas que queman y marcan resultados.
Mañana visitan al Zaragoza. Es una plaza complicada, pero a estas alturas ni siquiera les vale el empate.
-Todos los partidos van a ser complicados y más en la situación que estamos, pero hemos ganado en Málaga, otro campo en el que no es fácil vencer y estamos convencidos de que vamos a ganar también en Zaragoza. Es mi convicción e intento transmitirla también a los jugadores. Si ganamos tres, cuatro o cinco partidos podremos reengancharnos para pelear por la salvación.
¿Qué tipo de partido prevé?
-Sabemos que la afición del Zaragoza es muy exigente y más contra el Amorebieta. Se creerán que nos ganarán fácil, 2-0 o 3-0 por cosas que he leído ya, pero conocemos sus debilidades e intentaremos trabajar mucho y bien durante los noventa minutos para intentar ganar.