¿Hasta cuántos días después de caducar se puede consumir un yogur?

El yogur es un alimento presente en las neveras de muchos hogares y que destaca por su amplia caducidad y su alto valor nutritivo. Se puede consumir en el desayuno, entre horas, como postre en la comida o en la cena... Recomendado para niños, adultos y mayores, es rico en proteínas, lo que aporta saciedad y puede formar parte de una dieta saludable para controlar el peso.

Este alimento, que pertenece a la familia de los lácteos, contiene vitamina B, fósforo, magnesio, potasio y probióticos que mejoran la salud digestiva, fortalecen el sistema inmunitario y mantienen un equilibrio saludable de bacterias en el intestino. Por su alto contenido en calcio y vitamina D, beneficia a los huesos y ayuda a prevenir la osteoporosis.

Algunos estudios sugieren que su consumo regular se puede asociar a niveles más bajos de presión arterial, a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y a una mejor salud metabólica.

Fecha de consumo preferente

Con frecuencia escuchamos que no hay problema en consumir los yogures una vez pasados de fecha, pero ¿cuánto tiempo después? ¿Un día, un mes, un año, una década...? Lo cierto es que los yogures no caducan, pero es necesario matizar esta afirmación; tampoco son eternos, sino que tienen una fecha de consumo preferente. Y esto ¿qué quiere decir?

Los alimentos consumidos una vez superada la fecha de caducidad suponen un riesgo para la salud, mientras que, en aquellos que figura una fecha de consumo preferente, esta marca el momento a partir del cual el producto puede perder sus propiedades organolépticas pero sin que exista riesgo biológico.

En el caso de los yogures, tienen un pH muy ácido que suele ser igual o inferior a 4,6 y están elaborados con leche pasteurizada, lo que dificulta la proliferación de patógenos desde el mismo momento de su fabricación.

Sin embargo, la Academia Española de Nutrición y Dietética señala que "después de la pasteurización y pese a guardarse refrigerados, aquellos mohos o levaduras que pudieran haber contaminado el yogur podrían proliferar y generar microtoxinas potencialmente peligrosas". Por eso matizan que la respuesta correcta sería que "los yogures no caducan, pero a la larga sí".

Una mujer, delante de una cámara con lácteos y otros alimentos refrigerados.

Aptos para el consumo

Expertos de este organismo apuntan que se puede comer un yogur hasta 30 días después de su fecha de consumo preferente, siempre bajo la condición de que haya estado correctamente refrigerado (a menos de 8ºC). Sin embargo, a medida que pasen las semanas aumentará la acidez del yogur, perderá consistencia y, aunque seguirá siendo seguro, se volverá menos apetecible.

Puntualizan, además, que el comportamiento de cada tipo de yogur puede ser distinto: mientras un yogur natural perfectamente conservado y refrigerado puede durar hasta 60 días más de la fecha que figura en el envase, en el caso de los yogur de sabores, con frutas, frutos secos o cereales, el tiempo en el que sus propiedades organolépticas se mantienen intactas puede variar según sus ingredientes.

Llegados a este punto habrá que hacer uso del sentido común y, si decidimos consumir un yogur caducado pero huele mal, sabe demasiado agrio o raro o tiene moho o un aspecto inusual, no deberíamos tomarlo.

Los más saludables

A la hora de elegir un yogur, los expertos señalan que los más saludables son aquellos que tienen menos ingredientes añadidos y más nutrientes beneficiosos. Es el caso del yogur natural o del yogur griego sin azúcar añadido, los cuales no tienen azúcares ni edulcorantes artificiales y el griego, además, tiene más proteínas que el resto de yogures.

Si lo que buscas es reducir la ingesta de calorías, elige yogures bajos en grasa o con grasa moderada (2%); los ricos en probióticos beneficiarán a tu salud digestiva y los enriquecidos con vitamina D ayudarán a la absorción del calcio y mejorará la salud de tus huesos.

En resumen, los yogures en vez de una fecha de caducidad estricta tienen una fecha de consumo preferente. Sin embargo, es importante usar el sentido común y evaluar el producto por su olor, sabor y apariencia antes de consumirlo después de la fecha indicada en el envase.