En el colegio Nuestra Señora del Pilar, de Barakaldo, un grupo de animadas niñas hace estiramientos para empezar con sus clases de gimnasia rítmica. Poco después, cogen las cintas y, a entrenar. Gimnasia rítmica y Barakaldo son solo dos enlaces de los múltiples que ha ido generando la asociación Haszten por prácticamente todo Bizkaia hasta llegar a 350 socios y familiares y superar las 760 personas a las que atienden. Son unas cifras tremendas para este colectivo que realiza una labor gigante por la inclusión de las personas con diversidad funcional en la sociedad a través del deporte y la actividad física. Por eso, Haszten es merecedor del reconocimiento de DEIA por su labor social en la gala de esta tarde (19.00 horas, Palacio Euskalduna).
“La inclusión que buscamos es adaptar lo que haya que adaptar para dar una igualdad de oportunidades”, explica Pablo Hernández, el cofundador de Haszten. Es decir, que cualquier deporte lo pueda hacer una persona con diversidad. Es un mantra para esta entidad que, de hecho, propició su nacimiento. “Familias con hijos con diversidad funcional veían cómo en la oferta deportiva de Bizkaia faltaban variedad de disciplinas. Ellos trabajaban en un programa de deporte escolar que se centraba en lo multideportivo y la psicomotricidad y pedían una oferta más amplia. Así que nos pusimos en marcha para rellenar un vacío que existía y que sabíamos que era muy grande”, relata Pablo. La forma de hacerlo también estaba más que decidida. “Teníamos claro desde el principio que había que rellenar el vacío, pero bien: no solo con voluntariado, sino profesionales”, destaca. Es por ello que Haszten cuenta con un equipo de trabajo de 26 personas contratadas y “también con un tejido de voluntarios, ya que su papel también es fundamental”. Por todo ello esta selección campeona es tan grande: boxeo, baloncesto, natación, atletismo, tenis de mesa, pelota… En Eskuinaldea, Ezkerraldea, Durangaldea... “Y ahora estamos entrando en Enkarterri”, desvela Pablo. De 10.