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"Hay niños con labio leporino que necesitan 5 o 6 operaciones en su vida, con el estigma que ello conlleva"

Íñigo Calvo, con el diploma de la Beca Senior del Colegio de Médicos.

Íñigo Calvo Archanco (Buenos Aires, Argentina, 1989) tuvo claro desde pequeño que quería ser médico, pero después le asaltaron las dudas cuando tuvo que decidir qué especialidad esocoger. ¿Traumatología o Maxilofacial? Y al final pesó más que su padre fuese dentista para decantarse por la segunda. Calvo nació en Argentina pero desde los 6 años vive en Tafalla.

Se licenció en Medicina por la Universidad de Navarra y realizó la residencia en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. Hace tres años se incorporó al Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Universitario de Navarra (HUN) y ahora va a viajar a Milán para completar su formación en fisuras labio-palatinas (labio leporino) gracias a la Beca Senior que le ha concedido el Colegio de Médicos de Navarra.

Lo primero, enhorabuena por la beca. ¿Qué es exactamente una fisura labio-palatina?

Muchas gracias. Es lo que se conoce como labio leporino pero fisura labio-palatina es más técnico porque la realidad es que puede afectar al labio, al paladar o a ambos. Se trata de la malformación congénita más frecuente, afectando en España a uno de cada 700 recién nacidos, y puede afectar en la alimentación, la audición o el habla, por lo que los pacientes son valorados por un equipo multidisciplinar.

¿A estos niños se les opera en cuanto nacen?

Dependiendo del grado de complejidad de la fisura a estos niños se les puede operar 5 o 6 veces a lo largo de su vida. A los tres meses se les hace una queiloplastia (operación del labio), a los nueve meses una palatoplastia (operación del paladar); después a los 6 o 7 años una insuficiencia velofaríngea (porque muchas veces no consiguen tragar bien), entre los 9 o 12 años una alveololastia (como les falta hueso en la encía se les hace un trasplante de la cadera); y por último una rinoplastia con 18 años. Esto es en los casos más graves, en los sencillos basta con una o dos operaciones y no se nota estéticamente. Pero en los casos graves conlleva mucho estigma, también para los padres porque surgen dudas de si va a crecer bien, si va a tener problemas de alimentación, etc.

¿Cuándo se sabe que se sufre esta patología?

Ahora hay unas técnicas muy buenas. Con las ecografías 3D de ahora ya se ve con una previsión brutal y se sabe si es unilateral o no o si afecta solo al labio o también al paladar. Está bien también porque así a los padres les explicas la situación y lo van asimilando.

¿Por qué ha elegido irse a Milán?

Como la cirugía maxilofacial infantil es algo tan concreto y meticuloso, quería ir a ver a alguien que fuera TOP. Yo me formé en La Paz en una unidad muy potente y hablé con mis compañeros a ver cuál era la unidad más avanzada en Europa y me dijeron que en el Hospital San Paolo e Carlo de Milán. En dicho hospital se encuentra el servicio Smile-House dirigido por el doctor Luca Autelitano y la doctora Maria Costanza Meazzini, que cuenta con más de 50 publicaciones científicas, todas ellas centradas en pacientes con fisura labio alveolo-palatina. Es un centro de referencia.

Y después la idea es aplicar aquí lo aprendido, ¿no?

Voy a estar allí el mes de enero y luego volveré. Aquí ya operamos a niños desde hace años y los protocolos no serán muy distintos pero todo lo que podamos innovar será positivo. Ellos hacen estudios retrospectivos con 500 pacientes y son pioneros, entonces va a servir para mejorar.

¿Habéis notado el impacto de la pandemia en el servicio?

Sí, lo que más hemos notado es que a nivel oncológico los pacientes venían con los tumores en un estadio bastante avanzado. Hemos tenido varios pacientes con cánceres que ya no se podían operar y tenían que ir directamente a radioterapia. Al final con la pandemia la gente se quedaba más en casa y tardaba en ir a un centro médico. Los más comunes eran los tumores de lengua o de mandíbula.

13/12/2022