La Capadocia turca es una región semiárida en el centro de Anatolia en la que destaca su peculiar paisaje geológico. Su orografía, compuesta de la llamadas tobas calcáreas, unas estructuras verticales de roca, ha adquirido formas caprichosas tras millones de años de erosión y es lo suficientemente manipulable como para permitir que el ser humano construya sus moradas escarbando en la roca en vez de construir viviendas. De esta forma, este entorno está lleno de cavernas, naturales y artificiales, muchas de las cuales continúan habitadas o en las que se construyeron iglesias.
Su espectacularidad le ha dado fama en todo el mundo, pero no es el único paisaje así. En España hay varios ejemplos de ello, tanto por ser un paisaje muy llamativo con tobas de diferentes clases como por ser lugares de asentamiento humanos.
Estos son cinco de ellos que merecen una detenida visita.
Cívica de la Alcarria (Guadalajara)
En la provincia de Guadalajara, en el valle del río Tajuña, entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, se encuentra la pedanía de Cívica, un conjunto de casas abandonadas que forman un paisaje espectacular. Allí, aunque la naturaleza ya había hecho parte del trabajo, a mediado del siglo XX, en las décadas de los años 50 y 60, un sacerdote de u pueblo cercano, Aurelio Pérez, compró parte de los terrenos y dedicó sus ratos libres a excavar y tallar la piedra, a veces con la ayuda de peones contratados, creando pasadizos arcos ojivales de inspiración medieval, balaustradas y otras curiosas formas. Nadie tuvo claro los motivos. Según registros históricos, el paraje fue habitado por eremitas, por judíos sefardíes y por monjes de la orden del temple a lo largo de la historia. Estos últimos construyeron una fábrica de papel, de la que apenas se conservan algunos restos en pie.
En los alrededores de esta particular construcción hay varias tobas, similares a las chimneas de las hadas de Capadocia. Se trata de formaciones de piedra caliza, formadas por la cal de las aguas de los manantiales. Únicamente están activas cuando tienen agua, y sobre su fresco y verde musco salta una cascada de agua muy elegante. Forman parte de la Red Natura 2000.
Bocigas de Perales (Soria)
Este pequeño pueblo del suroeste de la provincia de Soria, en la margen derecha del río Duero, se agrupa en un valle rodeado por una espectacular estructura geológica, unos farallones rocosos de origen kárstico. La erosión ha ido esculpiendo llamativas esculturas rojizas, formando varios grupos de rocas, originadas por la diferente dureza de la roca. Entre los parajes que se pueden recorrer destaca el conocido como la Camarilla de los Moros, una oquedad que cuenta con una puerta picada en la piedra y por la que se dice que se puede llegar a hasta el río Perales.
Bocigas se encuentra en el fondo de un valle que en origen fue el fondo de un lago ya desaparecido y que también ha contribuido a esculpir con sus aguas las rocas del entorno.
Este tipo de paisaje de rocas no es único en la provincia de Soria, también se pueden visitar las formaciones rocosas de Castroviejo, Ambascuerdas o Aguaviva de la Vega.
Las Cuevas de los 100 Pilares de Arnedo (La Rioja)
En Arnedo, capital de la Rioja Baja, se encuentra una peculiar construcción subterránea, las Cuevas de los 100 Pilares, un impresionante complejo rupestre compuesto por más de 100 cuevas excavadas en la roca arcillosa. Se ubican bajo el Cerro de San Miguel y se trata de un conjunto numeroso de estancias y galerías subterráneas comunicadas entre sí.
Se conoce su existencia desde el siglo XI, cuando se data el Monasterio Rupestre de San Miguel, aunque se creer que los primeros pobladores llegaron tras la caída del Imperio romano frente a los bárbaros, cuando los lugareños se refugiaron aquí ante el empuje de los invasores. Desde entonces y hasta medidados del siglo XX han estado habitadas estas cuevas. En la última época era 200 las familias que hacía su vida en estos subterráneos.
En su Centro de Interpretación se puede obtener mucha información de la forma de vida de los antiguos habitantes. Se han recreado las típicas casas donde vivían los antiguos pobladores, en los que destacan un corral, una cocina y un dormitorio.
Las iglesias rupestres de Valderredible (Cantabria)
El valle de Valderredible, al sur de la comuniad autónoma de Cantabria, en los límites con Burgos y con Palencia, alberga la mayor agrupación de iglesias rupestres de toda España, documentándose más de cincuenta iglesias, necrópolis y otras cavernas, con la posibilidad de que muchas más permanezcan sin descubrir. Aunque la mayor cantidad de conjuntos rupestres se encuentran en este municipio cántabro, también se pueden encontrar ejemplos en las provincias aledañas.
Este grupo de construcciones eremíticas, la mayoría de estilo románico, conforman uno de los mejores ejemplos rupestres de España y uno de los más importantes de Europa. La iglesia de Santa María de Valverde es un buen punto de partida para empezar a conocer estas construcciones del valle. El cercano Centro de Interpretación de la Arquitectura Rupestre ofrece al visitante un recorrido divulgativo que aborda el proceso de cristianización de Cantabria, el fenómeno del eremitismo y las prácticas monásticas de la época, las necrópolis y las costumbres funerarias de esos siglos. La apuesta tecnológica, que facilita la comprensión del discurso expositivo mediante visuales, táctiles y sonido, es otra de sus características más destacadas.
El Torcal de Antequera (Málaga)
Sin desmerecer la antigüedad de los asentamientos humanos en la Capadocia turca, el Sitio de los Dólmenes de Antequera, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, en el Torcal de Antequera, un paisaje kárstico de belleza extrema, demuestra que el aprovechamiento de este tipo de terrenos para usos espirituales bien de antiguo, de muy antiguo.
El Torcal de Antequera empezó a formarse hace cientos de millones de años, en un proceso que todavía no ha terminado. Los sedimentos del subsuelo son deformados, comprimidos y empujados hacia la superficie, donde son erosionados por el agua y el viento hasta adoptar su aspecto y forma actual. Entre las formaciones rocosas se encuentran restos de actividad humana prehistórica, como los yacimientos arqueológicos de la Cueva del Toro. Y es que El Torcal ha estado prácticamente siempre habitado hasta el pasado siglo, de la que aun quedan restos de su último poblado.
La mejor forma de visitar el Torcal de Antequera es a través de sus senderos, que llegan hasta los miradores desde los que admirar las vistas panorámicas del lugar. Además cuenta con un Centro de Visitantes que brindarán toda la información que se necesite. Y al igual que en la Capadocia de Anatolia, la posibilidad de verlo desde el aire es una realidad con unos vuelos en globo.