Vitoria – Esther Merino lleva años aunando su afición por la montaña, la Historia y la escritura a través de Pyrenaica, la revista de la Federación Vasca de Montaña. Ahora, Sua Edizioak le ha dado la oportunidad de recoger en un libro los artículos que ha publicado en su blog de montaña y cultura.
¿Cómo surgió la oportunidad de reunir en un libro las rutas que ha ido publicando en los últimos años en la revista 'Pyrenaica'?
–Hace ya tres años que empecé a escribir artículos de castillos que defendieron el Reino de Navarra, en el blog de mujeres de Pyrenaica. A la gente le gustaba porque son sitios a los que puedes ir, no están en el Himalaya. A Sua Ediciones le pareció interesante y me dio la oportunidad de poder publicarlo.
¿En qué contexto histórico se construyeron estas fortalezas que recoge en su libro?
–Estaríamos entre los siglos XI y el XIV, en esa horquilla de tiempo se construyeron los castillos, durante esos siglos hubo castillos que pasaron a manos de los castellanos y en otro momento eran del Reino de Navarra, al que pertenecieron Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. Finalmente, en 1512 el cardenal Cisneros destruyó todos los castillos.
Si tuviera que elegir entre una de las nueve rutas de su libro ubicadas en Álava, ¿con cuál se quedaría?
–Yo he parido los 25 castillos y cada uno tiene su propia personalidad, tiene sus características, una vía de comercio medieval, una calzada que vigilaban, Astúlez por ejemplo tiene la ruta salinera, Beloaga está cara al mar, pero si tuviera que elegir quizá me quedaría con la Cruz del Castillo. Es monte-monte, el capítulo se titula El más alto castillo en la más alta cumbre, estamos a más de 1.400 metros, es el más alto en Euskal Herria.
¿Qué tipo de exigencia física plantean estas rutas? ¿Las puede hacer cualquier persona? ¿Se pueden realizar en familia?
–De las 25 rutas unas son más sencillas, por ejemplo el castillo de Gebara, Zaitegi o Monreal-Elo, en Navarra; pero luego está Unzueta, con más desnivel, la propia Cruz del Castillo o Jentilbaratza, en el que necesitas una cuerda para llegar al roquedo.
El punto común en todas las rutas, por tanto, es el divulgativo.
–Hay que pararse y disfrutar de nuestra Historia, mucha gente no sabe que aquí hay castillos, pero el libro es también una invitación a la montaña clásica, a disfrutar del paisaje y del entorno frente a la velocidad cibernética, a los nervios por llegar a todos los sitios.
¿Cómo se documentó para escribir las explicaciones históricas reflejadas en el libro? ¿Es difícil acceder a este tipo de información?
–La información viene de libros gruesos, te tienes que meter en la biblioteca, pedirlos en el depósito solicitando la numeración, son libros de consulta. Divulgativos hay menos, y de hecho el arqueólogo Iñaki Sagredo que es el especialista en castillos del Reino de Navarra ha escrito parte del prólogo y he consultado todos sus libros, pero son muy pesados, y él me decía que este está bien porque es un tema divulgativo. Es pequeño, te lo puedes llevar en la mochila, igual no tienes cobertura pero te puedes leer la historia de ese castillo.
Este es su primer libro. ¿Habrá más? ¿Tiene alguna idea concreta en mente?
–Hacer un libro cuesta mucho trabajo, hay que escribir y describir la ruta, escribir la historia, igual me he complicado yo más, pero tengo muchas ideas y cosas que contar. He metido muchas horas, pero la experiencia ha sido positiva.