La decisión del Gobierno Sánchez de retirar desde el 1 de julio la bonificación de 20 céntimos en litro a los particulares que naveguen por placer ha supuesto que se registren repostajes sin control en la costa vizcaina.
Aunque nadie habla abiertamente de ello, el trasiego por los muelles de bidones de combustible comprados con la ayuda gubernamental en gasolineras, donde se abastecen turismos y furgonetas, es mucho más que habitual.
Y es que la diferencia económica es de calado sobre todo si se tiene que llenar el depósito de una gran motora. El propietario de un pequeño velero amarrado en Getxo declara desde el anonimato cómo “hay un movimiento de garrafas de gasoil que no veas, hay quien incluso utiliza carritos de la compra para llevar varios bidones a la vez desde su coche hasta la embarcación”.
Pone un ejemplo. Con precios que han llegado hasta los 2,16 euros de gasolina en el surtidor marítimo de Getxo (el pasado jueves estaba a 1,999 el litro) son muchos los que se acercan hasta la estación de servicio de Urduliz, donde usando las ventajas de una promoción de la cadena Lidl y la aplicación de Visa, “el litro sale a 1,56euros, es decir, 60 céntimos en litro de diferencia, multiplica por 500 litros, anda haz la cuenta”, desafía para descubrir que el ahorro llega a 300 euros.
Uso prohibido, venta legal
En teoría, el uso de ese carburante bonificado para la actividad de ocio marítima está prohibido, aunque su venta en las gasolineras de carretera esté permitida ya que los empleados no preguntan cuál es el destino del combustible.
La ley indica que los surtidores pueden vender carburante portado en envases homologados y nunca más de 60 litros, si es gasolina, o 240, si es gasoil. Otra condición es que el llenado de los envases se realice exclusivamente desde la manguera del surtidor. Además, estos portes están exentos de la normativa que regula el transporte de mercancías peligrosas por carretera y de sus distintas obligaciones.
Pero el transporte en vehículo privado tiene otros handicaps como el olor que deja en el maletero el gasoil y el esfuerzo que supone trasladar a mano las garrafas hasta el barco. Es lo que ocurre en Bermeo. Desde Portu-Zaharra, la asociación de usuarios del puerto bermeatorra, Iñaki Urbina describe que “algunos ya se ven en el puerto con bidones. Aunque no son los propietarios de las grandes motoras”. Describe además cómo “aquí tenemos un problema de aparcamiento, porque antes sí se podía estacionar cerca de los muelles, pero ahora ya no. Y si tienes que ir con bidones de 25 litros en cada mano varios viajes, imagínete el esfuerzo.”
De todas formas, el suministro en los surtidores marinos del Club Marítimo del Abra y los deportivos de Lekeitio, Getxo y Bermeo no ha descendido ya que además de los navegantes locales, también llegan embarcaciones de puertos cercanos como Santurtzi, Plentzia, Sukarrieta o Mundaka.
Siguen siendo clientes los propietarios de veleros y pequeñas txalupas cuyo consumo en sus singladuras es escaso, bien por que navegan con el viento como fuerza principal, bien porque sus recorridos son muy cercanos a la costa. El sobrecoste les compensa por los pocos litros que compran. Javier Ortiz, de la asociación Orza de Getxo pone de ejemplo su velero que reconoce “saco poco y al que le pongo 20 litros de gasoil y me dura hasta seis meses”. l
Al detalle
- Surtidores: en los puertos. Varias marinas deportivas como las de Bermeo, Lekeitio, Getxo o el Club Marítimo del Abra ofrecen surtidores para abastecer a los barcos de ocio.
- Venta en tierra: para no pagar. Es habitual la compra de combustible en las gasolineras de carretera para trasladarlo a los barcos, usarlo para navegar y beneficiarse de los 20 céntimos.
- Homologados: bidones. El porte del carburante está autorizado siempre que vaya en recipientes homologados y nunca más de unas cantidades concretas.
- En carritos: por los pantalanes. En el puerto deportivo de Getxo se han visto hasta carritos de supermercado cargados con varias garrafas con destino a las embarcaciones.