La frase “Hazte un favor, congela tus óvulos”, pertenece a la actriz Jennifer Aniston, que se ha sincerado como nunca lo había hecho sobre la maternidad. La protagonista de Friends, de 53 años, se ha lamentado de no haber congelado sus óvulos cuando aún estaba a tiempo. Aniston, que nunca rechazó la idea de ser madre, se sometió a sesiones de fecundación in vitro para serlo, pero no lo logró. Ahora reconoce que habría dado cualquier cosa si alguien le hubiera dicho “hazte un favor, congela tus óvulos”. Una frase que hacen suyas otras muchas mujeres.
“Una gran mayoría de mujeres no sabe que existe la posibilidad de vitrificar los óvulos y se entera cuando llegan a la consulta con problemas de fertilidad; han cumplido los 40 y se dan cuenta de que sus óvulos no son buenos, causa por la que no se quedan embarazadas. Y es cuando se preguntan ¿y por qué a mí nadie me ha explicado que la calidad de los óvulos disminuye con los años? Porque de haberlo sabido quizá hubiesen congelado sus óvulos o intentado embarazarse antes”, explica el especialista en medicina reproductiva Marcos Ferrando, director médico de IVI Bilbao, Donostia y Santander.
Además de existir una importante falta de información en un colectivo amplio de la sociedad, porque aún se mantiene un cierto tabú al hablar sobre la fertilidad, el especialista reconoce que también hay otro grupo de mujeres que sí dispone de ella. “Suelen acudir a los centros para saber en qué consiste la preservación de óvulos y para recibir información y conocer que los óvulos de la mujer van perdiendo calidad a medida que cumplen años. Cualquier mujer tendría que disponer de esta información desde que es muy joven”, añade.
La empresaria Laura Pereira no puede estar más de acuerdo con las palabras del experto en reproducción asistida. CEO de su compañía de moda Gust&Love, esta getxotarra licenciada en Derecho se lo planteó con 35 años cuando lo dejó con su pareja, con quien salía desde los 24 años.
“Juntos creamos la marca Holy Preppy, pero al separarnos tuve que empezar de nuevo profesional y personalmente. Fue entonces cuando empecé a darle vueltas a la maternidad, porque siempre había estado en mi mente el ser madre”, reconoce sonriente esta emprendedora. Con esfuerzo y pasión, Laura ha conseguido traspasar las fronteras vizcaínas para colarse en el armario de las mujeres más admiradas del Estado con su marca Gust&Love, pero su verdadero logro es su hija Chloé que acaba de cumplir dos años.
Ella acudió a los 35 años al centro que dirige el doctor Ferrando porque quería saber cómo estaba su reserva ovárica. “Me había planteado congelar los óvulos, por si acaso, pero cuando me dijeron que estaba bien no me decanté por hacerlo. Pensé que quizá encontrara una pareja que tuviera el mismo proyecto de familia y aparqué el tema”, relata. Sin embargo, los años fueron pasando y en una segunda visita supo que su reserva ovárica había bajado mucho. “Las jóvenes tendrían que saber la edad idónea para la concepción y los problemas que sufrirán si lo posponen en exceso. Es importante que ellas sepan que tienen la posibilidad de planificar su propia vida y el modelo de familia que quieran tener”, añade Ferrando.
Cifras
La cuestión económica también puede ser un hándicap para que una mujer decida congelar sus óvulos. El costo ronda los 2.500 euros. “A nuestros centros de Euskadi y el Estado llegan pacientes de EE.UU, donde estas técnicas son más onerosas. Del año 2016 al 2021 se ha aumentado cerca de un 120%; se ha pasado de 1.000 por año a 2.000. Y si hablamos solo de Bilbao, el aumento de mujeres que cada año congelan sus óvulos ha sido de un 140%. Cada vez se hacen más tratamientos, pero siguen siendo pocos, teniendo en cuenta que luego nos encontramos con muchas mujeres en consulta con problemas de fertilidad”, apunta el experto en reproducción asistida.
Encuesta
Una encuesta realizada entre 1.000 mujeres del Estado con un nivel económico medio-alto, demuestra un incremento en los últimos años de los conocimientos sobre la fertilidad.
* De ella se desvela que han aumentado en un al 70% las mujeres sin pareja, así como las madres solteras también.
* Un porcentaje elevado de féminas consultadas indica que no esperará a que aparezca un hombre si desean ser madres.
* El 84% de las mujeres no descartaría ser madre en solitario. Esta cifra es todavía mucho mayor en menores de 35 años.
* Los entrevistados reconocen tener mejor información sobre la maternidad en solitario, pero sigue faltando conocimiento sobre estos temas en el camino de dejar de ser tabú.
Cada año en Bilbao realizan unas 800 donaciones de óvulos y hay que tner en cuenta que cuando una mujer llega a una donación de óvulos ya se habrá sometido a varias fecundaciones in vitro que habrán fracasado. “Y puedo asegurar que a la gran mayoría de ellas lo que les hubiera gustado como primera opción es tener un bebé con sus propios óvulos, pero llega un momento en que es imposible”.
El proceso
El proceso de la fecundación in vitro comienza con la estimulación ovárica con una medicación que se pincha por vía subcutánea la propia mujer en casa durante diez días, durante los cuales se le hace un seguimiento en consulta. Después, ya en quirófano, se realiza la punción, un procedimiento simple que no dura más de 15-20 minutos y que se realiza bajo sedación. Después se realiza la fecundación in vitro en el laboratorio, y el proceso del cultivo de los embriones, que dura entre 5 y 6 días. Si todo va según lo previsto, se realiza la transferencia embrionaria en una intervención sencilla que no requiere anestesia, y si el resultado es positivo comienza el seguimiento gestacional.
En cuanto a los pros y contras, Laura Pereira reconoce que en la última tanda del tratamiento le empezaron a entrar dudas existenciales, pero supo encontrar la tranquilidad que necesitaba en ese momento. “Y tal vez los días más intensos fueron los diez siguientes a la implantación del óvulo, porque hay que esperar y asegurarse de la correcta anidación”, explica.
Para ella ha sido una historia tan bonita que no le importa contarla. “Al recordarla a veces se me saltan las lágrimas, pero lo hago porque incluso muchas chicas desconocen que tienen esta posibilidad de congelar los óvulos”, dice Laura.
El perfil de la mujer
Solamente en Bilbao, cada año hay unas 200 mujeres que congelan sus óvulos, por lo cual aún se está lejos del total de mujeres que se pudieran beneficiar de ello. La demanda mayor de esta técnica comienza a partir de los 38 años y el perfil actual es el de una mujer de esa edad que viene a buscar el primer hijo –el segundo lo tendrá con 40 o 41–. “De hecho, vienen a la primera consulta un poco tarde; es mejor que acudan con 35-36 años. Además, aquí se unen otros aspectos, porque si tienen un hijo con 38 y desean tener un segundo vástago lo empezaran a buscar a los 40 y con probabilidades cada vez menores.
“Claro que esto no quiere decir que haya de recurrir a ellos sí o sí. Podría ocurrir que una mujer congelara los óvulos con 35 y luego con 37 tener un hijo de modo natural y no los utilizara. Sería fenomenal, porque la vitrificación trata de añadir una opción más en caso de encontrarse con problemas, que se puedan utilizar óvulos de mejor calidad y asegurar las opciones de ser madre. Y aunque tal vez no hayan tenido problemas con el primero es posible que sí con el segundo y mucho más si desean un tercero”, apostilla Ferrando.
En cuanto a las donantes, es importante saber que el pico de máxima fertilidad se da los veinte y pocos años y no es muy largo. Hoy en día, con cursos, postgrados y másteres, los estudios se suelen finalizar en torno a los 27 años y entonces empieza la carrera profesional. Cuándo tener los hijos es una pregunta a la que es difícil encontrar una respuesta clara.