Elena Carlos es una diseñadora de Sangüesa que lleva años confeccionando bolsos, broches, colgantes y demás accesorios. En el año 2012 abrió su propia tienda-taller, Lo que yo hago, donde los clientes encuentran artículos de moda artesanos y únicos, ya que la diseñadora nunca repite ninguno de sus diseños.
Para coser un bolso utiliza lino o lana y el proceso de creación y confección dura un día: “Siempre elijo yo las telas y me lo tomo como un juego”, explica. Además, la tienda se encuentra de celebración, ya que esta semana acaba de cumplir su décimo aniversario.
A pesar de ubicarse en una zona rural, Sangüesa es una localidad que visitan cientos de turistas y, además, forma parte del Camino de Santiago. Por esa razón, las creaciones de la sangüesina han traspasado fronteras: “Tengo bolsos en casi todos los países de Europa, Hong Kong, Tokio, Madagascar, Nueva York, Argentina…”, afirma.
En la tienda-taller ‘Lo que yo hago’ la diseñadora ha colocado tanto un mapa para que sus clientes marquen de dónde proceden y un libro para dejar reseñas. Son muestras del trato que tiene Elena Carlos con sus clientes, ya que la sangüesina siempre ha apostado por la venta directa y no cuenta con página web: “Interne carece de ese ‘tú a tú’ que mantienes con los clientes, la creatividad y conocer gente son las dos cosas que más me gustan de mi trabajo”, argumenta Elena Carlos.
Gracias a ese trato directo son muchos los clientes que más tarde tienen en cuenta a la diseñadora y vuelven a Sangüesa o aprovechan los mercadillos artesanos para volver a comprar sus bolsos: “Realmente es gente que valora tu trabajo”, confiesa.
Además de ser emprendedora, Elena Carlos también formaba parte del grupo Quiero Molarte, un colectivo de artistas de la localidad que pusieron en marcha durante años varios proyectos para defender la cultura y el arte y dar color al pueblo: “Una de los proyectos más emblemáticos fue la exposición de telas pintadas que hicimos durante varios veranos en los balcones de la calle Mayor”, recuerda.
Estos últimos 10 años en la tienda-taller la diseñadora ha vivido todo tipo de anécdotas. Sin embargo, la sangüesina reconoce que los negocios que se dedican a la artesanía en zonas rurales sufren altibajos en el número de ventas, sobre todo en los meses donde menos actividad hay en el pueblo: “A veces te desmoraliza y no desconectas pero no lo cambiaría por nada”, afirma.
Elena Carlos tiene claro que su sitio y el futuro de la tienda están en Sangüesa, ya que para ella lo fundamental es poder disfrutar de su trabajo: “Mucha gente me pregunta qué hago en un pueblo pequeño y por qué no me voy a la ciudad; no me gustaría”. Con esta visión, la diseñadora seguirá creando desde Sangüesa para todos los visitantes que se animen a entrar a su tienda