Ayman al Zawahiri, líder de la organización terrorista Al Qaeda desde 2011, falleció el pasado sábado tras un ataque con drones perpetrado por el Ejército de EEUU contra una vivienda en Kabul (Afganistán), un acto con el que Washington afirmó que "se ha hecho justicia" contra el considerado como arquitecto de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En esta ocasión, el armamento utilizado por EEUU fue un misil con cuchillas lanzado desde un dron. En concreto, fueron dos misiles Hellfire R9X los que sesgaron la vida del número 1 de la organización terrorista. Se trata de misiles aire-tierra guiados por un láser de ataque de precisión.
Conocidos como "ginsu volador", en referencia a los famosos cuchillos que cortaban todo tipo de objetos, los Hellfire tienen 8 kilómetros de alcance, miden unos cinco pies y pesan 45 kilos. Al carecer de explosivos evitan daños en las estructuras de edificios y minimizan el daño a personas. El misil se dirige a su objetivo, despliega seis largas cuchillas que guarda en su interior instantes antes del impacto y destroza el blanco.
La administración norteamericana asegura que gracias a este armamento poco conocido se evitó dañar el edificio donde se escondía Al Zawahiri y herir a miembros de su familia que se encontraban en la casa en el momento del ataque.