El francés Christophe Laporte (Jumbo Visma) firmó la victoria en solitario en la 77 edición de la clásica belga A Través de Flandes disputada entre Roeselare y Waregem, con un recorrido de 183.7 km, en la que fue segundo tras protagonizar la larga escapada de la jornada el gasteiztarra Oier Lazkano (Movistar).
Esta vez nadie le tuvo que regalar la victoria a Christophe, como hizo Van Aert con el ciclista galo el pasado domingo en Wevelgem. En Waregem levantó los brazos con todas las de la ley, con un ataque a falta de 4 km que nadie puso contestar.
Laporte (La Seine sur Mer, 30 años) se mostró combativo a la hora de luchar contra la escapada de 4 en la que Lazkano estuvo inmerso hasta el final, y a la hora de rematar fue implacable. Un cambio de ritmo fue suficiente, sin más agobios. Entró en meta con tiempo para saborear su segundo triunfo en 4 días, la victoria 28 de su carrera.
La segunda plaza, con sabor a triunfo, llevó el nombre del ciclista vitoriano Oier Lazkano, quien después de mantener la fuga con el noruego Kristoff hasta 6 km de meta, fue capaz de volver a atacar hasta colgarse la medalla de plata. Una paliza tremenda con premio meritorio. Pasó la raya a 15 segundos de Laporte, y delante del estadounidense Neilson Powless (EF Education).
"Estoy muy contento con la carrera, íbamos todos fundidos, menos Laporte, con un equipo que está haciendo una gran temporada", dijo Lazkano en meta.
Una carrera ensayo para el Tour de Flandes del proximo domingo, donde volverán a medirse los grandes monstruos del pelotón, como Pogacar, Van der Poel y Van Aert. En el examen de 11 cotas y 8 tramos adoquinados hubo batalla todo el día, y emoción hasta el final.
Lazkano, en la fuga
La escapada inicial con representación española con la presencia de Oier Lazkano (Lazkano), quien salió a la aventura con Kristoff (Uno-X), Vanhoof (Flanders), Zukowsky (Q36.5), Gidich (Astana) y Heinschke ( DSM).
La fuga resistió más de lo previsto, pero se fue desintegrando coincidiendo con la batalla que se produjo en el pelotón a 75 km de meta. Los estrechamientos en los pasos adoquinados, que obligaban incluso a echar pie a tierra, y los continuos ataques rompieron el grupo en mil pedazos. En uno de ellos quedó atrapado por una caída uno de los favoritos, el campeón belga Tim Merlier.
Desde el más absoluto desorden se sucedían los ataques en la persecución, donde Alaphilippe ya estaba apretando los dientes. En el paso por el Kanariberg, a 67 de meta, el grupo de Lazkano quedaba reducido a 3 hombres y 1.42 minutos de ventaja. El marcaje entre Jumbo y Alpecin era un reflejo del que protagonizan habitualmente los ausentes Van der Poel y Van Aert. Jumbo trató de romper el orden con Laporte y Benoot, pero los Alpecin contestaron adosando a Hermans y Philpsen. Carrera loca, a la que se sumó Pidcock con otro ataque.
Laporte, un cohete
Entre latigazos, el Jumbo se empeñó en insinuar las intenciones de victoria. Benoot y Laporte volvieron a sacudir el árbol en el Knoktberg, a 54 de meta, lo que produjo un corte de 9 corredores que se iban a convertir en los perseguidores de Lazkano y Kristoff.
Un grupo de calidad, donde también estaban Madouas, Honoré, Narváez y Kung entre otros. Por delante hubo dura resistencia. Lazkano no cedía, el gigante noruego tampoco, y ambos mantuvieron una pequeña diferencia hasta la pancarta de 6 km a meta.
Una nueva situación con 10 hombres delante. Hasta que Laporte alzó sacó su carta ganadora a 4.000 metros de Waregem. No fue un ataque demoledor, simplemente un cambio de ritmo marca de la casa que le permitió al francés abrir un hueco de una docena de segundos. Suficiente para que no lo volvieran a ver hasta el podio.
Por detrás aún tuvo fuerzas Lazkano para rebelarse de nuevo, con el castigo en las piernas de todo el día en fuga. Tensó el gasteiztarra y se llevó un segundo puesto de dulce sabor. Fue el combativo del día. Una buena forma de presentarse en sociedad. Laporte sucedió en el palmarés al neerlandés Mathieu Van der Poel, ganador en 2022.