Historia a punto

La Real Sociedad ganó el jueves al Sheriff en su visita a Moldavia, y encarriló así un billete para la siguiente ronda de la Europa League que, en realidad, ya ha certificado de forma virtual. Con tres triunfos en otras tantas jornadas continentales, los txuri-urdin comandan su liguilla una vez alcanzado el ecuador de la misma, y miran al encuentro de la semana que viene contra los de Tiraspol (jueves en Anoeta a las 21.00 horas) en clave de match-ball. Un solo punto les otorgará matemáticamente el pase a, al menos, los dieciseisavos de final, lo cual significaría un paso más en la histórica trayectoria que está describiendo este equipo. Hasta la fecha, ninguna plantilla del club ha logrado solventar un grupo europeo con dos jornadas de adelanto. Pero así sucederá si dentro de cinco días se suma un empate frente al propio Sheriff. No parece complicado que ocurra.

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Cinco experiencias

Desde que los torneos organizados por la UEFA adoptaran el formato actual o similares, la Real ha participado en cinco liguillas continentales, compitiendo actualmente en la sexta. El bagaje txuri-urdin en dichas experiencias habla de una eliminación (Champions 2013-14), tres clasificaciones en el último partido (PSV en 2021, Nápoles en 2020 y Galatasaray en 2003) y un pase certificado a falta todavía de un encuentro (el de 2017 con Eusebio tras ganar al Rosenborg en Trondheim y quedando pendiente aún la visita del Zenit a Anoeta). Es posible que este último grupo, compartido entonces con los noruegos y con el Vardar, resultara el más asequible al que se ha enfrentado nunca el conjunto txuri-urdin, pero la merecida derrota encajada en San Petersburgo (3-1) retrasó entonces el billete. Ahora, mientras, el equipo de Imanol ha crecido en base precisamente a la referencia de aquel encuentro, el jugado a domicilio contra el cabeza de serie. Si hace cinco años se cayó en Rusia, este curso se ha ganado al Manchester United en Old Trafford. Y una victoria así marca la diferencia.

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Mucho en juego

Sea como sea, existe mucho horizonte aún tras ese hipotético billete asegurado el jueves que viene. Puntuando frente al Sheriff, la Real tendrá garantizada la segunda plaza. Pero el formato actual de la competición premia, y mucho, al campeón de cada grupo. Este se salta la ronda de dieciseisavos, la misma en la que los txuri-urdin han caído en sus tres últimas participaciones y que significa el aterrizaje en la Europa League de los terceros de Champions. Manchester United hace dos cursos, el RB Leipzig la pasada temporada… Lo lógico es que los bombos hagan diabluras en el sorteo de una confrontación envenenada y que conviene esquivar. Avanzar hasta octavos sin jugar la llave previa merece la pena por sí solo. Pero es que encima implica oxigenar el calendario de febrero y permite así cargar algo las baterías para la fase final de la campaña. Todo un lujo.

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El rival

El adversario por la primera plaza de la liguilla es el Manchester United, a quien la Real ganó en Inglaterra (0-1). Aquel resultado y los posteriores triunfos txuri-urdin ante Omonia y Sheriff reducen el margen de error de los de Ten Hag, prácticamente obligados a vencer los tres partidos que les restan, incluido el último en Anoeta. En la mencionada edición 2017-18, el equipo guipuzcoano llegó a la última jornada en similar situación, aunque forzado a ganar en casa al Zenit para concluir como líder. Luego vencieron los rusos 1-3, con autoridad, aunque los efectos del tropiezo no resultaron del todo importantes: por aquel entonces, el campeón de grupo no evitaba ninguna eliminatoria, y solo aspiraba a un cruce más benévolo.

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Un techo por romper

La primera plaza de grupo significa un aliciente muy atractivo, ciñéndonos a sus efectos futuros. Pero también supondría una gran noticia en clave de retrospectiva. Y es que los dieciseisavos de final son el techo competitivo de la Real durante sus últimas participaciones en el continente. No pisa unos octavos, ronda a la que accedería directamente si fuera líder, desde marzo de 2004, cuando resultó eliminada de la Champions en Lyon. Y a la misma ronda de la Copa de la UEFA correspondía el duelo de infausto recuerdo contra el Atlético de Madrid en 1998.

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