El papa Francisco llegó ayer a Sudán del Sur, el país más joven del mundo, nacido en 2011 tras su independencia de Sudán y en el que se intenta implementar un acuerdo de paz después de años de guerras que han llevado a esta nación a ser uno de los países más pobres del mundo.
Francisco, de 86 años, está acompañado por el líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, Iain Greenshields, pues el país cuenta con una importante presencia de estas confesiones cristianas. A su llegada a Yuba, Welby y Greenshields subieron a saludar al papa en el avión, mientras que el presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, le recibió a los pies de la escalerilla. Por el camino hacia el palacio presidencial, donde el papa encontrará al presidente y a los vicepresidentes, miles de personas se agolparon para verle mientras pedían paz.
En abril de 2019, se convocó un retiro espiritual en el Vaticano para ayudar al proceso de paz en Sudán del Sur y durante la iniciativa Francisco se arrodilló y besó los pies del presidente sursudanés, Kiir Mayardit, y del líder opositor Riek Machar.