Hora de los prebostes en el Mundial

“Persona que en un determinado ámbito político, económico, profesional, etc., tiene una posición de gran poder e importancia”. Así define la RAE el término preboste, que es lo que viene a ser un líder. Un rol que ejercen Leo Messi, Luka Modric, Kylian Mbappé y Sofyan Amrabat en las selecciones de Argentina, Croacia, Francia y Marruecos, respectivamente. Son los cabecillas de las cuatro semifinalistas del Mundial de Catar, por lo que los focos estarán puestos en sus figuras, destinadas a pilotar a sus equipos hacia la gran final y de ahí al trono mundial, lo que supone el clímax para un futbolista y en este caso para el pueblo que representan. De ahí que se les tilde de prebostes. Mbappé ya conoce lo que es saborear un título mundial, el que conquistó cuatro años atrás con les bleu aunque entonces no era la gran referencia, mientras que se trata de la gran obsesión para Messi, 35 años de edad, y Modric, 37 años, en su deseo de hacer realidad el único sueño que les queda en sus dilatadas y exitosas carreras. En el supuesto de Amrabat, los leones del Atlas ya han hecho historia en Catar –es la primera selección africana de la historia en llegar a semifinales– pero son inconformistas, sabedores de que son los que menos presión soportan en este tramo decisorio de la Copa del Mundo.

Luka Modric se agarra el brazalete ante Brasil. AFP

De Messi poco más se puede decir, su currículum retrata la jerarquía que ostenta. El ex del Barça y hoy jugador del PSG ha encandilado al fútbol planetario, pero le falta alzar el trofeo que en el pasado, entre 1930 y 1970, se denominó Jules Rimet y lo quiere hacer a la quinta, después de que no lo lograra en sus cuatro anteriores mundiales –Alemania’2006, Sudáfrica’2010, Brasil’2014 y Rusia’2018–. Estuvo cerca de conquistarlo en Brasil, donde fue proclamado Balón de Oro, pero se lo impidió Alemania en una final que sentenció el gol de Mario Götze en la prórroga, y no quiere desaprovechar su última oportunidad en Catar. Para ello, deberá superar en la primera de las dos semifinales, que se disputa mañana martes, a la Croacia del madridista Modric, que también ha mantenido sus pulsos con Messi durante casi una década en la Primera División. El de Zadar, al que le marcó una infancia devastada por la guerra de los Balcanes en su país (1991-95), tiene la misma espina clavada. Es su cuarto mundial y en el tercero, en Rusia, fue subcampeón víctima de la Francia de Mbappé, autor del cuarto y último gol galo en la finalísima de Moscú (4-2). A Modric, que ha conquistado cinco Champions con el Madrid, le quedó el consuelo de ser proclamado mejor jugador.

Kylian Mbappé. AFP

Mbappé, que el día 20 cumple 24 años, guarda en su retina aquel momento excelso para quien entonces era casi un imberbe en el fútbol mundial, aunque emergió como uno los cinco jugadores que compartieron el pichichi con cuatro goles – el resto fueron su compatriota Antoine Griezmman, el portugués Cristiano Ronaldo, el ruso Denis Cheryshev y el belga Romeo Lukaku–. El del PSG, que también lidera la tabla de goleadores en Catar con cinco dianas, sueña con reeditar el título mundial a su temprana edad, si bien acepta la dificultad que ofrecerá la sorprendente Marruecos del menor de los hermanos Amrabat, la gran revelación de esta Copa del Mundo. El futbolista de la Fiorentina, nacido en Países Bajos, asoma como el alma de su selección, es el dueño y señor de la parcela ancha, donde ha ofrecido un poderío llamativo en todos los matices. Y lo avisó después de que Marruecos desolara a la Portugal de Ronaldo: “¿Por qué no podemos ganar el Mundial?”.