Cuando empezó el curso es muy probable que numerosos padres recibieran una notificación en su teléfono móvil anunciándoles su inclusión en el grupo de WhatsApp de familias de la clase del hijo o de la hija. Y quien dice grupo de clase, también puede ser de alguna actividad extraescolar al que esté apuntado.
Más allá de los chistes y las gracietas sobre este tipo de grupos, sí es cierto que si no se usan de forma moderada o con cuidado pueden perder su función y convertirse en una pesadilla. Por ello, a más de un mes de funcionamiento ya se puede valorar si va a ser de utilidad o si responde a las necesidades que se le suponen.
Aunque la realidad es que cada uno forja su opinión en base a su propia experiencia y expectativas. Según la plataforma educativa GoStudent, en una encuesta realizada entre sus usuarios, las opiniones son muy variadas: el 47,5% cree que estos grupos son informativos mientras que un 31% considera que son agobiantes y un 15% los califica como “un infierno”.
Indudablemente, estos grupos tienen ventajas, especialmente si se ciñen a sus objetivos. Son un medio eficaz y rápido para obtener y proporcionar información importante sobre el curso al que asiste tu hijo o hija. informan sobre novedades o asuntos inesperados y, además, favorecen la cohesión entre las familias y la organización de actividades comunes.
Pero también puede tener su lado oscuro, y convertirse en algo molesto cuando las notificaciones se multiplican y los asuntos empiezan a salirse de lo establecido se convierten en un “cajón de sastre” en el que se acumulan quejas, reproches, críticas al personal del centro, malentendidos entre integrantes o difundir información errónea o parcial. Además, también puede convertirse en la agenda escolar del estudiante, haciendo que no se responsabilice de estar al tanto de sus tareas y actividades.
Qué hacer y qué no en el grupo de clase
Siempre se critica a estos grupos poniéndonos en el papel de las víctimas y haciendo responsables a los otros miembros del grupo de que las cosas no funcionen bien. Pero no está de más hacer un examen de conciencia y comprobar si realmente somos tan inocentes como creemos.
Por ello, estas serían unas recomendaciones sobre lo que sí se debe hacer:
- Cooperar con otros padres compartiendo información. Un resumen de la reunión para los progenitores que no puedan ir, actividades extraescolares interesante.
- Informar sin dramatizar sobre posibles casos de piojos, covid o cualquier otra incidencia de salud que pueda ser de interés.
- Contestar por privado cuestiones que no tengan interés para todo el grupo.
- Plantear dudas de forma clara y concisa, no hace falta un discurso.
- Compartir buenas experiencias con actividades extraescolares o clases de apoyo siempre se agradece.
Lo que no se debe hacer:
- Pedir los deberes de tu hijo, a no ser que haya faltado por estar enfermo. Además, no se responsabilizará de hacerlo él mismo si alguien lo hace por él.
- Expresar ideas políticas, religiosas, etc. No es un chat de un grupo de amigos. Estás ante un foro de personas con distintas mentalidades. Sé respetuoso.
- Criticar al profesor, a otros niños, a padres… Las críticas en el whatsapp de padres solo generan un entorno negativo y no solucionan nada.
- Contestar en cadena. Si alguien dice que su hijo está enfermo, no hace falta que todos contesten “que se mejore”. Lo mismo con los cumpleaños.
PREGUNTAR ANTES DE AÑADIR A UN GRUPO
WhatsApp ofrece a sus usuarios la posibilidad de que antes de ser incorporado a un grupo primero se le consulte. Para evitar las sorpresas, se puede configurar esta opción. Desde Ajustes>Cuenta>Privacidad se llega a la opción Grupos. Allí se pude elegir entre tres opciones: Todos, Mis contactos o Mis contactos, excepto… Seleccionando esta última se abre la agenda y en la esquina superior derecha de la pantalla, a lado de una lupa, aparece un icono de tres líneas con un check. Pulsando sobre él se selecciona toda la agenda y nadie que aparezca en esa lista podrá añadirte a un grupo. Para poder hacerlo, el administrador debe enviar un mensaje privado con la invitación.
La gran duda, dejar o no el grupo
Una cosa hay que tener claro, pertenecer o no a un grupo de WhatsApp es un acto voluntario. Hay que sentirse libre para permanecer en él o no. Y no hay que dar explicaciones en un sentido o en otro. Por ello mismo, tampoco hay que cuestionar si otro miembro se va o se queda, si participa muy activamente o no abre el teclado.
Entre las reflexiones que se plantea está si esa ausencia perjudicará al menor, si se accede o no a la información que realmente importa. La respuesta es no, no perjudica al menor no estar en los grupos. Si el padre o la madre se esfuerza en mantener abierto un canal con el centro, no hay ningún problema. Además, el propio colegio cuenta con sus propios canales informativos. Además de las reuniones y de las tutorías, se usan plataformas educativas en los que se ofrece tanto información general como la específica de cada alumno.
Más allá de la información escolar, puede existir el temor a que estar o no estar puede afectar a las relaciones sociales de padres e hijos. No es así. Cada uno es amigo de quien es. El grupo de padres y madres no es para quedar los domingos. Puede que se dé el caso, pero no es su objetivo. Que los algunos hijos sean amigos entre ellos no implica que los padres también tengan que serlo. Son los hijos los que deben arreglarse su vida social y para ello ya tienen sus propios grupos en WhatsApp y en otras redes sociales.