Los hosteleros vizcainos no confían que las nuevas medidas restrictivas que les vuelve a afectar y que entran este viernes en vigor vayan a reducir el goteo constante de contagios de coronavirus en Euskadi. "Una hora menos en la hostelería conlleva una hora de desmadre más en la calle", asegura tajante el gerente de los hosteleros de Bizkaia, Héctor Sánchez. En su opinión, la quinta ola de contagios por coronavirus se irá reduciendo por la propia evolución de la pandemia, no porque se vaya a adelantar el cierre una hora o se reduzcan los aforos.
El sector comparte que la situación sanitaria obliga a tomar medidas para frenar la expansión del virus, pero discrepan en que imponiendo restricciones adicionales a la hostelería "la ola de la pandemia vaya a bajar". Según Héctor lo que es necesario "controlar aquellos focos localizados en los que está el problema real".
"La gente que sigue disfrutando de la fiesta lo va a seguir haciendo, pero desde ahora una hora más en la calle. Es ridículo pensar que los jóvenes cuando se cierren los bares a la una se van a ir a sus casas". En su opinión si se hubiese demostrado que hay recursos suficientes para el control de los encuentros multitudionarios y botellones en la vía pública quizá el adelanto de una hora tendría sentido, pero no es el caso".
MEDIDA INJUSTA PARA EL QUE CUMPLE
En lo que a los aforos se refiere Sánchez cree que la reducción al 35% en los restaurantes van a seguir perjudicando a quienes lo están haciendo bien. "¿Si al 50% de aforo no existían problemas porque razón es necesario reducirlo un 15%?", plantea Héctor.
En este sentido, según el gerente de los hosteleros vizcainos las únicas medidas que hay que tomar son el control, en la calle y también en aquellos locales de hostelería que no se cumplen las medidas. "Adelantar el cierre perjudicando otra vez al sector y sobre todo a quienes lo están haciendo bien, es injusto. Porque el que lo hace mal y no cumple lo va a seguir haciendo igual", ha sentenciado. Además, Sánchez considera que todas estas medidas restrictivas deberían estar acompañadas de compensaciones económicas. "Debería de haber ayudas, pero no ha recursos públicos suficientes", explica.
Igor Catarecha, del Portu Berria del Casco Viejo de Bilbao
A Igor Catarecha del Puerto Barria del Casco Viejo las nuevas medidas aunque no les afecta en exceso confiesa que las restriciones en la hostelería están generando un cambio en los hábitos de los clientes. "Nuestra hora de cierre es las doce y la gente se está marchando para las once a su casa. Me da miedo que eso no se vuelva a recuperar", apunta el hostelero. "Año y medio después sigo con los empleados en ERTE. No nos queda otra que seguir trabajando hasta que este se vaya recuperando", comenta.
Yolanda Etxebarria del bar Urdiña de la Plaza Nueva piensa que adelantar una hora el cierre de bares y restaurantes no va a solucionar el problema de los contagios: "Nosotros somos un bar de día y tenemos una terraza amplia, pero se necesita más Ertzaintza para controlar los botellones, las fiestas en las casas, en los txokos. Saben que los focos están ahí. Pero entiendo que Urkullu hace lo que puede, no estudias un carrera con una pandemia como esta encima", apunta la veterana hostelera.
Boni García, hostelero del café Lago del Casco Viejo
Boni García, responsable del Café Lago del Casco Viejo de Bilbao cree que para salir de esta situación con un aumento de contagios la única manera no es otra "que todos hagamos un esfuerzo". "No puede ser que solo sea la hostelería quien tenga que, una vez más, verse afectada por las restricciones". En su opinión ha quedado demostrado que el foco del problema no está en los bares y en los restaurantes, sino en las acciones incívicas e irresponsables de muchas personas. "El problema no es solo de la hostelería, es de todos. El que haga algo mal lo tiene que pagar, pero se ha demostrado que el problema no es la hostelería", insiste.
A Juanma del Mugi las cuentas no le dan a final de mes. El veterano hostelero asegura que con menos aforo en los locales lo que se está consiguiendo no es más que "ahogar más al sector" y hacen que los negocios no sea viables. "¿Ahora un 35% de aforo, qué hago a la gente que me viene a comer al mediodía? ¿Les digo que no pueden entrar?", plantea. Aunque intenta ser optimista y ponerle un poco de humor a esta situación caótica que les está tocando vivir por la pandemia, Juanma asegura que muchas veces no queda otra que saltarse las medidas. "Están para cumplirlas, sí, pero no tenemos ayudas económicas, con menos gente... ¿cómo sobrevivimos?, lanza con preocupación.