Decían de él que estaba con la pólvora mojada y atravesando un mal momento. Es cierto que la fiera permanecía dormida en unos últimos partidos donde su munición tampoco había sido necesaria para que el Baskonia sumara victorias, pero Markus Howard es un jugador especial que puede resurgir cuando nadie lo espera.
El 'killer' de New Jersey regresó por sus fueros en el Gran Canaria Arena con otra de esas exhibiciones que, por otro lado, han dejado de ser noticia apreciados los precedentes de esta campaña.
El viento ya soplaba a favor del equipo vitoriano cuando Peñarroya reclamó sus servicios en el minuto 5, pero por sí existía alguna duda Howard se encargó, en compañía de un descomunal Henry, de reventar la contienda. Tras recibir un pase desde el suelo de Costello, ya anticipó lo que estaba por venir en las postrimerías del primer cuarto con un triple que elevó el 9-20 al marcador.
A partir de ese momento, llegó el diluvio universal. Lo suyo fue un ensañamiento salvaje con el Gran Canaria, al que solo le quedó como recurso sacar el paraguas. Cuando Howard entra en erupción, no hay antídoto posible contra su muñeca. Se sintió como en el jardín de su casa. El equipo le buscó constantemente en los diez minutos previos al intermedio y el americano, desplazado definitivamente ya al puesto de escolta, aniquiló al Gran Canaria con la precisión de un cirujano.
Una tras otra, fueron cayendo las bombas desde ocho metros que representaron, por un lado, una puñalada contra la autoestima de los jugadores de Jaka Lakovic y, por el otro, un jarro de agua fría para levantar el ánimo del alicaído público insular. Slaughter, en primera instancia, y más tarde Benite asistieron a la incesante pegada de un escolta que se retiró al periodo para la reflexión con 21 puntos –6 de 8 en triples– en su casillero. Y todo ello con la cara de no haber roto un plato.
Porque, estando on fire, Howard tampoco es de esos jugadores que haga aspavientos ni se recree en el sufrimiento del rival. Lo suyo es anotar en silencio una y otra vez para comer la moral al rival de turno. Claro que el mérito también fue de sus compañeros, especialmente un Henry que leyó el duelo a la perfección y también puso su granito de arena con una exhibición al frente del timón.
Aplausos de la grada
Entre la magia de Darius Thompson, el sacrificio atrás y la clarividencia de Henry para hacer mejores a sus compañeros y el instinto asesino de Howard, el Baskonia dispone en la actualidad, con permiso del Anadolu Efes, de la cuerda exterior más mortífera de Europa.
Sin embargo, su trabajo no estaba finalizado y el norteamericano puso el broche de oro a su excelsa actuación a la vuelta de vestuarios. En el tercer cuarto, donde demostró su condición de terrenal errando dos tiros libres, anotó siete puntos seguidos con una bomba, una plácida entrada y su séptimo triple de la tarde. Peñarroya le devolvió al banquillo para favorecer la presencia de un Kurucs cuyas molestias en la zona lumbar le impidieron disputar el cuarto final.
Cuando todo hacía indicar que el técnico catalán no correría riesgos con su presencia dado el doble compromiso a la vuelta de la esquina en Turquía, Howard hizo un último servicio al Baskonia en el Gran Canaria Arena. Dentro del último minuto, firmó dos nuevos triples –el segundo de ellos con una mano encima de Khalifa Diop– que hicieron que el público congregado en el Gran Canaria Arena se rindiera ya a su pletórica actuación. Los aplausos atronaron en el recinto insular para honrar una exhibición que, por otro lado, le hace entrar en la historia azulgrana.
Porque este domingo Howard superó la mejor marca de triples anotados por un jugador del Baskonia en la ACB que estaba en poder de Perasovic, Rakocevic y Stombergas con 8. Con sus nueve 'bombas', también igualó el tope histórico de Teletovic y el propio Stombergas en el histórico del club vitoriano. La pregunta flota en el aire. ¿Alguien cree ya que no alcanzará los dobles dígitos en algún partido de esta temporada?