El 4 de julio es una de las fechas subrayadas en rojo en la hoja de ruta trazada por el Baskonia de cara a la configuración de su nuevo proyecto. Y es que este lunes expira la opción de corte recogida en el contrato de Yanni Wetzell para que el club azulgrana anule su segundo año firmado para la campaña 2022-23.
El pívot neozelandés con pasaporte samoano se incorporó al equipo a mediados del pasado mes de abril para cubrir el grave agujero interior dejado por la rescisión de Landry Nnoko. Apenas disputó 11 encuentros de la Liga ACB con unos discretos promedios de 3,6 puntos y 2,9 rebotes en menos de 13 minutos de juego. Si bien tuvo el inconveniente de llegar a Vitoria con la campaña bien avanzada y apenas dispuso de tiempo para acoplarse a los esquemas de Spahija y a una competición completamente novedosa, su rendimiento estuvo por debajo de las expectativas iniciales y apenas aportó su granito de arena al engranaje alavés.
Si bien demostró ser un interior voluntarioso y que además cuenta con una valiosa condición de cotonou, su discreta aportación no da pie a pensar que el club vaya a concederle una segunda oportunidad a las órdenes de Peñarroya. El técnico azulgrana tuvo precisamente la oportunidad de ver sus evoluciones en la eliminatoria de cuartos de final de la ACB que enfrentó al Baskonia y al Valencia Basket, resuelta a favor de los alaveses por 2-1 tras su triunfo en la Fonteta en el tercer asalto.
Wetzell, de 2,08 metros de altura y que en breve cumplirá 26 primaveras, aterrizó hace meses en Vitoria procedente de los New Zealand Breakers. Antes había tenido una ajetreada carrera universitaria en Estados Unidos, pasando por tres universidades y aumentando sus prestaciones en cada una de ellas. Primero en St. Mary’s (NCAAII) y luego en Vanderbilt y San Diego State.