Se acabó lo de doblar el riñón para recoger la lechuga. En Berriozar, a los mayores del centro Iruñalde ya no se les va a resentir –más– la espalda a la hora de trabajar la huerta, porque la van a tener prácticamente en casa y van a contar, además, con herramientas privilegiadas. El alumnado de segundo curso de la FP Básica de jardinería de Lantxotegi les ha entregado este martes por la mañana siete mesas hortícolas diseñadas por ellos mismos en tamaño, medida y altura: son portátiles, cuentan con ruedas y están adaptadas para poder trabajar junto a ellas de pie, con silla de ruedas o andador, e incluso cuentan con sus drenajes por si se encharcan.
En el marco del proyecto de Aprendizaje y Servicio Plantando Experiencia, una decena de alumnos y alumnas de Alberto Más, tutor del curso básico de Agrojardinería y Composiciones Florales y coordinador del proyecto, ha entregado las mesas como primera fase de una iniciativa intergeneracional que permitirá a los mayores, además de aprender los secretos de la huerta urbana, compartir e intercambiar experiencias. La pandemia les rompió un poco la dinámica, que iba a haberse realizado el año pasado, pero siguen ahora adelante con un proyecto que nace con visos de futuro.
"El alumnado venía, antes del covid, a utilizar el aula de informática de la Jubiloteca y había ya un primer contacto con el colectivo de personas mayores. Se les ocurrió la idea de hacer actividades conjuntas, lanzaron el reto y la propuesta de elaborar unas mesas para hacer un huerto urbano y se pusieron en marcha, con lo que los estudiantes, además de aprender el temario, ofrecen un servicio a la comunidad", ha resumido el tutor y educador en una cita multitudinaria en el patio del centro de mayores Iruñalde de Berriozar a la que han acudido, también, representantes del Ayuntamiento, que ha colaborado en la iniciativa.
El alcalde, Raúl Maiza, ha agradecido a Lantxotegi y a los mayores del municipio una iniciativa "para que nuestros mayores trabajen la huerta, vuelvan a recuperar ese contacto con la naturaleza y el hábito saludable de comer bien. Es un momento bonito por unir a gente joven y mayor, a la que conforma la comunidad de Berriozar, de la que estamos orgullosos y orgullosas. A pesar de la diferencia de edad somos un pueblo que nos queremos entre unos y otras", ha valorado.
Tan contentos se han mostrado los usuarios del centro que Ana Montoya y Tere Arellano incluso se han arrancado a cantar una jota. Ha sido su momentico, a ritmo de "Al campo tan de mañana", con el que aprovecharon también para dar las gracias a los estudiantes, con los que ya han estrechado lazos.
Reunión intergeneracional
Han aprovechado la mañana para plantar lechugas y albahacas pero en reuniones posteriores los alumnos y alumnas acudirán con una guía-manual, elaborada por ellos mismos, para enseñarles a plantar –o para recordarles cómo hacer algo que, seguro que más de uno y de una, ha hecho toda la vida–.
Lantxotegi, que lleva casi 40 años en el municipio y cuenta con unos 150 alumnos, organizará un siguiente encuentro para llevar a cabo una dinámica de intercambio "y se podrán contar cosas entre ellos, entre mayores y jóvenes, sobre la vida de antes, curiosidades, y para conocerse más. Se hará de cara a junio más adelante, en función de la situación sanitaria", avanza Más, que explica que el de Plantando Experiencia es, además, uno de los proyectos con el que trabajan lo intercultural y lo intergeneracional que han presentado a Europa como modelo de buenas prácticas.