Humberto Luis Arias, conocido artísticamente como Humberto, lleva viviendo en el País Vasco más de treinta años. La música, su pasión, le llevó a abandonar su país, Argentina, para embarcarse en un proyecto musical con el que recorrió muchos escenarios. No se arrepiente de la decisión que tomó, aunque reconoce que lleva casi 13 años sin visitar a su familia y echa de menos a su madre de 91 años, a la que le gustaría besar y abrazar. “Cuando canto alguna canción dedicada a las madres se me saltan las lágrimas. No lo puedo controlar”, confiesa.
¡Fíjese, que pensaba que usted era mexicano!
No eres la única que lo piensa, pero no, soy argentino.
Se pone el sombrero y entona el ‘Volver, volver’ y...
(Ja, ja). Doy el pego, ¿eh? Un día vinieron unos turistas mexicanos a Bilbao y me preguntaron de qué ciudad de México era. Me entró la risa porque resulta que no he estado nunca en ese país.
A Humberto es habitual verle cantar en Aste Nagusia.
Así es. Ya soy casi, casi un bilbaino más, aunque desde hace unos meses me he trasladado a Castro Urdiales, pero yo me siento de Bilbao y me encantan las fiestas de esta ciudad.
También es un clásico en la tasca del Ein Prosit del Ensanche.
Desde hace 15 años suelo estar tocando en el restaurante alemán.
¿Le da tiempo de disfrutar de las fiestas de Bilbao?
Poco. Si quiero estar bien no tengo más remedio que cuidarme la voz. Cuando era más joven ya disfruté mucho, pero ahora voy a otro ritmo y tengo otras prioridades. Yo vivo de esto y la pandemia ha sido muy dura.
“ “No tengo tiempo para disfrutar de las fiestas; tengo que trabajar y por eso me tengo que cuidar la voz” ”
Sin actuaciones no tenía trabajo.
Claro, y tienes que seguir viviendo y sin ingresos. He tenido varias personas que han estado ahí para ayudarme y, ahora, tengo que trabajar mucho para devolver todo lo que me han prestado.
No es fácil vivir de la música, ¿no?
No, pero soy un apasionado de esta profesión. Hace un tiempo me ofrecieron un trabajo fijo en un empresa de paquetería.
¿Y lo rechazó?
Sí. Puse todo en un balance y me decanté por seguir haciendo lo que realmente me llena.
¿No tiene intenciones de jubilarse?
Tengo 65 años y por edad podría hacerlo, pero mientras que la garganta me responda mi intención es continuar en el mundo de la música.
Realmente fue la música lo que hace 30 años le trajo hasta Bilbao.
El destino me trajo a esta ciudad a la que tanto quiero y tanto me ha dado
Empezó siendo un niño.
Con apenas 14 años. Mi padre tocaba en una orquesta y desde pequeño he mamado la música. Unos argentinos que tenían un grupo de música me invitaron a ser su voz y me cogí una bolsa, metí cuatro cosas y me vine a Bilbao a buscarme la vida.
Los comienzos tampoco serían fáciles para usted, ¿no?
No, pero tuve la suerte de conocer y rodearme de personas maravillosas. De hecho, el grupo desapareció y me planteé regresar a Argentina, pero finalmente decidí quedarme.
“ “Nunca me he arrepentido de dejar Argentina y venir a Bilbao; la ciudad y su gente me acogieron bien y estoy muy agradecido” ”
¿Se arrepiente?
No, nunca me he arrepentido. De hecho, ahora por circunstancias estoy viviendo en Cantabria, pero a mí lo que me gusta es vivir en Bilbao. La música es mi vida y Bilbao, mi ciudad preferida.
¿A Humberto qué es lo que más le gusta de la capital vizcaina?
La gente. Al principio le cuesta abrirse, pero luego es maravillosa. En todos estos años he conseguido tener a mi lado a grandes personas como los hermanos Thate que siempre están ahí, dispuestos a ayudarme.
¿A qué le suele cantar?
A la vida, al amor...
Hay canciones que por mucho que pasen los años siguen emocionando a quien las escucha...
Es inevitable. La música es la mejor de las medicinas. Yo no sé que haría si la música no estuviera en mi vida.
La música cura el alma.
Claro, en mi vida siempre me ha acompañado.
Será la alegría de las fiestas.
Cuando me invitan a una fiesta ya me llevo todo el kit musical porque siempre termino cantando.