La selección española de waterpolo no pudo romper el maleficio y prolongó la racha de veinticinco años que lleva sin poder subir a un podio olímpico, tras perder este domingo por 9-5 ante Hungría en el encuentro por la medalla de bronce de los Juegos de Tokio.
Una derrota que dejó sin premio el sensacional torneo realizado por los de David Martín en la capital japonesa, donde España, como ha sido reconocido por propios y extraños, realizó al mejor juego de todos los equipos en la primera fase.
Excelencia que no pudo mantener ni ante la todopoderosa Serbia en las semifinales, ni este sábado ante Hungría en un encuentro por la lucha con el bronce, en el que el conjunto pago con la derrota su escasa efectividad en las acciones de superioridad numérica.
Y eso que no desaprovechó la primera ocasión de la que dispuso de un jugador más para adelantarse con un gol de Alberto Munarriz en el marcador (0-1).
Un gol que llegó fruto del buen trabajo colectivo de conjunto, que como recalcaron sus integrante en la previa, tenía que imponer su rico juego de equipos a las deslumbrantes individualidades de la selección húngara si quería tener alguna opción de ganar.
Algo nada sencillo, ya que si España debía armarse paciencia para encontrar con sus combinaciones la manera de superar a la defensa de Hungría, a los magiares les bastaba con los chispazos de jugadores como Ktisztian Manhercz para anotar gol.
Una lucha de estilos que mantuvo igualado el marcador durante todo el primer parcial, que se cerró con empate 3-3 tras un gol en los segundos finales del húngaro Balasz Harai.
Tanto que llegó como todos los que anotó Hungría en el primer parcial en superioridad numérica, que no desaprovechó ninguna de las tres exclusiones con las que fue castigada la selección española.
Una eficacia que comenzó a convertirse en un quebradero de cabeza, que no era capaz de contener a los magiares cada vez que disponían de un jugador más.
Pero si los húngaros siguieron implacables en el tercer parcial cada vez que dispusieron de un jugador más, España no logró aprovechar, unas veces por malas decisiones y otra por el acierto del portero Viktor Nagy, que desvió con la cabeza un remate a bocajarro de Roger Tahull, ninguna de las dos superioridades que dispuso en el tercer período.
Errores que permitieron a Hungría afrontar con una mínima ventaja (6-5) el cuarto y definitivo parcial
Ocho minutos finales en los que el conjunto español siguió empeñado en desperdiciar las acciones de superioridad numérica de las que dispuso.
Un problema al que se añadió la irrupción del guardameta magiar Viktor Nagy, que con dos paradas casi consecutivas permitió a Hungría situarse con una ventaja de dos tantos (7-5) a falta de poco más de seis minutos para la conclusión.
Marcador que llenó de prisas al conjunto español que en su intento desesperado por remontar cayó en una imprecisión tras otra, lo que permitió a Hungría sentenciar definitivamente el partido y medalla de bronce con un gol (9-5) a puerta vacía de Denes Varga.