Iberdrola alcanzó el año pasado un beneficio neto de 4.439 millones de euros, un 11,7% más y la cifra más alta para la eléctrica vasca en un momento complejo para el sector. Las claves de estos resultados son la inversión, que también batió en 2022 su récord con 10.730 millones, y el negocio exterior, que compensó otra caída, en este caso del 19%, de los beneficios del grupo en el Estado.
A pesar de los altos precios de la electricidad en el Estado durante 2022, los beneficios de Iberdrola “caen lastrados por las medidas regulatorias y fiscales y el aumento de costes que la empresa no ha trasladado a sus clientes”, según la nota de prensa que hizo pública la compañía. El crecimiento en Estados Unidos y Brasil compensan esa caída.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, destacó ayer en la presentación de los resultados que “en un año marcado por la crisis energética y las dificultades en las cadenas de suministro globales”, la compañía “ha incrementado un 13% las inversiones para seguir creciendo con solidez, generando más actividad y empleo y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles”.
Las inversiones tuvieron como destino principalmente la Unión Europea, que concentró el 38% del gasto, con el Estado a la cabeza (3.000 millones) y seguido de un segundo grupo de países formado por Alemania, Francia y Portugal (1.200 millones). Estados Unidos, con un 25% de la inversión, fue el país que recibió más fondos. El resto se reparte entre Latinoamérica (20%) y Reino Unido (13%).
Como consecuencia de las inversiones, el grupo eléctrico vasco cerró 2022 con una capacidad instalada renovable cercana a los 40.000 MW en todo el mundo. La compañía cuenta, además, con 7.675 MW en construcción que estarán operativos en los próximos cuatros años. De ellos, casi 3.500 MW corresponden a proyectos eólicos marinos en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia.
Por negocios, el resultado operativo (ebitda) de redes subió un 21% hasta los 6.525,8 millones de euros gracias al buen rendimiento en Reino Unido, Estados Unidos y Brasil, que contrasta con la evolución a la baja de todas las magnitudes en España, donde retrocedió un 1,5%, hasta los 1.608 millones. Además, el margen bruto en territorio nacional se redujo un 3,6%, impactado por cuestiones regulatorias y legales.
El ebitda del negocio de producción de electricidad y clientes aumentó un 4,3%, hasta los 6.699,2 millones de euros; atendiendo sólo a España, este resultado se recortó un 4,1%, hasta los 3.460,2 millones.
Las perspectivas para 2023 apuntan a un crecimiento de los beneficios entre el 8 y el 10%, que bajaría al 5% con la aplicación del nuevo impuesto a los beneficios de las energéticas. La inversión prevista para este año también rondará los 11.000 millones y permitirá incrementar la capacidad instalada en 3.000 MW y aumentar la base de activos regulados, que ya en 2022 superaron los 39.000 millones de euros. Los resultados permitirán remunerar al accionista con 0,49 euros por acción. De este modo, se complementará con un dividendo de 0,31 euros brutos por acción, los 0,18 euros abonados en enero. Iberdrola recordó ayer que tiene un impacto fiscal de 7.500 millones de euros, de ellos 2.600 millones en el Estado.
Dividendo adicional
0,49
Euros por acción
El récord de beneficios de 2022 permitirá a Iberdrola ampliar el dividendo abonado en enero (0,18 euros por acción) hasta los 0,49 euros. El dividendo complementario, de 31 céntimos, se pagará tras su aprobación en la junta de accionistas que se celebrará en abril en Bilbao.
Previsión de beneficios
4.700 millones de euros
La eléctrica vasca prevé aumentar este año sus beneficios entre un 8 y un 10%. De ese modo, superaría los 4.800 millones de euros y podría llegar hasta los 4.900 millones. Sin embargo, Iberdrola calcula que el impuesto temporal a las energéticas, que ha recurrido la compañía, recortará los resultados hasta el 5%. En ese caso, la cifra de ganancias rondaría los 4.700 euros.