Reconozco que asisto con alborozo y deleite a cada nuevo capítulo del divorcio entre Vox y PP. Reconozco también que me contaba entre quienes no creían que Abascal fuera a llevar este ataque de testosterona hasta el final. Al final y al cabo, los sillones mullidos gustan por eso, porque son cómodos. Y, por eso, reconozco que no me sorprende esto: “Dos consejeros de Vox desobedecen la orden de Abascal y permanecen en gobiernos del PP” (Libertad Digital). Veremos si el PP se termina de sacudir los lastres y da marcha atrás en algunas medidas reaccionarias. ¿Fueron imposición externa o convicción interna?
Lo ha vuelto a hacer
Igual que “la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo”, el dirigente del país que reparte el pastel mundial no sólo debe estar a la altura de su cargo. También debe mostrar una imagen que lo acredite sin fisuras. Y cada vez que Joe Biden se planta ante un micrófono para acallar las voces que le piden que no se presente a la reelección, las alarmas vuelven a sonar. La última, presentar al presidente ucraniano Zelensky como “Presidente Putin” y confundir a su propia vicepresidenta, Kamala Harris, con Donald Trump. Ha quedado más que claro que no son “lapsus” aislados. ¿Hasta cuándo durará el sainete?
Mojarnos todos los días
Ayer tuvo lugar en playas y piscinas de Euskadi la campaña “Mójate-Busti zaitez por la Esclerosis Múltiple”. Jornadas como la de ayer son importantes, pero también lo es atender, los otros 364 días del año, a las reivindicaciones de quienes conviven con esta enfermedad. Y los gobiernos tienen deberes: Reconocer un 33% de discapacidad que permitiría a los pacientes acceder a ayudas y recursos. Una de ellas nos contaba en Onda Vasca: “No tengo reconocida la discapacidad porque mi situación física no dice que yo esté enferma, pero tengo limitaciones en el día a día”. Negárselo es un ejercicio de cinismo.
Idiotas de izquierdas
Lo mismo la detención de Nacho Cano por presunto favorecimiento de inmigración ilegal y explotación laboral no fue porque apoya públicamente a Isabel Díaz Ayuso y sí por lo que la policía sospecha de él. Tal y como publica Público, “los “becarios” de Nacho Cano tenían el permiso denegado desde mayo y cobraban 500 euros por trabajar de lunes a sábado”. Lo mismo Nacho Cano no es comunista ni de izquierdas, como él mismo se defendía, pero sí es idiota. Qué tiempos en los que era noticia por su música y no por dar la nota.
Un ejercicio de democracia
Y hablando de idiotas, la que se lió en la plaza de Toros de Iruña el jueves por la presencia de un youtuber no es ni medio normal. Tienes millones de seguidores en redes, te crees lo más de lo más, retrasas la suelta de vaquillas porque hay toda una nube de adoradores a tu alrededor, grabándote y rogándote un selfie…Hasta que llega la policía y te recuerda que, por muy estupendo que te creas, debes acatar las normas como uno más y, si no, calle. No negaré que el meneo que le dio una agente de la Policía Foral y la cara de incredulidad de él me arrancaron una sonrisa, pero tenemos lo que nos merecemos.