DONOSTIA- ¿Por qué nos cita en Zubieta para una entrevista sobre el convenio de la construcción?
–Aquí vemos varias obras, es donde se está construyendo el futuro de Gipuzkoa. Pues en ninguna se aplica el convenio. Pagan a los trabajadores muy por debajo del convenio, casi un 40%. Y los trabajadores que han conocido la realidad del convenio, si lo exigen, no tardan ni un minuto en echarles a la calle.
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¿Cómo puede ser esto?
–Las empresas adjudicatarias, que son empresas muy conocidas, realmente no hacen las obras. Digamos que el 90% de los trabajadores que trabajan en cada obra son subcontratados. Por un lado, se hace la licitación de cara al público, la de la Administración, y una vez les adjudican la obra, estas empresas adjudicatarias intentan subcontratar ese trabajo a empresas que incumplen un montón de cosas y lo que miran es abaratar costes. Y realmente, a cada obra que vayas, hay incumplimientos en materia laboral.
¿Qué tipo de incumplimientos?
–Si cogemos las tablas salariales de 2021, los trabajadores están cobrando un 40% menos y eso es una cosa generalizada y es una lucha que ha hecho ELA, y ha demostrado que eso pasa en las obras delante de las diferentes administraciones. La verdadera guerra del sector está ahí. Pedimos a las administraciones que no miren para otro lado y hagan seguimiento de las obras.
¿Es atractiva la construcción para un trabajador guipuzcoano?
–La construcción no es atractiva, no se le da ningún futuro, siempre estás colgando de un hilo. Los trabajadores guipuzcoanos de la construcción son gente ya con una edad, unos 50 años, con hijos mayores, que tienen gran experiencia, por ejemplo moviendo grúas, que ya es de lo poco que queda; e incluso ellos no son rentables; se negocia a la baja, y se sabe y se hace de cara a la Administración.
¿Dice que la Administración lo sabe?
–Esos números ya los sabe el técnico de turno de la Administración, que puede ser un arquitecto o lo que sea. Ya sabe que con esos precios es imposible aplicar el convenio y que detrás de esa adjudicación, va a haber, no solo la inaplicación, y precariedad laboral, sino fraude. Y se permite.
Entonces, ¿por qué es tan importante firmar un convenio?
–Porque el convenio marca la realidad de cada territorio y es una referencia. Estamos hablando de que un oficial de primera cobre, dividido en catorce pagas, un sueldo neto de unos 1.600-1700 euros. Y 1.400-1.500 para un peón. Cada uno se tiene que preguntar si eso está bien o está mal. La vida sube, como ha subido la luz.
¿Un 6,5% de subida es asumible para las empresas?
–Si es mucho o poco es un debate que se tiene que dar, y nosotros en ese debate decimos que se tiene que subir; no podemos perder ese poder adquisitivo. Vivimos en Gipuzkoa y qué menos que cobrar eso en cualquier sector.
¿Pero si no se cumple?
–Imagínate que logramos nuestras expectativas, ¿qué hago, me pongo medallas, y se ha acabado? No, al día siguiente tengo que venir aquí y denunciar que se aplique eso. Y allá donde se ha denunciado, que el sindicato ELA lleva muchos años, todos los políticos nos han dado la razón. Pero de poco sirve que te den la razón si no toman medidas.
Hábleme de esas empresas pirata que dice.
–Son empresas creadas al uso, para entrar en estos precios y para que las empresas grandes sigan teniendo su beneficio. Las empresas de arriba todas las conocemos, son las típicas, las de siempre, pero realmente los que hacen las obras son ese otro tipo de empresas, subcontratas que están ya muy colocadas en Gipuzkoa, pero no son guipuzcoanas. Y tú tienes cabida en ellas, si aceptas esas condiciones; y si no, te vas a la calle.
¿Y qué tipo de gente buscan?
–No estamos hablando que sean migrantes o no, pero es importante que vivan muy lejos de la obra para que, si hay un accidente laboral o le despiden, ese problema desaparezca al minuto siguiente. Luego están diciendo que aquí no hay gente para trabajar. Gente sí hay, pero se tienen que dar otras condiciones porque si no, sucede que mucha gente profesional se ha pasado al Metal. La gente de aquí que trabaja en la construcción y quiere ganarse un salario digno, tiene que irse de Francia para arriba. Al igual que los que trabajan aquí tienen que venir de debajo del río Ebro.
¿Y cómo lo hacen? ¿Vienen a diario? ¿Dónde viven?
–Les ponen casa aquí, pero igual una casa patera, que viven seis o siete personas. También hay mucha gente portuguesa que viene a pasar toda la semana y trabajan el viernes de tirada y luego se van a su casa el fin de semana.
¿Y no saben qué condiciones deberían tener en una obra pública?
–Ellos saben a qué vienen, porque en su lugar de origen esas condiciones laborales son aceptables, pero nosotros no podemos aceptar eso. Tenemos un convenio y nos debemos hacer respetar.
¿En qué situación quedan las empresas de aquí en este puzzle?
–Las grandes empresas están reduciendo personal. Ha bajado y eso se nota en las elecciones sindicales. Campezo era una empresa de 130 trabajadores, y a día de hoy andará en 60, la mitad; Y el resto, igual.
¿Y las pequeñas y medianas?
–Tú diles que en Zubieta hay un montón de trabajo, a ver qué dicen. Las medianas y pequeñas empresas que todos conocemos de la construcción, porque para ellos también va el convenio, no tienen cabida en estas grandes obras de la Administración; porque tendrían que entrar como subcontrata, pero a unos precios que tienen que bajar la persiana al día siguiente. Sus trabajadores viven en el mismo pueblo y tienen que pagar lo mismo por la hipoteca y la comida y están sindicalizados e informados de la realidad y los convenios.
¿Entonces, atajar esa subcontratación fraudulenta, crearía más empleo en Gipuzkoa?
–Ganaríamos todos. Ganarían las arcas públicas, ganarían muchas empresa medianas y pequeñas, que tendrían cabida. Pero aquí la Administración también está sacando un beneficio.
¿Qué obtiene la Administración con ese sistema?
–Pues que una obra que igual cuesta 100 millones, le termina costando 70. Y luego dice que puede hacer otras cosas con ese beneficio. Pero el daño que ha hecho por no dar ese dinero donde lo tiene que dar, es muy grande. Están precarizando el empleo.