Iker Salaberria necesitaba volver a soñar y lo está haciendo. Después de pasar una campaña de altibajos relacionados con los problemas en el callo de mano derecha, después de lidiar con el bache emocional que implica el no poder encontrar la solución a la lesión en una zona vital para los intereses de los pelotaris, vuelve a sonreír. Saca la licencia.
Este martes derribó otro techo en el frontón de Hernani, repleto hasta la bandera, al tumbar en los octavos de final del Cuatro y Medio de San Fermín a Aitor Elordi, pelotari contrastado en la especialidad y campeón del Manomanista y el Parejas de 2023, por un contundente 12-22. Y ya van dos, pues el sábado derrotó a Darío Gómez, un manista bisagra especializado en las lizas individuales y con un saque que es un látigo. De la pesadilla al dulce y onírico territorio de Morfeo.
Quemando etapas
El joven manista de Goizueta, pelotari hasta el tuétano, siempre competitivo, ya había dado el do de pecho en la jaula. Cabe destacar que en la edición sanferminera de 2021 alcanzó los cuartos de final ante Jokin Altuna y le puso las cosas moradas. El amezketarra se rebeló con un 6-15 en contra para anotarse el triunfo por 22-19. En 2022, asimismo, el navarro se proclamó vencedor del Cuatro y Medio de Promoción (ante Egiguren V por 16-22) y en la edición de Primera fue capaz de tumbar a un campeón como Mikel Urrutikoetxea.
Pues bien, en un escenario en el que Elordi partía como favorito al triunfo, Salaberria se abonó a la sorpresa en una contienda en la que se cruzaron 247 pelotazos en 56 minutos de juego. El navarro apenas cometió dos errores para domar a su adversario desde la primera tacada. Además, afilado en el remate (levantó trece cartones), cumplió con lo que prometía en los días previos: “Tengo que sacar bien (sumó tres desde el primer disparo) y buscar los ángulos”. Dicho y hecho. Manual del acotado, una distancia en la que se comprimen las brechas entre los manistas.
Se revolvió desde el inicio Salaberria ante un Elordi que no termina de encontrar las sensaciones que tuvo durante un 2023 de ensueño. En ese aspecto, Aitor estuvo cerca de remontar, pero siempre nadó a contracorriente, a remolque, con problemas para combatir la osadía de Iker. El mallabitarra necesitó mucho ante un adversario que apenas regaló.