Iñaki Artola y Ander Imaz no dan ni un paso atrás en el Campeonato de Parejas

Iñaki Artola y Ander Imaz no bajan el pie del acelerador en busca de la segunda plaza del Campeonato de Parejas. Si el viernes por la noche Peio Etxeberria y Zabaleta lograron su octavo triunfo en Amorebieta-Etxano, los de Baiko Pilota hicieron este sábado lo propio en el exigente frontón Igarondo de Idiazabal.

La lucha va a ser encarnizada. Quedan dos jornadas por delante y para la última, con duelo entre ambas combinaciones, se puede llegar en equilibrio. Cabe recordar, por aquello del tanteo particular para dirimir empates, que en la ida los guipuzcoanos se llevaron el gato al agua por 22-21. 

Pero hasta ese momento todavía queda mucha tela que cortar y Artola e Imaz, dos gladiadores vestidos de pelotari, están dando el do de pecho en cada una de sus actuaciones. En Idiazabal se impusieron a Aitor Elordi y Beñat Rezusta, que siguen montados en una montaña rusa que solo se salva por las tres victorias consecutivas logradas en las tres primeras jornadas del Parejas; si no hubieran hecho los deberes entonces, otro gallo estaría cantando. Pero el caso es que, pese a acumular dos meses de incertidumbre, siguen inmersos en la pugna por el play-off.

Inicio con ventaja colorada

En un compromiso con gran carga física, sobre todo hasta el abrazo en el décimo cartón, los de Baiko brillaron por pulmones. Se crecen en la refriega. De hecho, amanecieron incómodos en un escenario de frontis bravo y complicado. Que se lo digan a Rezusta, errático y con problemas a la hora de acomodarse a la pelota. Tuvo una mala tarde el bergararra, pero tampoco dio con la tecla Elordi, precipitado y con algunos fallos claros con la izquierda. 

Los de Aspe comenzaron con un 4-1, pero no mantuvieron el rumbo. A partir del 6-3, Iñaki se entonó en el remate. Los azules cambiaron de pelota y crecieron. A Rezusta se le atragantó el material. Tacada de seis tantos con tres muescas del alegiarra y dos saques. Un amago del delantero de Baiko, incluso, acabó estrellándose en el cuerpo de un romo Elordi.