"Iñaki no ve la luz pero él la nota y la siente" comentaba el fotógrafo Sergio Monedero, retratista de gentes de su pueblo, tras hacer una sesión con Iñaki Cornejo Iñarritu, vicepresidente del patronato de la Fundación del Museo de la Minería del País Vasco, que lamentablemente falleció el pasado 1 de julio a los 57 años de edad. No solo la siente, añadiría, también la proyectaba como un faro que indica el camino del afecto y la bonhomía, del trabajo, del compromiso y de la amistad. Era difícil no querer sumar a Iñaki a la reducida agenda de amigos que uno quisiera tener en la vida.
Lo conocí a través del Museo Minero de su querida Gallarta donde era voluntario y colaboraba activamente en la encomiable tarea que esta institución cultural tiene para la conservación investigación y difusión de la cultura minera. "¡Qué tristeza y cuanta soledad! Nos ha dejado Iñaki ¿Cómo vamos a llenar tanto vacío que nos deja tu ausencia? Este Museo que ha contado siempre con tu trabajo voluntario, con tu buen hacer, con tu dedicación al desarrollo de esta empresa cultural, este Museo se queda hoy en silencio. No sabemos qué decir, cómo trasmitir nuestra pena. Es hora de recuerdos. De rabia por tanto futuro que nos ha quedado por construir juntos", clamaba la presidenta del patronato, Ameli Ortiz, quien compartió muchas jornadas de trabajo con Iñaki, un gran relaciones públicas.
Nieto de un albañil y de un trabajador de Altos Hornos, Iñaki sabía que nada en esta vida se logra sin esfuerzo, al menos lo que merece la pena y por ello no quiso que la ceguera temprana le alejara de su sueño de ser un trabajador activo como bien saben las miles de personas que han pasado a lo largo de 30 años por su delicadas manos de fisioterapeuta en el Hospital de Cruces. Un pundonor que le llevó también a ser el referente en la lucha constante para combatir las barreras que impidieran conocer el Museo a todas la personas, independientemente de su condición física o psicológica. Su huella ya es perenne en el Museo de la Minería de su querida Gallarta.