Iñaki Coscolín Génova (24 de noviembre de 1963) entró en Volkswagen Navarra en mayo de 1990. Tras pasar por producción, motores y chapa en puestos de mando principalmente, desde hace tres años ostenta la plaza de responsable de turno de gestión de materiales. Casado y con dos hijos, de 22 y 30 años, ha combinado su carrera profesional en la fábrica con su labor sindical.
En 2005 se afilió a Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP) y dos años después empezó a liderar estas siglas hasta la actualidad. Con 59 años recién cumplidos, apenas le quedan dos para acogerse al contrato relevo. Esta ha sido una de las razones por las que su sindicato no va a presentarse a las elecciones sindicales de VW Navarra. Pero a este motivo se añade la falta de relevo para que CCP siga en la factoría. “Llegamos a sumar 200 afiliados en los mejores momentos, y luego nos mantuvimos en cien”, recuerda Iñaki Coscolín, que hace balance de su trayectoria en esta entrevista.
¿Qué desea para las elecciones sindicales del jueves 16 de febrero?
–Que los votos se repartan para que los sindicatos tengan que entenderse, ya que las diferencias de pensamiento enriquecen el resultado final.
¿Votará?
–Sí.
¿Qué resalta de sus 16 años?
–Los convenios rubricados para consolidar plantilla y para asegurar volúmenes de producción e inversiones.
¿Cuál ha sido el peor sabor de boca?
–Me duele ser yo quien cierre la sección sindical de CCP en VW Navarra. Es muy duro y lo considero un fracaso personal. Me acuerdo de aquellos compañeros que me precedieron y que lograron hacer crecer este sindicato en los años 80 y 90. Pero, nos ha perjudicado el cambio de mentalidad de la sociedad en relación a los sindicatos al no vernos tan necesarios.
A pesar de ser el único delegado de CCP y tener la posibilidad de liberarse, siempre ha combinado esta tarea con su trabajo, ¿por qué?
–Porque si no compartes espacio con aquellos que están en sus puestos de responsabilidad no puedes conocer qué ocurre, y menos en mi caso que estaba solo. Siempre me he negado a consumir horas sindicales para pasear por los talleres. Eso no es bueno, porque así no te enteras de nada. La realidad se vive trabajando, y si quieres defender a los compañeros debes estar con ellos el mayor tiempo posible. Me puedo haber equivocado, pero así he comprendido el sindicalismo.
CCP ha participado en la firma de acuerdos importantes para la fábrica, pero los contactos con la dirección se enfriaron a partir de 2019.
–Este sindicato siempre ha defendido con uñas y dientes los pactos que ha firmado ante la plantilla en los talleres. Todo se empezó a torcer cuando decidí confeccionar una lista en el colegio obrero en 2019, que no gustó a UGT. Y la relación con la dirección se rompió del todo cuando echaron a Emilio Sáenz como presidente de VW Navarra, ya que solicité que la empresa fuera transparente con este tema. La única contestación que recibí es que no iban a hablar de la vida de nadie. Yo insistí en que en ningún momento quería conocer su situación personal sino las causas del despido. Si el consorcio exige transparencia a la plantilla, creo que tiene que aplicar lo mismo en este caso y todavía no lo ha hecho.
¿Qué relación mantuvo con Emilio Sáenz?
–Era buen director, pero desde que salió de la fábrica por primera vez se fue endiosando. Quizá no soy justo con lo que digo por no haber mantenido una buena relación con él, pero esa ha sido mi impresión.
¿Cómo vivió la llegada del segundo modelo a la fábrica?
–Con gran ilusión e incertidumbre ante lo desconocido porque la fábrica funcionaba muy bien con el Polo. Pero en aquel momento, personas de la dirección me abrieron los ojos sobre la importancia de ampliar la cadena a más modelos para captar más inversiones. Firmé el acuerdo convencido de que era lo mejor para la plantilla. Aunque el tiempo ha dicho cosas en contra.
¿Y cómo recuerda el pacto para la asignación del Taigo?
–También con ilusión, pero no me fiaba tanto, porque firmamos unas condiciones con el T-Cross que no se estaban cumpliendo. Además, estaban incluyendo puntos en el texto del acuerdo del Taigo que se habían rubricado en el documento del segundo modelo. Por ese motivo, si con el T-Cross, VW Navarra no había efectuado determinados compromisos, cómo lo iba a hacer con el tercer modelo. Percibí algo de engaño.
¿Entonces por qué firmó CCP el pacto del tercer modelo?
–Por las inversiones que consolidaban el proyecto en la fábrica, la plantilla, el trabajo a proveedores y la riqueza para Navarra.
¿Por qué en los últimos cuatro años su sindicato deja de apoyar cualquier acuerdo con VW Navarra?
–Porque no hubo transparencia en informar a la plantilla sobre las causas del despido de Emilio (Sáenz). Eso me llevó a desconfiar de esta dirección y a no firmar nada con ella. Eso sí, también dejé claro que iba a reconocer si era bueno un proyecto o cualquier propuesta, pero sin respaldarlo por escrito.
¿La actual dirección es transparente?
–No, y cada vez menos, por los hechos. Por ejemplo, sospecho de esos cierres de la fábrica por falta de piezas. Si falla un proveedor, la empresa debe buscar otro, que los hay en este mundo globalizado, y no parar. Además, ¿cómo puede obtener VW Navarra igual beneficio o más que el año anterior si fabrica menos coches y aplica un ERTE? Probablemente me equivocaré, porque igual mi capacidad de entendimiento de estos temas resulta limitada, pero recelo.
¿El vehículo eléctrico es el futuro de esta factoría?
–El futuro inmediato, ya que el mundo del automóvil va a evolucionar mucho más, con variedad de alternativas para hacer funcionar los motores de combustión, y la factoría se amoldará a esas realidades.
¿Con el coche eléctrico se va a mantener la actual plantilla?
–Sí, fluctuará en las cifras actuales. Los procesos de producción introducen robots y automatismo. Además, la ergonomía que exigimos los sindicatos se traduce en poner medios que facilitan las tareas y esto, a veces, elimina puestos de trabajo. Pero todo esto se compensa con volúmenes de producción. Actualmente, prima el consumismo en el mercado, y eso se traduce en volumen de programa y en conservar la plantilla.
El proyecto del vehículo eléctrico del Grupo VW Future: Fast Forward en la Península Ibérica incluye VW Navarra, Seat y Palmela, ¿en qué situación se queda la planta de Landaben?
–La fábrica se presenta como una de las más productivas y competitivas del consorcio y eso siempre nos ha dado margen con Alemania. Sin embargo, el grupo ha confeccionado el proyecto de la Península Ibérica que lidera Seat desde Martorell, y creo que con esta estrategia vamos a perder capacidad de decisión. No nos faltará trabajo, pero estaremos a expensas de lo que diga Seat.
Entonces, ¿solo queda a VW Navarra amoldarse a la nueva realidad?
–Sí, y lo vamos a sufrir en la negociación del próximo convenio.