Iñaki Williams regresó en la tarde del sábado al estadio en el que vivió uno de los momentos más delicados de su carrera, una circunstancia que, desgraciadamente, poco o nada tuvo que ver con la práctica del fútbol. Nada relacionado con una grave lesión, el fallo de una ocasión manifiesta de gol o marcarse en su propia portería. Qué va. Lo que le tocó vivir al delantero del Athletic en el ahora llamado RCDE Stadium hace tres años, el 25 de enero de 2020, concretamente, fue un hecho deleznable. En un instante del encuentro, un aficionado del Espanyol profirió gritos racistas acompañados por la escenificación de gestos en los que se imitaba la actitud de los primates. El mayor de los Williams ya jugó el curso pasado allí, marcó, y repitió ayer, en esta ocasión, además, con el campo sin ningún tipo de restricción de aforo. Aunque en directo, durante su celebración, pareció realizar un gesto hacia el sector desde el que recibió los insultos al señalarse la parte trasera de su camiseta, a la finalización del encuentro aclaró que no, que se trataba de una celebración personal, enfocada a su familia y más concretamente a su hermano Nico, que ha vivido una dura semana.
Tres años después de aquellos hechos, desde la peña Pirates RCDE lamentan que en su estadio se viviera un hecho similar a aquel y esperan que no se vuelva a repetir. “En nuestra casa no cabe la intolerancia ni los insultos ni se debe rechazar a nadie sea cual sea su condición, sexo, raza o color”, declara Natxo Barrau, uno de sus miembros más activos, que se siente casi con la obligación moral de pedir perdón a Iñaki por lo que le tocó vivir.
“Esperemos que nunca más se repitan este tipo de actos, pero ni aquí en nuestro estadio ni en ningún otro campo de fútbol; tampoco en la sociedad. No podemos pretender evolucionar y seguir con este tipo de comportamientos”, expone el peñista perico.
Barrau, asiduo al RCDE Stadium, pero también al viejo Sarrià o a Montjuic, recuerda claramente lo acontecido aquel mediodía de enero y no entiende cómo un club que tiene a Thomas N’Kono, homenajeado ayer precisamente en los prolegómenos del encuentro, como uno de sus grandes referentes puede lidiar con personas así. “Recuerdo el momento. Te hace vivir una situación muy incómoda. Por un lado te intentas poner en la posición de Iñaki Williams y tiene que ser una situación lamentable. Y luego, desde fuera, ves que son otra vez los mismos liándola”, apunta en referencia a un nutrido grupo de ultras de ideología de extrema derecha que tiene el Espanyol en uno de sus fondos.
A JUICIO
El castigo para el hincha local que profirió los insultos racistas hacia Iñaki Williams, a la espera de que se celebre el juicio, podría ser ejemplarizante. De hecho, el juzgado Número 2 de Primera Instancia de Cornellà de Llobregat comunicó el pasado mes de enero la apertura del juicio oral contra el aficionado, en la que es la primera causa penal de la historia del Estado por racismo durante la disputa de un encuentro de fútbol. Tanto el Ministerio Fiscal como LaLiga, que ejercen de parte acusadora, piden hasta dos años de cárcel para el individuo, además de la prohibición de acudir estadios de fútbol durante cinco años y una multa económica.
El mayor de los Williams, por su parte, en su declaración ante el juez de Cornellà que lleva el caso admitió, en marzo de 2021, haberse sentido “humillado” e “indignado” por los insultos recibidos.
En este sentido, Natxo Barrau espera que el castigo sea ejemplar para tratar así de que de una vez por todas se erradiquen este tipo de conductas de los campos de fútbol: “Espero que caiga sobre él todo el peso de la ley y que sirva como sentencia ejemplarizante. Y que como sociedad nos ayude a ir hacia adelante”.
Por último, defiende que aunque en ocasiones, y especialmente tras los insultos racistas a Iñaki Williams se aglutinó a buena parte de la hinchada del Espanyol en el mismo saco, no son para nada así. “Es una especie de sambenito que tenemos, pero la afición del Espanyol no somos así mayoritariamente”, declara el peñista de Pirates RCDE.
Contenido ofrecido gracias a la colaboración de Rural Kutxa, siempre cerca.