La Fundación Arizmendiarrieta avanza en el camino por lograr que las empresas implanten un modelo humanista con sus trabajadores que mejore sus condiciones laborales y conlleve a incentivar la competitividad de las empresas. Una senda que va ganando adeptos e incorpora al mundo educativo de mano de la Fundación Egibide, para trabajar el concepto desde su base.
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA reúne al mundo empresarial y educativo para reflexionar sobre todos estos aspectos junto al presidente de la Fundación Arizmendiarrieta, Juan Manuel Sinde, el gestor del proyecto, Santos Gil, y el director de Innovación y Relaciones Institucionales de Egibide, Xabier López de Santiago.
Claves del MIPE
El Modelo Inclusivo y Participativo de Empresas (MIPE) que propugna la Fundación Arizmendiarrieta nace de la síntesis humanista-cristiana y los valores del cooperativismo vasco con el objetivo de fomentar la participación de los trabajadores en las decisiones de las empresas. Unas prácticas de gestión empresarial que motiven “el bien común” y que su presidente resume alrededor de “tres claves” principales. “Una comunicación interna sistemática, trasparente y entendible que mejore la confianza, la participación de los empleados en los resultados y la formación permanente para la mejora de las capacidades humanas”.
Para ello, han editado una guía que recoge sus propuestas en base a cuatro ejes para mejorar la gestión y cultura de la empresa, propiciar unos retos y un proyecto compartido e implicarse con su entorno social.
Cambios legales
Los parlamentos vasco y navarro aprobaron por unanimidad en 2018 una proposición no de ley de cara a impulsar este modelo entre las empresas. Desde entonces, la Fundación ha seguido dando pasos en pro de concretar cambios legales que favorezcan su implantación. El próximo salto es Madrid a donde acudirán a presentar el modelo ante el presidente de la Comisión de Economía del Congreso y el presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, tras realizar un seminario con la participación de los partidos políticos, sindicatos y la organización empresarial CEOE. Un largo camino con cerca de 150 presentaciones del modelo en el País Vasco, España y a nivel internacional en foros de Londres, París, Roma y Bruselas, entre otros.
Educación
¿Cómo se traslada este modelo de trabajo al ámbito educativo? López de Santiago tiene claro que “transformar la sociedad solo se puede hacer desde la educación”. Además, los valores que defiende la Fundación Arizmendiarrieta “ya están insertados” en Egibide al compartir entre ambos “muchas cosas en común” desde sus orígenes. Y es que Pedro Anitua y José María de Arizmendiarreta fueron sacerdotes de la misma diócesis y compartieron espacios de formación en el Seminario de Vitoria.
“Los actuales alumnos serán los protagonistas del cambio en su entorno, ya sea desde las empresas en las que trabajen o desde las que vayan a crear. Por ello, es clave trabajar con ellos los valores de un modelo de gestión más participativo e inclusivo”, destacan desde Egibide. “Hay que ir más allá de la mera formación técnica para profundizar en las competencias personales”. En este sentido, a las presentaciones llevadas a cabo en el ámbito universitario, se incorpora este año la Formación Profesional de la CAV.
Realidad empresarial
Los impulsores de este modelo tienen claro que su aplicación en el mercado de trabajo depende del sector y tamaño de cada empresa. “No se trata de hacer un traje para todo el mundo, sino que cada empresa recoja las recomendaciones que sean adecuadas a su situación particular”, expone Gil.
Unas pautas que están pensadas para compañías de “entre 30 a 1.000 trabajadores”, pero que se pueden moldear a sus necesidades e incluso la intención es adecuarlas a “entidades del tercer sector y sin ánimo de lucro”, así como instituciones grandes y públicas como “hospitales y residencias”.
Hay muchos aspectos que se pueden aplicar como “mejorar la comunicación interna para generar confianza” en la plantilla. “No solo hay que informar cuando la empresa marcha mal, sino también cuando marcha bien”, apunta Gil. “Las empresas deben ofrecer una formación continua a sus empleados para mejorar sus competencias y, con ello, su capacidad de adaptación será mayor”. “También hay que promover la participación de los trabajadores en la gestión empresarial” a diferentes niveles. “Por ejemplo, se va a llevar a cabo una evaluación de riesgos laborales y no se le da importancia a la opinión del trabajador cuando es el que está día a día y conoce esos aspectos perfectamente”, argumenta Gil para reseñar algunas de las mejoras.
Empleo juvenil
Las tasas de paro juvenil son de las más elevadas del País Vasco. A pesar de que los jóvenes están hoy en día más y mejor formados, no encuentran cabida en el mercado laboral. “Hay que avanzar mucho más en las necesidades que tienen las empresas para adaptar la formación que los jóvenes reciben”, plantea López de Santiago. Desde Egibide se fomenta la formación dual y las prácticas en empresas y López de Santiago cree que la Formación Profesional “sí que da respuesta” a las necesidades laborales.
El problema lo ve para las “personas sin formación” y aquellas a las que se le ha acabado el trabajo y tienen dificultades para reincorporarse al mercado laboral, para los que hay que “dar una respuesta entre todos”. Otra de las cuestiones que ver urgente paliar es el de la movilidad entre empresas. “Muchas personas cambian de una a otra empresa y eso no es bueno. El trabajador tiene que sentirse parte de la empresa porque eso lleva a la fidelización y a retener el talento”.
Gil incorpora a este asunto la importancia que tiene el “reconocimiento”. “Los directivos han de valorar el trabajo que realizan las personas”, defiende. También apuesta por aplicar una equidad salarial. “No puede haber abanicos salariales tan abiertos en los diferentes puestos de trabajo de una misma empresa”. Camino hay y mucho por recorrer, ya que a estas cuestiones se suman otras como la flexibilidad laboral. “Las nuevas tecnologías permiten nuevas realidades para flexibilizar el horario laboral”, expone López de Santiago, sobre todo, de cara a las nuevas generaciones. Otros asuntos a revertir son la “conciliación familiar, ofrecer “planes de sucesión y carrera que posibiliten promocionar” o “acabar con la temporalidad”, entre otros.
Cambio de Tendencia
Sinde aprecia un cambio en la economía mundial en favor de este modelo que humaniza el trabajo. “Antes, la única responsabilidad de las empresas era producir beneficios a sus accionistas, ahora, su principio es generar beneficios a sus accionistas, trabajadores, comunidades en las que se insertan, clientes y proveedores”, señala. Un giro que achaca a la “pura inteligencia empresarial”. “A las empresas occidentales no les queda más remedio que adaptarse para poder competir con otros países donde los sueldos son una décima parte de los nuestros”. “Ya no se puede competir por costes, sino por calidad y eso lo aporta las personas innovadoras”. “El modelo humanista que planteamos no es para ganar el cielo, es para ganar cuota de mercado y sobrevivir”, sentencia.