Mucho se había hablado en la previa de la superioridad de los pívots del Madrid. Son temibles. Y así lo demostraron en el Buesa ante un Baskonia encogido. Empequeñecido ante el tremendo potencial del cuadro blanco. Sin embargo, ni Poirier, Tavares o Yabusele necesitaron sacar toda su artillería para desarmar a la tropa de Spahija.
El verdadero destrozo en el duelo de ayer lo realizó la línea exterior del conjunto blanco. Letales. De hecho, el partido quedo visto para sentencia en el ecuador, en gran parte por el devastador acierto de la cuerda exterior del Real Madrid. Buena prueba de ello es que para el descanso 43 de los 53 puntos del Real Madrid llegaron de sus hombres de fuera.