La temporada pasada, el Athletic fue el tercer equipo de LaLiga Santander menos goleado. Con 36 tantos en contra, el conjunto rojiblanco solo obtuvo peores resultados en esta faceta que el Real Madrid –que se llevó el título– y el Sevilla, que terminó en la última plaza con acceso a Champions. Es decir, los por aquel entonces entrenados por Marcelino García Toral, erigieron un muro alrededor de la portería defendida por Unai Simón y edificaron un bastión. La defensa fue el mejor baluarte del Athletic y el jefe de dicha fortificación fue Iñigo Martínez (Ondarroa, 1991). El central rojiblanco fue clave para el técnico asturiano, que construyó a su alrededor la defensa soñada. El ondarrutarra jugó todo lo que pudo. De titular y los 90 minutos. Siempre. “La temporada pasada fue muy buena para mí, me encontré muy bien y creo que rendí a buen nivel”, explica el propio Martínez. Por ello, el central ondarrutarra es el merecido ganador del Premio Alse al Jugador más Seguro. Y es que sus buenas actuaciones no pasaron desapercibidas para nadie. Ni por los grande clubes, siendo el Barcelona el más interesado en el pasado mercado de verano. Los 15 millones ofrecidos a la recién estrenada Junta de Jon Uriarte fueron insuficientes para hacerse con los servicios del central, pero el hecho de que Martínez y Athletic finalicen su vinculación el próximo 30 de junio hizo estallar la polémica y puso al ondarrutarra en medio de todos los rumores.
Con todo, el defensa rojiblanco siguió a lo suyo. Ajeno a las habladurías y centrado en su trabajo. Y eso que la nueva temporada no comenzó bien para sus intereses. Unas “molestias leves en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda” le dejaron en el dique seco en agosto. Aún en pretemporada. Por lo que no pudo debutar en el curso actual hasta la jornada cinco. Sin embargo, en cuanto estuvo disponible, poco necesitó Martínez para convencer a Valverde y convertirse de nuevo en el jefe de la zaga del Athletic. En el patriarca de la defensa rojiblanca. Entre rumores y polémicas sobre su compromiso, el defensa calló bocas con fútbol. Pero de nuevo una lesión, esta vez en pleno mercado invernal, volvió a alimentar el discurso de los malpensados. De hecho, Martínez no juega un partido de competición desde el pasado 13 de noviembre, en Copa ante el Alzira. Después, el abismo. Porque tampoco acudió al Mundial de Catar por decisión técnica de Luis Enrique, que prefirió llevarse a otros hombres más rodados; aunque sí disputó un par de amistosos durante el parón internacional.
Pero no fue hasta el 3 de enero cuando el club hizo pública la causa de sus ausencias: “Una fascitis plantar en el pie derecho”. Una molesta dolencia que le tiene fuera de los terrenos de juego todo este año. Por ello, el único objetivo que por el momento tiene Iñigo Martínez es “recuperarme cuanto antes para poder ayudar al equipo”. Y es que, como ocurrió el pasado verano, ahora el ondarrutarra se mantiene alejado de los runrunes y los bulos, no quiere hablar de novias –que cada vez son más– y afronta con optimismo una campaña ilusionante para el Athletic: “Ya se dijo a comienzo de temporada que el objetivo era Europa y sigue siéndolo. Además tenemos muchas ganas de esas semifinales de Copa ante Osasuna. Poder meternos en una nueva final sería algo increíble”, concluye.