El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha bajado a pie de calle y ha hablado de tú a tú a los ciudadanos vascos en un momento especialmente delicado a nivel internacional, con la sexta ola de la pandemia escalando nuevas cotas día tras día y nuevas medidas restrictivas que afectan a nuestro devenir cotidiano. En un mensaje de fin de año que tuvo un cariz más personal y menos institucional, ha realizado un ejercicio de empatía frente a los rigores de la situación actual, no exento de autocrítica, pero sustentado en dos vigas maestras de cara a "construir una sociedad más justa" y "contribuir a un futuro mejor": el compromiso del Gobierno vasco y el resto de instituciones de la CAV con la salud pública y los recursos de los que dispone tras la aprobación de los Presupuestos del recién estrenado 2022.
Todo ello, ha añadido, en respuesta a las propias demandas de la sociedad. Las últimas medidas del Ejecutivo vasco contra la expansión de la última variante del coronavirus entraron en vigor el pasado miércoles, en la antesala de la Nochevieja, en relación con las limitaciones horarias, de aforos, etc. Y se adoptaron en el afán de "mantener un equilibrio" entre la "salud pública, salud emocional, salud económica, salud social...". "Soy consciente del esfuerzo realizado, así como de las consecuencias de las medidas adoptadas. Intentamos atenderlas todas... y así lo haremos", ha señalado.
Su gabinete afronta este reto "sobre bases sólidas", ha añadido, tras la aprobación, el pasado 23 de diciembre, de los Presupuestos de Euskadi merced a la mayoría del Gobierno de coalición PNV-PSE y a la abstención pactada con EH Bildu, un hecho inédito hasta esa fecha. "Contamos con un presupuesto aprobado, disponemos de recursos para atender los servicios esenciales: salud, educación, protección social... También para mantener la actividad económica y el empleo". En esta tarea, Urkullu ha reafirmado su confianza "en la ciencia y la medicina, en las personas profesionales de la atención primaria y hospitalaria, en las autoridades sanitarias...". Por ello, ha lanzado una de las frases destacadas de su discurso al compartir "una esperanza y un sentimiento de confianza: hemos superado cinco olas y vamos a superar esta sexta ola".
LECCIÓN DE HUMILDAD
Iñigo Urkullu ha comenzado citando al lehendakari José Antonio Aguirre y su mensaje navideño de hace 85 años, cuando aseguró que "todo ciudadano tiene obligación de contribuir con su trabajo, su capital y su actividad intelectual al bienestar general del país". El actual inquilino de Ajuria Enea ha actualizado ese mensaje señalando que, debido a la crisis sanitaria, "el bienestar general, el bien común, es hoy ante todo la salud".
A continuación, y en una concatenación de necesidades y respuestas, el lehendakari sitúa el "compromiso de las instituciones" como garante de ese bienestar; un compromiso que, dirigido a "responder a la pandemia", incluye "seguir de cerca y comprender las preocupaciones de la sociedad"; una ciudadanía que, cerrando el círculo, tiene como prioridad "la salud pública y la atención a las personas más vulnerables y necesitadas de ayuda".
Urkullu ha admitido que no se trata de una tarea "fácil" y ha apuntado que "sumo las críticas recibidas", al tiempo que "comprendo y comparto la desazón por no poder ofrecer soluciones y certezas" ante una crisis global que supone "una prueba de esfuerzo permanente". Y es que entre las consecuencias de la pandemia también está la "lección de humildad" que ha provocado entre los responsables institucionales, y que el jefe del Ejecutivo vasco asume sin fisuras. "Humildad para reconocer que todavía sabemos poco de esta pandemia, que debemos seguir concentrados en el día a día, analizando la situación y la evolución del entorno".