Tras dos aplazamientos, ayer jueves tuvo lugar en el Juzgado de Barakaldo la vista por el caso de Lidia Gil, la vecina de Mamariga de 89 años que puede ser desahuciada de la casa en la que lleva 17 años viviendo, un hogar que era provisional hasta que construyesen el piso que le correspondía por el acuerdo de permuta al que había llegado Residencial Mamariga y que la empresa encabezada por Jabyer Fernández incumplió dejándole sin la vivienda que le correspondía. En la vista de ayer jueves, el juez del caso instó a ambas partes a llegar a un acuerdo. Esto no quita para que en un breve periodo de tiempo haya un pronunciamiento judicial respecto a este caso si no se llegase a un acuerdo entre ambas partes.
De todos modos, esta no será la primera ocasión en la que Lidia Gil y su entorno intentan llegar a un acuerdo con el fondo de inversión que se quedó con la casa tras la quiebra de Residencial Mamariga. Tal y como indicó Ángel Torres, sobrino de Lidia, "ya les propusimos pagar un alquiler y ellos nos han dicho que no, que solo nos venden el piso y a un precio desorbitado para una mujer con una pensión de 660 euros". Ahora, la esperanza es que el pronunciamiento judicial instando al acuerdo haga que el fondo de inversión se siente a negociar en unos términos razonables para una persona de la vulnerabilidad de Lidia.
El hecho de que te puedan echar de tu hogar es una experiencia desagradable y todo ello se multiplica en el caso de una persona de avanzada edad y que, además, fue víctima de una estafa inmobiliaria. "Mi tía está llevando esta situación muy mal, como no podía ser de otra manera. Es una persona mayor, de 89 años, físicamente está limitada porque tiene que caminar con muletas... Y mentalmente está siendo durísimo todo esto para ella. Esta es una situación injusta e incomprensible", apuntó Ángel, sobrino de Lidia quien, junto a su hermana Lourdes es quien más de cerca está siguiendo esta situación. En todo este camino, Lidia no ha estado sola y ayer jueves no fue una excepción ni mucho menos. Un grupo de familiares y vecinos de Santurtzi acompañaron a Lidia en una jornada muy difícil para ella. Después de que la mujer de 89 años entrase a los juzgados de Barakaldo, quienes la acompañaron se concentraron en la puerta del juzgado con una pancarta que rezaba No al desahucio de Lidia, etxe-kaleratzerik ez!.
Ya a la tarde, el frontón de Mamariga acogió una nueva concentración en la que este barrio santurtziarra volvió a mostrar su apoyo incondicional a Lidia. Mamariga quiere que Lidia, su vecina, siga viviendo en el que ha sido su hogar durante los últimos 17 años y hacerlo sin el temor de poder ser desahuciada.