Seguro que a estas alturas no vamos a descubrir nada nuevo si mencionamos chatGPT o si hablamos de inteligencia artificial. Ahora bien esta nueva revolución en la que estamos entrando y que parece ya imparable tiene sus claroscuros. No todo es bueno y probablemente tampoco sea todo malo. Pero, ¿estamos preparados para convivir con la inteligencia artificial? En Onda Vasca hemos intentado buscar algunas respuestas entre quienes ya han incorporado tecnología como chatGPT en su día a día.
En LIS Data Solutions saben bien lo que tienen entre manos porque han incorporado esta tecnología en su día a día laboral. Y de hecho los responsables de desarrollo de negocio y de relaciones corporativas de esta empresa Guillermo Sistal y Javier Cuesta respectivamente comienzan esta charla con un dato revelador: siete de cada diez trabajadores que usan chatGPT no se lo han comunicado a sus jefes.
Esto nos da cuenta de lo instalada que está la inteligencia artificial a nuestro alrededor aunque haya quien se resista a participar en esta nueva revolución tecnológica. Ambos defienden sus utilidades. "Es una tecnología implantada que nos está mejorando la productividad porque sacamos un resultado de calidad. Tanto trabajadores como estudiantes lo están integrando en su día a día", destaca Guillermo Sistal.
"Es verdad que chatGPT tiene muchas capacidades para ayudar en el trabajo pero están pensadas para dar una respuesta. Pueden cometer errores y algunos de bulto", matiza Javier Cuesta. Por eso la conclusión es que "no es del todo fiable". "Sólo está pensado para entender lo que le pide un humano y dar una respuesta como si fuera un humano. Hay que depurar y pulir muchos aspectos", destaca.
Versión 5.0
De momento ambos recuerdan que estamos ahora mismo con la versión 4.0 de chatGPT y explican que para crear los algoritmos y que funcione se ha necesitado la información humana. "Miles de personas han dicho si era correcto o no el algoritmo y hay que ir mejorando día a día. Esperamos que a lo largo del año salga la versión 5.0", señala Guillermo. Es decir, todo va muy rápido. Algunos casi no saben de la existencia de chatGPT y otros están pensando en cómo mejorarla.
“ Probablemente llegue el momento en que pueda hacer esa retroalimentación sin que intervenga un humano ”
Guillermo Sistal, LIS Data Solutions
Pero, ¿llegará ese temido momento por algunos y esa inteligencia artificial dejará de necesitar la intervención humana? Es la pregunta del millón. Y la respuesta es "probablemente". "De momento nos ofrece un 80% de precisión y necesita de la intervención humana para corregir y revisar lo que no sea correcto", remarca Guillermo que compara lo que está pasando con la revolución vivida tras la aparición de internet.
Para Javier aún estamos lejos de que las máquinas sean más inteligentes que los seres humanos. "Diría que la inteligencia artificial puede ser la de un niño", aclara. "Son relativamente sencillas de engañar", afirma. Y pone como ejemplo una prueba que realizó el ejército americano que puso a la izquierda artificial a identificar marines que se estaban camuflando. "Encontró a la mayoría pero cuatro consiguieron superar a la inteligencia artificial disfrazándose de bárbol (personaje de El Señor de los Anillos), dos dando volteretas y el último metido en una caja e iba pártiendose de risa. Mi hijo de cuatro años hubiera detectado a los cuatro. No son más inteligentes que nosotros. Lo que hacen es resolver una tarea concreta. En ese punto están", insiste.
“ No sé cuánto quedará para una inteligencia artificial fuerte que sea como un ser humano. Creo que queda tiempo ”
Javier Cuesta, LIS Data Solutions
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¿Dónde la usamos?
Los usos para esta tecnología son infinitos. Marketing, publicidad, contabilidad, formación y un largo ecétera. Javier Cuesta explicaba cómo funciona por ejemplo en marketing a la hora de mejorar la creatividad. "Hay un estudio del MIC que puso a dos grupos a hacer documentación, uno con inteligencia artificial y otro sin ella. El resultado es que los que emplearon la herramienta ahorraron un 40% de tiempo y evaluados a ciegas sus trabajos tenían más calidad. Hablamos de productividad y de mayor calidad", insiste.
Guillermo señala que tiene más de 60 posibilidades de uso en cualquier sector. "Tenemos que tener en cuenta que no llega de forma individual sino que hay varias tecnologías a la vez que incorporan texto, imagen y voz", añade.
¿Se perderán puestos de trabajo?
Otra de las preguntas, quizá una de las más importantes, sea si la inteligencia artificial nos va a sustituir en determinados puestos de trabajo, incluido el periodismo. Hay estudios que así lo afirman. "Se van a perder pero también se van a crear", afirma Guillermo. "La tecnología nunca va a dejar de avanzar. En el pasado había escribanos que se han reciclado o han empezado a usar nuevas herramientas y esas profesiones han evolucionado", afirma.
“ Habrá puestos que se perderán pero se crearán nuevos puestos de trabajo ”
Guillermo Sista, LIS Data Solutions
Javier añade que, de hecho, podría darse el efecto contrario. "No se sabe exactamente cómo afectará. Cuando apareció internet, si le hubieras preguntado a los periodistas, la mayoría pensaba que se iba a quedar sin trabajo y eso no ha ocurrido. El que hubiera internet redujo el coste de acceder a las noticias y aumentó la productividad. La demanda de noticias subió e hicieron falta más periodistas", explica.
“ Hay que reciclarse y ver cómo evoluciona el mercado laboral. ”
Javier Cuesta, LIS Data Solutions
¿Cuáles son los límites?
Sin embargo, a todos nos viene a la cabeza si se pueden o no poner límites a esta nueva tecnología. Ninguno de ellos tienen dudas al respecto. "Por supuesto que hay que ponerle límites", asegura Guillermo. "Los algoritmos pueden tener sesgos y dar resultados poco éticos", reconoce. De hecho y volviendo a las profesiones y los cambios que pueda introducir en ellas, subraya que una nueva profesión podría ser auditor de ese algoritmo para que el resultado sea "ético y legal". "Va a hacer falta responsabilidad y legislación que aseguren que se cumpla el marco legal con seguridad", afirma.
Javier Cuesta lo tiene igual de claro. "Hay que poner límites y normativa porque si no, sería un problema", añade. "En Europa se está trabajando y proponiendo cosas como que los contenidos creados por inteligencia artificial lo digan claramente y que la gente sepa que no es real", asegura. Con eso se busca, recuerda, evitar distorsiones de la realidad que ya existen a día de hoy y que no siempre se pueden distinguir.