Era sábado. La pandemia aún no había desplegado toda su virulencia en Bizkaia y sus habitantes se agolpaban en los locales de hostelería del territorio al término de la semana. Él, Iraultza, esperaba a que un amigo terminase su turno en el Papa León de Mazarredo. Ella, Thanh Thu, recaló en el local acompañada de su prima. “El bar al que queríamos ir estaba lleno y no teníamos dónde sentarnos”, dice. Iraultza no pretendía quedarse allí. Pero entonces le vio.
– Para, no nos vamos – le dijo a su amigo – haz lo que sea para entretener a la otra, baila con ella, dale conversación… Pero tengo que hablar con ella.
En ese momento se quedó prendado de Thanh Thu. “Tengo que reconocer que me quedé obnubilado. Me pareció super guapa desde el minuto cero, y no podía perder la oportunidad de hablar con ella”, recuerda. Este miércoles, tres años después de que se produjese este primer contacto, la pareja ha revolucionado las redes. El vídeo en el que aparecen vestidos con indumentaria vietnamita, listos para contraer nupcias en el país del sudeste asiático, y en el que se percibe el himno del Athletic, aglutina cordilleras de likes en la cuenta de Instagram del club rojiblanco.
Este hecho no ha pasado inadvertido para el equipo de DEIA, que se ha puesto en contacto con ellos para conocer cómo se fraguó esta relación.
El mismo día en el que se conocieron compartieron confidencias, bailaron y, antes de cerrar la noche, intercambiaron sus respectivos números de teléfono.. “Unos días después, tuvimos una primera cita de entre semana que terminó con un beso en frente del Guggenheim. Poco a poco, se fueron sucediendo las citas y casi, casi se daba por hecho que éramos pareja”, relata Iraultza.
La prima de Thanh Thu, no obstante, parecía no pensar lo mismo. “Cuando me nombró en una conversación refiriéndose a mí como su pareja mi prima se extrañó. Le dijo que yo no tenía novio. Se rayó bastante”, reconoce. Iraultza, presto a dejar las cosas claras, quedó con ella al día siguiente. “Me regaló un bote con chuches, corazones y una carta de amor”, afirma. “Tuve que hacer una petición oficial de novio, con una cita organizada para dejar constancia de que la relación es formal, firme, y mis intenciones puras y sanas”, añade Iraultza entre risas.
Desde ese momento las muestras de afecto se multiplicaron. Iraultza, con el paso de los meses, confirmaba que Thanh Thu era, en efecto, el amor de su vida. “Estoy con una persona increíble, y no necesité mucho tiempo para decidir que no quería otra persona en mi vida que no fuera ella”. El bilbaino dice, además, que nadie le ha hecho sentir como lo hace Thanh Thu. Y para expresar todo eso quería hacer algo grande. Quería casarse con ella.
Para ello primero tenía que organizar una pedida de mano. Lo hizo a lo bilbaino, a lo grande. “Vi la oportunidad de poder hacerlo a través de un show – ‘Jamming’ – que está en el Teatro Campos una vez al mes y es de improvisación, lo que me daba margen para poder meterme en medio”, explica. Contactó con Urko, director del Teatro de estilo modernista, y le pareció una idea estupenda. “Él mismo me puso en contacto con el show a mediados de enero de 2021. Se lo planteé para poder hacerlo en julio. Quería prepararlo todo con bastante antelación”, rememora el athleticzale.
No obstante, en esa época el covid mordía a Euskadi. Las cifras de contagios ascendían hasta poner en riesgo la viabilidad del ocio y el espectáculo. La incertidumbre era total y nadie sabía a ciencia cierta qué podría ocurrir de una semana a otra. Iraultza dependía de los resultados del boletín epidemiológico del Gobierno vasco, y éste no auguraba nada bueno. “Me dijeron que el show volvía el 14 de febrero, en San Valentín, y no sabían cuándo les podían cerrar. De repente tuve que juntar a toda la gente y organizarlo todo en menos de un mes”, explica Iraultza.
LA PEDIDA DE MANO
Las jornadas previas al gran momento fueron frenéticas. El teléfono de Iraultza no cesaba de tintinear y las notificaciones se agolpaban en su pantalla. “Recuerdo que el día de la misma pedida estaba hecho un amasijo de nervios, pero mereció la pena. Fue increíble”, asegura. Pese al esfuerzo por contenerse, Thanh Thu notaba en Iraultza “algo diferente”. “Veía que estaba muy sensible, con los ojos llorosos, y pensé que estaría haciendo algo para San Valentín. Pero no me imaginé que la sorpresa sería tan grande”, reconoce.
Ese 14 de febrero la pareja acudió al Campos Elíseos con una hora de antelación. Thanh Thu no entendía por qué. “Luego entendí que él no quería que nos cruzáramos con amigos y familiares – que acudieron al evento –. En un momento dado me giré y vi que las segundas y las terceras filas estaban llenas de amigos de su cuadrilla. Me indigné, claro. ¡Han venido al teatro y no nos han dicho nada!”, relata. Aún así, la sospecha de que algo especial iba a suceder de manera inminente no se cernía sobre la mujer.
Poco después ambos acabaron subiendo al escenario. Y él le pidió matrimonio frente a todas las personas, conocidas o no, que ocupaban las localizaciones. “Fue precioso. Lo que más me emocionó fue que en la pedida mi ama apareciera en la pantalla. Allí sí que rompí a llorar, me emocioné muchísimo”, recuerda con la emoción inundando sus palabras.
Boda en Bilbao y Vietnam
En septiembre de este año contrajeron matrimonio en Bilbao. Y esta semana han hecho lo propio en la otra punta del mundo, en Vietnam. “Como cada uno es de un país queríamos hacerlo en ambos”, explica Iraultza. Esta segunda ceremonia ha estado marcada por el furor que ambos profesan hacia el Athletic. “Lo de siempre, el Athletic se lleva dentro y se lleva a todas partes”, asegura el novio.
El himno del Athletic irrumpió en plena ceremonia. Ni Iraultza ni Thanh Thu se lo esperaban, fue una sorpresa organizada por varios de los invitados al convite. Y es que el Athletic y el sentimiento rojiblanco llega hasta Vietnam. "Le hemos llevado una camiseta firmada por todos los jugadores a mi hermano. Regalazo", asegura la novia. Los suegros, además, también tienen las suyas. Los recién casados aún tienen unas semanas en el país asiático por delante. Es allí donde celebran su luna de miel antes de poner rumbo a Bilbao.