Al igual que en otras muchas localidades, la magia del carnaval transformó por unas horas Irurtzun, que se pobló de variopintos personajes; mucho color, imaginación y humor en una tarde primaveral. Y es que había ganas. Lo cierto es que los 450 tickets que se pusieron a la venta para la comida popular se agotaron pronto y se sacaron otros 150, que también se agotaron, 600 personas en total. Pero no había sitio para más en el comedor de Atakondoa.
Así, con las pilas cargadas, la salida fue de lo más animada, el inicio de una kalejira con la txaranga Galtzagorri. Aguerridos piratas, superhéroes de todos los tipos, cervezas, abejas, Teos, vaqueros, azafatas, personajes de Alicia en el País de las Maravillas, sotas de la baraja o un grupo de escoceses con William Wallace entre otros seres, algunos inclasificables, formaban parte de la comitiva.
El destino era la plaza, zona cero de la fiesta, donde se unieron más cuadrillas, sobre todo familiares. Era el caso de un grupo de princesas con mala dentadura. Y es que en aquella época escaseaban los dentistas, como explicaron. Muy cerca había un grupo de playmobil con ganas de jugar. En otro extremo estaba una tropa de ucranianos que probó los tanques Leopard por las calles de Irurtzun. Y es que todo el mundo tenía cabida en esta fiesta en la que todo es posible. Así, los y las irurtzundarras no quisieron perderse esta invitación a meterse en la piel de otros personajes.
Llegada la noche, fue el momento de retirada de muchos personajes, sobre todo los grupos familiares, mientras salieron otros nuevos, más improvisados y dispuestos a alargar la fiesta. La fiesta continuó por la noche con una fiesta electrónica organizada por Larrazpi.
Las celebraciones comenzaron el viernes, por la mañana en la escuela Atakondoa y por la tarde con la cara rural de esta fiesta. Los joaldunak con sus cencerros encabezaron la kalejira, con los personajes mitológicos de Orritz-Iskidi. Finalizó con la quema de Mielotxin en la plaza Gernika.A