Isabel II, la reina más longeva del Reino Unido, fallecía este jueves en su residencia de verano en Balmoral tras 70 años como monarca, dejando devastados no solo a los británicos, sino al mundo entero.
Considerada por muchos como ‘La Reina’ entre las reinas, Isabel no nació para convertirse en soberana, sin embargo, los vaivenes de la historia terminaron sentándola en el trono británico con solo 26 años y su personalidad y entrega consiguieron que se convirtiera en una de las figuras públicas más admiradas y queridas del planeta, un icono pop, una inspiración para muchas mujeres y, sí, contra todo pronóstico, también en un referente de estilo.
Con un estilo modesto, pero no demasiado sobrio, y austero, aunque no tanto como pudiera parecer, probablemente fue la última monarca que no se ha visto obligada a repetir estilismo o lucir prendas ‘low cost’, y aunque sí repetía algunos de sus looks, solo lo hacía cuando era algo deliberado y transmitía un mensaje concreto, como hizo en homenaje a su marido, Felipe de Edimburgo, al repetir el vestido que lució en el último retrato oficial de ambos.
ISABEL II, ADIÓS AL ÚLTIMO ICONO DEL SIGLO XX
Isabel II se mantuvo fiel a un mismo estilo durante toda su vida, los estándares de mediados del siglo XX dominaron su armario, siempre fue leal a sus diseñadores de cabecera, entre ellos a Norman Hartnell, el encargado de diseñar tanto su vestido de novia como el de su coronación, a su estilista, Angela Kelly, y a sus icónicos bolsos Launer.
En 2015, ‘Time’ resumía el estilo de Isabel II en una sola frase: “La reina no necesita cambiar para estar con los tiempos. Los tiempos se adaptarán a ella”, unas palabras que definen a la perfección el estilo eterno de una soberana que, sin embargo, consiguió convertirse también en reina de la moda, pionera, icono e inspiración de diseñadores tan famosos y reconocidos como Vivienne Westwood o Alexander McQueen.
La reina británica prometió en su juventud servir y acompañar a su pueblo durante toda su vida y en el terreno de la moda también demostró su solidaridad con ellos.
En 1947, dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Isabel utilizó cupones de racionamiento de ropa para comprar su vestido de novia, algo que, por supuesto, ella no necesitaba, pero era una práctica común entre las chicas de la época, así que decidió hacerlo como un gesto hacia su pueblo.
Todos los tejidos utilizados en su armario debían cumplir dos requisitos imprescindibles, que tuvieran un color llamativo y que la tela no se arrugase, además todas las telas se han ido almacenando a lo largo de los años en el palacio de Buckingham, e incluso algunas llevan allí guardadas desde que la reina era solo una princesa, algo que ha facilitado algunos momentos icónicos protagonizados por otras mujeres de su familia, como la boda de su nieta, Beatriz de York, en la que lució un vestido blanco que su abuela ya había llevado en la década de los 60.
UNA SOBERANA A FAVOR DEL ‘RECICLAJE’
Isabel II ha repetido muchas prendas a lo largo de su reinado, pero nunca por azar, de hecho, la forma de combinarlas y los eventos para lucirlas estaban meticulosamente detalladas en un registro que su equipo de asistentes ha llevado al día desde su coronación y fue su propia estilista la que reveló la razón por la que la soberana decidía repetir un mismo estilismo.
“Por lo general, la vida útil de uno de sus atuendos puede ser de alrededor de 25 años”, reveló Kelly en su libro ‘The Other Side Of The Coin: The Queen, The Dresser And The Wardrobe’. “Su Majestad siempre es ahorradora y le gusta que su ropa se adapte y se recicle en la medida de lo posible… Después de dos o tres puestas, una pieza se habrá vuelto familiar para los medios, así que buscamos formas de modificarla o se relega para usar en sus vacaciones privadas en Balmoral o Sandringham”, aunque si esto no era posible, la reina se la regalaba a las modistas de Palacio en vez de desecharla, quienes podían elegir entre quedársela o venderla, esto último siempre sin revelar a quién había pertenecido la pieza.
LA PRIMERA REINA QUE DIJO 'NO' A LAS PIELES
Aunque durante sus primeros años de reinado, y siguiendo la moda de la época, la reina utilizó muchas pieles en su vestimenta, algo que por entonces era un elemento básico del vestidor de la realeza, en el año 2019, con 93 años ya cumplidos, la soberana decidió que era hora de dejar de utilizar este tipo de prendas y decidió que nunca volvería a comprar ninguna pieza hecha con pieles de animales, así lo confirmó el propio Palacio de Buckingham en un comunicado matizando que no se desharía de las piezas más ceremoniales, una decisión que recibió numerosos elogios por parte de varios grupos que defienden los derechos de los animales en el Reino Unido.
MUSA E INSPIRACIÓN DE LA MODA
Isabel II siempre fue descrita como una mujer discreta, sin embargo, su estilo único e irrepetible acabó siendo la mejor inspiración de los diseñadores de moda más díscolos y rebeldes.
En 2012, Vivienne Westwood lanzó una colección cápsula inspirada en la monarca y compuesta por diez vestidos y cuatro pares de pendientes inspirados en modelos que la reina lució en eventos importantes a los que les aplicó su característico sello ‘punk’, y no fue la única que encontró una musa en la figura de ‘La Reina’ entre las reinas.
La firma Alexander McQueen quiso homenajearla en su Jubileo de Diamante, diseñando un bolso de mano con la Union Jack, pedrería y un cierre con forma de calavera, y unos años antes, Isabel también fue la gran inspiración de unos famosos diseñadores, en esta ocasión fuera de las fronteras del Reino Unido, Dolce&Gabbana, que dedicaron su colección otoño-invierno 2008 al estilo de la icónica reina británica.